Duisburgo rinde homenaje a las víctimas de la tragedia de la Loveparade
El alcade de la ciudad alemana no acude al funeral "por respeto a las víctimas" y causa la indignación de los familiares
Una misa en Duisburgo ha recordado hoy a los 21 muertos de la Loveparade del pasado sábado. Han participado en la ceremonia los familiares de las víctimas, la canciller federal Angela Merkel y la primera ministra de Renania del Norte-Westfalia Hannelore Kraft.
Ha sido una misa ecuménica, oficiada por los obispos de la Iglesias Evangélica y Católica de la región, a la que han acudido también el presidente federal Christian Wulff y el ministro de Exteriores y vicecanciller Guido Westerwelle. La Iglesia del Salvador, en el centro de Duisburgo, ha acogido a 550 personas. Las autoridades han retrasmitido la misa en pantallas gigantes dispuestas en 14 parroquias y en el estadio local, desde donde miles de personas han seguido la ceremonia. El alcalde de la ciudad, el democristiano Adolf Sauerland, no ha acudido a ninguno de los homenajes "por respeto a las víctimas".
"Ya nada es como era antes", decía una pancarta colgada sobre la entrada del túnel donde comenzaron la aglomeración y el pánico que causaron las 21 muertes, entre ellas las de dos estudiantes españolas de 21 y 22 años. Pero algunas cosas no han cambiado en Duisburgo, empezando por su alcalde. El democristiano se ha negado a dimitir, aduciendo que eso significaría reconocer una culpa aún por probar. La fiscalía investiga el posible "homicidio negligente" de 21 personas. Todavía contra un "autor desconocido".
Peticiones de dimisión
No obstante, muchas peticiones de dimisión salen de la propia Unión Demócrata Cristiana, el partido que preside Merkel y al que pertenece Sauerland. Pero una dimisión le costaría al alcalde, elegido en 2004, su sueldo y su jugosa pensión: más de 10.000 euros mensuales. Diversos medios informaban ayer de que Sauerland pretende aguantar hasta que los concejales lo depongan, posiblemente en octubre. Así conservaría sus ingresos hasta 2014 y no echaría en saco roto su bonita jubilación. La policía ha reforzado la seguridad personal del alcalde, debido la avalancha de amenazas de muerte recibidas por el ayuntamiento durante toda la semana.
Quien sí estuvo a la altura de las circunstancias fue la primera ministra Kraft, recién elegida para gobernar Renania del Norte-Westfalia en una coalición de socialdemócratas y verdes. Con sus palabras de hoy en la iglesia, Kraft ha brindado la declaración oficial más emotiva y convincente de todas las prodigadas durante la semana pasada desde el desastre. Con la voz entrecortada, ha recordado a las víctimas alemanas y a las extranjeras, a los heridos y al resto de los afectados. "Por todos ellos, como también por nosotros mismos, tenemos la obligación de esclarecer sin fallas estos sucesos inconcebibles". Ha prometido que así se hará. La canciller Merkel, que acababa de reunirse con algunos familiares de los muertos, escuchaba en la primera fila con los ojos cerrados y expresión de pesadumbre. Se ha ido sin hacer declaraciones. Las banderas han ondeado a media asta en toda Alemania.
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