No dimite porque sea inocente. Dimite porque debió dimitir mucho antes, cuando aparecieron las pruebas de su culpabilidad.
Por más que los suyos le tranquilizaran, no podía seguir siendo presidente: iba a dimitir igualmente, solo que un poco más tarde.
Si no lo aceptaba y quería seguir siendo presidente, debía enfrentarse a un juicio que iba a convertir en un espectáculo electoral la discusión de las pruebas de su culpabilidad.
Esto no se lo podían admitir quienes mandan. Podía peligrar la futura y segura victoria: si hubiera hecho falta sus propios parlamentarios le habrían derribado.
Antes de llegar a un espectáculo tan penoso, mejor la dimisión ahora, acompañada del espectáculo fallero.
Pero el insiste en que dimite porque es inocente. Y que lo hace precisamente para demostrar su inocencia.
Además lo adorna: para ofrecer nuevas glorias a España y al Partido Popular.
Y luego grita inocente, inocente. Para eso dimite. Para poder chillar como los niños al final del recreo.
Dimite para desaparecer de una vez por todas, después de ocupar durante dos años todo el espacio político a su alcance y de ganar unas elecciones hace dos meses.
Dimite por haberse emboscado detrás de las urnas para evitar la dimisión.
Pero si dimite ahora es porque se equivocó antes cuando no dimitió. Le engañaron los refranes: quien resiste no siempre gana; el sentido de invulnerabilidad: ¡y por tres trajes!; y los amigos que le persuadieron sobre una cobertura que no existía: él ha aguantado, pero los otros no. Le dejan solo. A la intemperie.
Si hubiera querido reivindicar su inocencia habría dimitido mucho antes o habría fabricado su inocencia pagando los trajes a su debido tiempo, al menos el primer día en que empezó este maloliente asunto.
Hay silogismos difíciles, que cuesta formular y solo en situaciones límites arrojan la conclusión como una máquina expendedora: Camps dimitió súbita e inopinadamente porque se sabe culpable y para evitar la confesión de culpa.
Dimite porque es culpable. Presumiblemente, de dejarse sobornar por unos trajes. Pero con toda seguridad de creerse por encima del bien y del mal, de las leyes y de los tribunales.
Comentarios
Los flautistas de HamelínComo en cualquier obra de teatro, película o escenario asimilado, tres ingredientes en uno, además de dos, son esenciales. La historia del escritor, la adaptación al soporte o medio del guionista y el director son todo en uno para los otros dos ingredientes, la audiencia y la taquilla del inversor y empresario.La historia no importa cuál sea, lo importante es saber venderla. La comunicación con el verbo y la imagen corporativa adecuada, el diseño, el envoltorio, el escenario y así todo lo demás, hacen un todo en uno, a veces acertado y otras difuso en función del acierto y quien sea el prescriptor y receptor.Se rinde, crucificado, dimite y una docena más de eslóganes, son según para quién el particular flautista de Hamelín. Así, el vodevil mediático está servido para seguir manteniendo en precario el negocio que sea.El patio de butacas, los palcos y zonas nobles, el anfiteatro y el paraíso o gallinero, frente al escenario, configuran el entorno de la representación. Decorados, iluminación, profesionales varios y por supuesto siempre los actores. Terminada la función y la recaudación diaria o temporada del estreno, la taquilla determina el seguimiento y aceptación de la audiencia. Los técnicos miden con el share, el prime time y otros anglicismos, el tiempo de la decadencia.Como entretenimiento todo esto está bien. Pero otra cuestión muy grave es, que se juegue con los seres humanos con estas técnicas y procedimiento como instrumento encubierto subliminal de adormecimiento, sometimiento y opresión.Así, los procedimientos y modos de actuación de la política y los políticos en general, seguirán muy lejos de su, libremente elegido, cometido de garantizar la democracia y el bienestar de los ciudadanos con luz y taquígrafos, además de las buenas prácticas.¿En verdad merecemos todo esto? ¿Acaso es producto de la imaginación?
Dimite, en fin, porque no le quedaba otra, aunque casi no lo ve hasta el final. Una dimisión de libro, que dice el Presidente. Lo que ya no es de tanto libro, salvo cerrado, es la defensa numantina que hacen los hombres y mujeres fuertes del partido de su hombre, resaltando lo honorable de su gesto. ¿A quién pretenden engañar si es un acto que ellos ansiaban hace tiempo pero que no se atrevían ni se atrevieron nunca a exigirle? Algún dirigente, de escasa relevancia, eso sí, ha llegado incluso a hablar de persecución. Es cierto, los jueces persiguen a los delincuentes, y ni siquiera los delincuentes se quejan de ello. Y de todos modos, a qué viene tanta retórica del halago hacia una persona que tanto daño ha hecho a la imagen de su partido. El caso Camps será recordado como el caso de la corrupción negada durante más tiempo. Su permanencia, su persistencia más allá de lo recomendable, solo ha conseguido que durante más tiempo se hable de la corrupción en este partido, con la guinda encima de un banquillo con sabor a condena. Qué dirigente con hechuras de tal permite esta agonía. Quien habla de agonías ajenas no supo ver la propia, y al final, si se descuida un poco, se presenta a las elecciones con un barón autonómico de pie ante un estrado, pero esta vez sin crucifijo a lo Cotino, es decir, a escala real.
