La ONU ve indicios de genocidio en Congo pero emplaza a un tribunal a que lo dictamine
La ONU publica su controvertido informe sobre la violación de derechos humanos en el antiguo Zaire de 1993 a 2003
Tras verse forzada a retrasar varias semanas su publicación, Naciones Unidas ha sacado a la luz la versión final de su informe sobre las atrocidades cometidas por las fuerzas combatientes contra civiles en el Congo, entre marzo de 1993 y junio de 2003. El tono de la acusación contra las tropas ruandesas y ugandesas ha sido rebajado respecto al borrador filtrado en agosto. Pero mantiene la sugerencia de que pudo haber actos de genocidio.
El esperado informe, que se apoya en 1.280 testigos y 1.500 documentos, cita 617 incidentes graves en los que decenas de miles de personas perdieron la vida en manos de las fuerzas combatientes durante esa década. También habla de asaltos sexuales, mutilaciones y otros crímenes que suponen una seria violación de los derechos humanos y de la ley humanitaria internacional. "Muchos de los ataques fueron dirigidos hacia civiles no combatientes, principalmente mujeres y niños", denuncia el informe de 550 páginas, en cuya elaboración participaron 33 grupos de trabajo. La investigación arrancó en 2005, dos años después de que el acuerdo de paz en la República Democrática del Congo fuera operativo.
La violencia fue "indiscriminada"
También se estima que 30.000 niños fueron reclutados o utilizados por las fuerzas armadas y grupos combatientes durante los años del conflicto. "Los niños han sufrido demasiado", lamenta la ONU, y cita expresamente que esta "violencia indiscriminada" incluye la tortura, la crueldad así como el desplazamiento forzado y la destrucción de pueblos enteros.
"No hay un informe que describa mejor los horrores que sufrió la población civil" en la antigua Zaire, señala la alta comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay. La ONU dio tiempo a las implicadas para que hicieran sus comentarios, tras la protesta el pasado verano por parte de Ruanda y Uganda a raíz de la filtración del texto el pasado verano.
La ONU sigue esencialmente sin comprar la versión que ofrece Ruanda y Uganda de los hechos, en la que justifica el envío de tropas hacia el Este del Congo para perseguir a los responsables de la matanza de cerca de 800.000 tutsis y hutus moderados en 1994, sangría que manchó la reputación del organismo por la incapacidad de las fuerzas desplegadas en la zona para evitarlo.
Pero a pesar de que la ONU recurre a un lenguaje que hace menos fácil una causa por genocidio ante los tribunales, el Gobierno ruandés, a través de su ministro de Exteriores, Louise Mushikiwado, considera el documento "defectuoso y peligroso de principio a fin". Es más, creen que la publicación del texto puede ser el detonante de una nueva oleada de inestabilidad en la región.
Uganda tilda de "basura" el informe
La parte ugandesa, que también estuvo envuelta en algunos incidentes, califica la investigación de "basura" y lamenta que no se tenga en cuenta su parte de la historia. Ambos países insisten en los esfuerzos que están haciendo en el marco de la ONU para preservar la seguridad y la estabilidad en África, con miles de cascos azules en Chad, Liberia, Sudán y Somalia.
Amnistía Internacional cree, sin embargo, que la investigación llevada acabo por la ONU es "exhaustiva", y pide a los países donantes que se presione para que se persiga y castigue a los responsables de estos crímenes. La organización no gubernamental cree que esa es la manera de romper con el ciclo de violencia e impunidad que sufre la región.
El informe también examina los pasos hacia la reconciliación, y formula una serie de opciones para asistir a su Gobierno a la hora de castigar a los responsables de las violaciones y crímenes más serios. Este ejercicio, indican desde la ONU, sentará la fundación de una paz duradera y para el desarrollo del país. "Es el primer paso para contar la verdad", remachó Pillay.
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