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Todos contra el candidato Serra en Brasil

La líder ecologista aspiraría a pactar con Dilma Rousseff el futuro Gobierno

La candidata del Partido Verde (PV) a la presidencia de Brasil, Marina Silva, ha dado un nuevo e inusitado giro a la campaña electoral al recrudecer sus ataques, especialmente contra el aspirante socialdemócrata y segundo en las encuestas, José Serra. Según el grueso de los analistas políticos brasileños, ésta es la tendencia observada en el último debate electoral, transmitido en directo solo en Internet, en el que la combativa Silva pareció ser bastante más benévola con la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) y favorita en todos los sondeos, Dilma Rousseff. La candidata de Lula estaría hoy entre 11 puntos (según el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística -IBOPE-) y 16 puntos (según Vox Pópuli) por delante de su adversario más directo, el ex gobernador del poderoso Estado de São Paulo. Este amplio margen le otorgaría la victoria en la primera vuelta si las elecciones se celebrasen ahora.

El equipo de campaña de Silva, que cada día encuentra más dificultades para arañar votos del consolidado electorado del PT, fuertemente apuntalado desde la retaguardia por el presidente Lula da Silva, cuya altísima popularidad continúa inmaculada, parece haber puesto en su punto de mira al aspirante del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). No cabe duda de que en este momento Serra se perfila como una presa más fácil para Silva, al encontrarse más debilitado que su adversaria, Rousseff, que emprendió su campaña casi como una desconocida por el electorado y, hoy, a casi un mes y medio de las elecciones, ya acaricia la victoria. La líder ecologista trabaja con el escenario de pactar con el PT para formar el futuro Gobierno, de manera que en este momento lo más pragmático es ir a la yugular de quien tiene menos posibilidades de ganar. Sus votantes, además, se identifican mucho menos con Serra.

El resultado de esta enrevesada lógica electoral no puede ser más nefasto para Serra, que ha visto cómo el apoyo de los electores a su proyecto ha ido menguando con el paso de las semanas. La sensación es de que los equilibrios electorales iniciales han saltado por los aires y de que ahora el socialdemócrata se encuentra más solo que nunca. Esto no quiere decir en ningún caso que exista algún tipo de acuerdo para formar un frente común anti Serra entre las dos candidatas: aunque la nueva estrategia de Silva juegue a su favor, todo apunta a que Rousseff se basta por sí sola para ganar las elecciones.

En cualquier caso, Silva adelantó ayer que nadie debe extrañarse si ella también hace uso del nombre de Lula da Silva durante su campaña, ya que su imagen ha estado ligada a la del presidente durante 30 años, cinco de ellos como ministra de Medio Ambiente. Silva únicamente se comprometió a "no hacer uso oportunista de la imagen de Lula". Indirectamente se refería a Serra, que anteayer apareció en su espacio de propaganda televisiva junto al líder brasileño mientras una voz en off trazaba paralelismos entre las dos trayectorias políticas.

El nuevo tablero electoral no le ha pasado por alto al equipo de Serra, que desde hace algunos días ha enterrado la estrategia de eludir las críticas demasiado incisivas a la gestión de Lula y ahora se muestra como un candidato mucho más agresivo. "Para revertir la escalada imparable de Dilma, Serra ya no tiene que intentar brillar, sino destruir la buena imagen de su oponente", comentó tras el último debate uno de los columnistas políticos del rotativo Folha de São Paulo.

La candidata presidencial del Partido Verde, Marina Silva (izquierda) en la apertura de la bolsa de Sao Paulo, el jueves.
La candidata presidencial del Partido Verde, Marina Silva (izquierda) en la apertura de la bolsa de Sao Paulo, el jueves.AP

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