Un ninot que espera ser indultado pero la obra fue tan mal hecha que no le quedará más remedio que arder en ese fuego purificador.De fondo utiliza el himno de Valencia;"Para ofrecer nuevas glorias a España".Mientras el se proclamaba falsamente inocente ,Trillo vigila sus palabras y Rita casi a punto de sacar una lágrima.Pons sale pronto a la palestra ofreciendo "su belleza en siete días" y señalando la fealdad de otro.Penoso,patético y esperpéntico.Saludos.
Parece que el PP falsea el argumentario para atacar al adversario. Ay, estos del PP, qué mal llevan el caso Camps. Les costará que se les pase el cabreo, supongo que hasta la condena, momento en que el héroe de hoy pasará a villano. Están llevando su apoyo hasta más allá de lo que sugiere el decoro y la decencia políticas. El caso Camps no ha acabado, aunque pretendan dar esa sensación, con la dimisión del ex honorable. No ha acabado, al menos, para todos estos defensores sectarios, pese a que parece que hoy respiran más tranquilos. Camps no ha dicho aún su última palabra y esta defensa cerrada que hacen sus defenestradores parece que busca más asegurar que sus últimas palabras no sean el inicio de otras. Veremos qué dice al juez Flors el dimisionario venal y que tanto temen quienes tanto le alaban. La alabanza expirará el día que muera el crédito de su compañero y eso lo hará la condena. Hasta la condena, todo serán parabienes. Para después de la condena, le recomiendo a Camps que se compre una armadura porque la va a necesitar. ¡Y cómprela, por Dios!
Me gusta mucho Lluís cuando te pones en plan bíblico retratando corruptos españoles.Es un tema TAN importante!Yo te invito Lluís a mirar a España en el espejo de una sociedad abierta. Así en minúsculas, sustantivo y adjetivo, de la mano y sin historia, sin institución intelectual; meras, diminutas palabras, traducibles a otros idiomas, nada de grandes ideas.Una sociedad dónde nadie tiene que pedir disculpas por existir ni al colectivo ni a los burós, dónde no hay verdades de Estado porque la gente no las desea, dónde el Estado no legisla ni quién eres, ni quién amas, ni con quién te juntas, ni cómo ser, ni cómo te desenvuelves económicamente.Y, sin prejuicios de un tipo u otro, hacer el juego de las semejanzas y las diferencias. ¿Se puede decir que la española es una sociedad abierta? ¿Se puede defender por el contrario el claustro y la cultura cínica, que define el mundo de antemano con prejuicios e ideologías?Debe ser duro mantener un blog Lluís, a veces los comentaristas actuamos como pandilleros. Pero al mismo tiempo pocos periodistas en España han tenido el lujo de leer lo que nunca hubieran leído en sus capillas particulares. Lo sabes, en el sentido que se nota que lo sabes, porque hasta cierto punto lo promueves.No me estoy "quejando" de cómo las cosas son en el Páramo (España), al contrario, soy alguien feliz, exultante: los únicos que debemos defender las libertades individuales de la máquina de "soluciones" estatal-gitana que aquí en España todos legitiman con sus ladridos-voto, somos cada uno de nosotros, y no nuevamente el Estado.Háganse hombres, y hombres libres, en una España global y no local (lo que incluiría aceptar el pequeño detalle de nuestra dimensión americana), de una maldita vez.Entonces podremos empezar a hablar entre semejantes.Los mejores os estamos esperando.
Claro, que quién teme al venal, si se confirma que se vendió. De vendidos al río, eso si es que se celebra el juicio, porque digo yo que ahora, como ciudadano normal, sin los focos mirando al detalle, igual consigue recaudar fondos para pagar la deuda y se reconoce culpable para evitar el juicio.
Y una última cuestión: ¿cuántos seguirán llamándole Paco Camps si es condenado por vestirse a cambio de otorgar favores? Lo veremos, veremos entonces la grandeza de quienes hoy le defienden.
Asistimos a una sesión continua de mentiras y fingimientos, si finalmente el dimitido es condenado o termina por conformarse con la acusación. Si tal cosa ocurre, podremos afirmar que primero nos mintió el vestido por cuenta ajena y acto seguido nos quisieron engañar sus defensores por cuenta propia. De la primera se habrá respondido plenamente, penal y políticamente, pero de la segunda solo podremos tomarnos la revancha en las urnas.
