Las deserciones alimentan a la oposición
Los rebeldes reclaman fondos para proteger con armas a la población civil
“La mitad del territorio de Siria ya no está bajo control del régimen”, declaró a principios de mes el coronel sirio Riyad al Asaad, que desde el sureste de Turquía dirige el Ejército Sirio Libre (ESL), que lucha contra el presidente Bachar el Asad.
El anuncio del coronel es una exageración. Más prudente, David Petraeus, director de la CIA, señalaba el 1 de febrero ante el Senado estadounidense que un número “creciente de áreas ya no están al alcance de las fuerzas de seguridad del régimen”.“Los puntos fuertes del ESL son Homs, Idlib [en el norte de Siria] y los suburbios de Damasco, aunque también tiene presencia en otras zonas como Deraa”, explica el sirio Salam Kawakibi, director de investigación de la Iniciativa de Reforma Árabe.
El coronel Al Asaad asegura también que en las filas de su Ejército se han enrolado 40.000 hombres, pero en la web del Consejo Nacional Sirio, que reagrupa al 80% de la oposición en el exilio al régimen, se indicaba en diciembre —último dato disponible— que eran entre 12.000 y 15.000. ¿Quiénes son los soldados del ESL? “Alrededor del 90% son desertores del Ejército regular y el resto son civiles”, explica Kawakibi. En el entorno del coronel Al Asaad, en Turquía, hay unos 40 oficiales.
El Pentágono confirmó el lunes que las deserciones estaban en auge entre los oficiales. “Observamos un cierto número de defecciones de oficiales de alto rango que se pasan a la oposición”, señaló George Little, portavoz del Departamento de Defensa.
El general Mustafá al Cheikh, exjefe de la inteligencia militar en el norte de Siria, es el oficial de más alto rango que ha desertado. El lunes anunció en la televisión Al Yazira que había creado un Consejo Militar Revolucionario y no tardó en enzarzarse en una polémica con el ESL. Sostiene que solo se representa a sí mismo.
“En realidad, el general no quiere ponerse a las órdenes de un coronel, y por eso funda su propio grupo por ahora con pocos seguidores”, comenta un exiliado sirio en el Golfo.
Al Asaad “tampoco da muchas órdenes”, precisa Kawakibi. “Los grupos de desertores que actúan sobre el terreno disponen de una amplia autonomía y Al Asaad es más bien un referente moral y político”, añade.
El exilio señala que el número de deserciones sería más elevado si muchos militares pudieran poner a sus familiares a buen recaudo antes de pasarse a la oposición. De ahí la importancia de crear una franja de seguridad para los civiles en territorio sirio, a lo largo de la frontera con Turquía. La idea se ha estudiado, pero no se ha puesto en práctica.
El ESL se financia a través de algún hombre de negocios árabe que, a su vez, recibe fondos de Catar. No deben de ser suficientes, porque ayer emitió un comunicado, junto con el Consejo Nacional Sirio en el que se hacía un llamamiento a los empresarios sirios para que “participen de manera directa y eficaz en la financiación legítima de las operaciones de autodefensa y de protección de las áreas civiles”.
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