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OBITUARIO

Bingu wa Mutharika,el represor de Malaui

Su presidencia reformista de 2004 se volvió intolerante

Óscar Gutiérrez Garrido
Bingu wa Mutharika, el pasado mes de enero.
Bingu wa Mutharika, el pasado mes de enero.TONU KARUBA (AFP)

El telegrama, firmado por Fergus Cochrane-Dyet, entonces alto comisionado británico en Malaui (cargo equivalente al de embajador en los países de la Commonwealth), alertaba a la sede diplomática de Londres de que el presidente del país africano, Bingu wa Mutharika, estaba adoptando un aire “autócrata” e “intolerante” ante las críticas sobre su gestión. El contenido del cable diplomático fue publicado por el periódico de Malaui The Nation en abril de 2011 y tras conocer la revelación, el Gobierno expulsó a Cochrane-Dyet del país. El revés en las relaciones con Reino Unido fue clave en el deterioro de la imagen de Mutharika, fallecido el 5 de abril de un ataque al corazón.

No andaba Cochrane-Dyet mal encaminado en su telegrama. Hace tan solo un mes, el Gabinete de Mutharika prohibía a los medios de comunicación referirse al presidente de manera despectiva y ponía a las redes sociales en el punto de mira del Gobierno para evitar cualquier contenido “hostil o negligente” hacia el mandatario. Los grupos civiles criticaron la deriva de Mutharika y le compararon con el dictador Hastings Kamuzu Banda, que dirigió Malaui durante 30 años.

Pero la carta del comisionado británico sobre Mutharika no era la primera de una legación occidental que veía la luz sin quererlo. En agosto del año pasado, Wikileaks incluía en una de sus filtraciones un despacho del embajador de EE UU en Malaui, Peter W. Bodde. El enviado estadounidense cuestionaba el “compromiso” del presidente malauí con la democracia. El cable estaba fechado en diciembre de 2009, apenas seis meses después de que Mutharika revalidase en las urnas la presidencia con una victoria aplastante que dio alas a su lado más duro. Para entonces, Mutharika ya había tachado a periodistas de enemigos y a los empresarios extranjeros de neocolonialistas.

Bingu wa Mutharika nació en Thyolo hace 78 años. Pero lo hizo como Ryson Webster Thom. La ola independentista y panafricana de los años sesenta le incitó a africanizar su nombre. Estudió en Zambia, India y Estados Unidos, donde se doctoró en Economía, estudios que le llevaron a trabajar en el Banco Mundial.

En 2004 se hizo con el Gobierno de Malaui. En su primera legislatura puso en práctica las dotes económicas con las que se presentó en campaña, una ardua tarea en uno de los países más pobres del mundo. Mientras funcionaron los subsidios a la agricultura y las cosechas fueron buenas, con el tabaco como bandera, el crecimiento del país, de hasta un 10%, aupó la popularidad de Mutharika.

Cuando la tierra dejó de responder y subieron los precios de los alimentos, su gestión empezó a perder comba. Los dólares con los que los comerciantes compraban fuera comenzaron a esfumarse, al igual que lo hacían las reservas de combustible. El FMI, que había aconsejado sin éxito una devaluación de la moneda y la Iglesia católica, de la que Mutharika era devoto, no ahorraron críticas hacia su política económica. La crisis acabó con la paciencia de los ciudadanos, que en el verano de 2011 salieron a la calle para mostrar su enfado. La respuesta gubernamental causó una veintena de

muertos.

Este último acto de represión sepultó por completo la imagen de reformista y demócrata que Mutharika se ganó en los primeros años de mandato. Pocos meses después falleció en Sudáfrica, adonde fue trasladado en avión tras sufrir un infarto.

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Sobre la firma

Óscar Gutiérrez Garrido
Periodista de la sección Internacional desde 2011. Está especializado en temas relacionados con terrorismo yihadista y conflicto. Coordina la información sobre el continente africano y tiene siempre un ojo en Oriente Próximo. Es licenciado en Periodismo y máster en Relaciones Internacionales

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