CIRO: ¿que hacemos con los de Oslo, 'dialogamos' con ellos, o mejor ponemos un 'mediador' de conflictos? ¿O mejor les explicamos las ventajas de la tolerancia, la libertad de religión y expresión y el buen rollito? Seguro que nos entenderán ¿verdad? Y mientras tanto ¿sólo hablamos, o hacemos algo mas... por las dudas?
No, a los asesinos solo queda detenerles y juzgarles.
¿Por qué nos odiarán tanto?, deberíamos preguntarnos. Y ya por preguntarle a usted, ¿cuál podría ser la solución para acabar con el fanatismo? Habla de dialogar con ellos, de explicarles las bondades de nuestro sistema, pero no sé si ello serviría. Con el terrorismo etarra, por citar un ejemplo cercano, se ha tratado de hablar en otros tiempos pero sin contrapartidas, y al final, ha sido la presión policial y judicial la que les ha arrinconado. No sé si con estos será suficiente. ¿Qué contrapartidas piden los terroristas de Al Qaeda? A nosotros nos piden que nos vayamos de Afganistán, y ya de paso, aprovechando que el Guadalquivir pasa por Sevilla, que les demos Al-Andalus. Qué les piden a los noruegos. A veces, con ciertos criminales lo peor que te puede pasar es no llevar nada en la cartera.
A veces, emplear una palabra equivocada te puede condenar de por vida, sobre todo si es mal entendida. Alguien me recordó que esta batalla contra el terrorismo estaba casi ganada, y que desde lo del 11-S, 11-M y 7-J, no se habían producido ataques. Oslo se suma a la desgraciada cadena con su 22-J, o el de Estocolmo de hace siete meses. Atentar es lo más fácil del mundo, lo sabemos en España. Podemos decir que somos mejores y que somos más fuertes, pero nuestro propio régimen de libertades nos hace más vulnerables. También tenemos una gran capacidad para recuperarnos y seguir haciendo frente al enemigo con más y mejores medios, pero ¿es suficiente? ¿Acabaremos con ellos o acabaremos por entender que ninguno puede con el otro?
Dimite. Y un día después intervienen la CAM, que supuestamente iba bien y que su gobierno y partido arruinó --más bien una asociación para delinquir.
Pues mire C, no sé si será el diálogo lo que se impone,aunque siempre es mejor,pero acaban de apuntar que lo de Oslo , los responsables son grupos locales y no terrorismo internacional...Mejor reflexionar,mejor la paciencia que escupir fuera del plato.Un saludo
Y qué razón tiene, Brisa. Mejor dar la noticia bien que darla mal por querer ser el primero. Pero bueno, peor es todavía saber quién ha sido y decir que ha sido otro por intereses espurios.
Escuchado ayer a última hora en la piscina de la Generalitat valenciana:-Señor Camps, ¿Usted ya no nada nada?-Es que no me traje traje.(Anónimo)Un saludo.
C. Harías carrera en el periódico de Murdoch, una pena que lo haya cerrado. ¿En qué basas tus acusacions?, o estás simplemente dando alas a tus prejuicios...El tema es Camps, su mitomanía, su cleptomanía, sus trapichéos e irregularidades, sus "compañeros de equipo", su moral y ética -o la falta de ellas- su constante negación de la realidad. En otras palabras la peór expresión de la política, que no tienen la menor conexión con la violencia física, ni el terrorismo nacional o internacional -por el motivo que fuese.Cuando se demuestre que te equivocaste, y apuesto doble contra sencillo que sucederá, esperemos que por lo menos pidas disculpas por tus precipitadas e injustas conclusiones. Sin acritud.
Con el terrorismo empieza a ocurrir algo parecido a lo que ocurre con la inmigración: siempre se echa la culpa al de fuera, así de primeras. No ayuda a esta percepción el que grupos ligados a Al Qaeda saltan a la primera que explota para atribuirse la autoría del atentado, como el que se alegra de cualquier acción que vaya dirigida contra sus mismos objetivos y solo busca participar de su repercusión.
Si todo se confirma, se trataría de un miembro de la ultraderecha con tendencias islamófobas, que ha pensado que las juventudes progresistas eran el mejor sucedáneo para alimentar su odio.
El verbo hablado y escrito, es una grave limitación del conocimiento y el pensamiento que libremente vuela sin límites...
El atentado en Noruega me ha entristecido mucho.
De alguna manera, parece sugerir que incluso a quienes tenemos por modelo, temen la zozobra que nos viene (y que parece que se dilata eternamente en la espera).
Me entristece por un país, cuya vocación es pacífica y de esfuerzo común.
Evidentemente, quienes han hecho eso, lo han hecho por maldad.
