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El presidente de Kirguizistán está dispuesto a renunciar si el nuevo Gobierno garantiza su seguridad

Kurmambek Bakíev pide una negociación cara a cara con la líder del Ejecutivo interino, Rosa Otunbáyeva, en una ciudad del sur del país

El presidente depuesto de Kirguizistán, Kurmambek Bakíev, ha señalado hoy que podría renunciar al cargo si a cambio el Gobierno interino del país garantiza su seguridad. También ha solicitado que se ponga fin al estado de confusión que se vive desde los enfrentamientos entre opositores y fuerzas de seguridad del pasado 7 de abril, que terminaron con la toma de la sede de la Presidencia y del poder por parte de la oposición.

Se trata de la primera vez en que Bakíev, quien ha buscado refugio en su región natal al sur del país tras huir de la capital, Bishkek, plantea la posibilidad de ceder el poder. Para ello, ha delimitado unas estrictas condiciones. La primera es, según ha dicho a los reporteros ante su yurta (vivienda tradicional de las estepas de Asia Central) de la localidad donde nació, "la garantía de que cesa el trasiego de personas portando armas". La segunda garantía que ha demandado es la que se refiere a su seguridad personal y a la de su entorno.

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Antes de estas palabras, el Gobierno interino había anunciado su disposición a negociar con Bakíev, tras indicar ayer que se planteaban una operación para detenerlo. "Nuestros representantes están con Bakíev", indicaba el viceprimer ministro de Seguridad, Azimbek Beknazarov. "A él le corresponde decir cuándo y en qué condiciones" se llevarán a cabo las conversaciones". Beknazarov respondía así a una llamada de Bakíev a la líder del autoproclamado Ejecutivo interino, Rosa Otunbáyeva, para negociar con ella cara a cara en Jalal-Abad (sur) ya que en la capital su seguridad no estaba garantizada.

La renuncia de Bakíev podría comenzar a clarificar la situación en la ex república soviética. El autoproclamado Gobierno interino ha indicado que su aliado clave es Rusia, país que le dio un espaldarazo con una llamada de su primer ministro, Vladímir Putin, a Otunbáyeva, en las primeras horas tras la toma de la sede presidencial. Algunos ministros han ido más allá y han indicado que podría acortarse el contrato de arrendamiento a EE UU de la base militar de Manas, una instalación que disgusta a Rusia y que para Occidente es clave en la logística de la guerra de Afganistán.

El presidente depuesto de Kirguizistán, Kurmambek Bakíev, saluda a sus seguidores antes de un mitin en Jalal-Abad (sur del país).
El presidente depuesto de Kirguizistán, Kurmambek Bakíev, saluda a sus seguidores antes de un mitin en Jalal-Abad (sur del país).AP
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