Cuando se mata, es por lanzar un aullido que espanta la razón, que desata nuestros miedos y temores más irracionales y pretende responderlos en el mapa cenagoso de nuestro hipotálamo o el de nuestros semejantes.
¿Nos hemos domesticado, o simplemente creemos serlo?
Las sociedades libres se basan en la creencia, en la necesidad de un mínimo de sociedad, de civilización.
Al contrario que los orangutanes, el homo sapiens aguanta difícilmente la soledad, tanto la externa como la interna.
Y por ahí se rompe la costura de las sociedades, puesto que no siempre hay respuesta al dolor del miedo, al sudor acre del temor y a esas acciones generadas aparentemente por un cálculo enfermizo, pero enraizadas en ese humus del cerebro que rechaza la posibilidad de "lo diferente", de lo inesperado, o de la fría posibilidad de que la existencia sea un mero azar.
No hay respuesta, excepto el sentido de que no hay más que responder con los mecanismos que nos hemos dado, el Estado de Derecho, y la contención social de semejantes desastres.
La Razón no siempre es suprema, y por eso pasan estas cosas. Puede usarse en pro del mal, volverse como una célula cancerosa, y dañar.
Entenderlo, superarlo y controlarlo,prevenirlo ¿quizá?
En ese intento radica la idea noble de la democracia.
Pero es una zozobra brutal en sociedades acostumbradas a certidumbre de una seguridad cotidiana.
Y por eso es un reto responder.
Mi más sentido pésame a los noruegos, y también mi apoyo.
CIRO: ¿usted cree que se puede 'dialogar' con monstruos como el de Oslo? ¿se va enterando usted que el fanatismo es una enfermedad psiquiátrica incurable y muy peligrosa? Hay gente con la que se puede dialogar, negociar y entenderse (Gorbachov, por ej.) y hay gente con la que eso es imposible (Hitler, Bin Laden, por ej.) No somos todos iguales... en absoluto!
Para algunos parece mas grave aceptar unos trajes en Valencia que robar millones de dinero público en Andalucía.
Suscribo íntegramente el comentario de Lambda.Simplemente Gracias.
El hecho en sí es lo esencial y grave. La cuantía es irrelevante pues, es cuestión de oportunidad. Por eso las leyes penalizan más el hecho y la reincidencia, que la cuantía, independiente de los atenuantes, que no eximentes.
No estoy seguro de la justicia en estos términos y tiempos,según en qué circunstancias, pues no es lo mismo que el acto lo cometa un funcionario que un gobernante, dirigente o ejecutivo que un ciudadano normal sin responsabilidad y cargo en el que muchas personas dependen de sus decisiones.
Amigo psiquiatra: un buen lugar para estos locatis sería el zoo, pero dentro de las jaulas de los animales feroces y en permanente contacto con ellos, a ver si se les pega algo de ellos y solo atacan cuando se encuentran acorralados y por hambre, no de manera gratuita e innecesaria como el monstruo de Oslo. Claro que no hay nada que dialogar con quien carece de raciocinio, pero por ello mismo hay que utilizar mucho más la razón que con quien está desprovisto de ella, siquiera hasta tenerle controlado del todo. Hasta tenerle cogido, cualquier arma es buena, incluido el engaño que promete garantías.
Valores,toda corrupción es denunciable y detestable,y todas pasarán por donde deben para ser juzgadas.Camps mintió descaradamente antes de unas elecciones.Los trajes ¿a cambio de qué?. En Andalucía ya se están juzgando los hechos.Quien es demócrata debe estar en esa linea que la ética marca,no fuera o de lado,tan solo porque esta democracia sea eso;democracia y no un nido de mafiosos.Es nuestra responsabilidad como ciudadanos no votar a sospechosos de corrupción que mienten.
Con la civilización todo tiene solución. Con la barbarie no hay futuro para nadie. Lo de Oslo ha sido un ejercicio de barbarie desde dentro de la civilización. La civilización, como la razón, también crea monstruos. La cuestión es cómo defenderse de ellos, pues resulta imposible impedir su nacimiento.
Aunque no sea el tema que tratas, Lluís, yo también quiero hablar de la tragedia de Noruega, porque me ha llamdo la atención el titular y el contenido de la crónica que hoy publica R. Martínez de Rituerto: "Un extremista camuflado de cristiano y ecologista". El asesino noruego será cristiano y de derechas, pero no ecologista: ningún agricultor ecológico compra seis toneladas de fertilizante químico, ni siquiera medio kilo, porque está prohibido por todos los Consejos Reguladores del mundo. Dice Ricardo Martínez que es "director de una explotación agraria que desarrolla la línea bio". La línea bio no tiene nada que ver con los productos procedentes de la agricultura ecológica. Se trata de una denominación muy interesada, que trata de confundir al consumidor poco informado y de aprovecharse del prestigio de los productos verdaderamente ecológicos.
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