Villepin se sienta en el banquillo acusado de manipulación para torpedear a Sarkozy
El ex primer ministro francés podría haber falsificado en 2004 un listado de personalidades, entre ellas el actual presidente galo
Este lunes ha comenzado en el Palacio de Justicia de París el juicio por el caso Clearstream, un proceso en el que se mezclan espías, información privilegiada, expertos en informática, cuentas bancarias falsificadas y dos personajes principales de la política francesa: el ex primer ministro, Dominique de Villepin, acusado de "cómplice en denuncia calumniosa", entre otros cargos, y el actual presidente de la República, Nicolas Sarkozy, una de las víctimas del montaje, que se presenta como parte civil en la denuncia.
Los dos políticos eran ministros en 2004, cuando explotó el caso y cultivaban una rivalidad antigua y enconada que no ha remitido jamás. Este lunes, los abogados de Villepin solicitarán, precisamente, que Sarkozy se retire como parte del caso porque consideran que, como presidente de la República, y por lo tanto aforado, "tiene todos los derechos y ningún deber". A juicio de los defensores del ex primer ministro, esto constituye "una violación de la igualdad del proceso". El Tribunal, en principio, deberá dilucidar sobre eso.
El ex primer ministro ha llegado a las 13.30 horas a la sala acompañado por su mujer y tres de sus hijos en medio de aplausos, según informa la prensa local. "Estoy aquí por la voluntad de un hombre, estoy aquí por el ensañamiento de un hombre, Nicolas Sarkozy, que es también presidente de la República", ha declarado De Villepin antes de que comenzara el juicio en el tribunal correccional de París.
"Saldré libre y limpio en nombre del pueblo francés", ha añadido, subrayando que "algunos querrían creer que no hay en nuestro país proceso político". "Yo también quiero creerlo y sin embargo aquí estamos en 2009 y en Francia", ha lamentado. "La justicia es un bien precioso pero es también un bien frágil que reclama el compromiso de todos. Sé que la verdad triunfará", ha remachado antes de entrar en el juzgado.
El miércoles empezará el desfile de testigos, con la comparecencia del informático y matemático Imad Lahoud, acusado de falsificar cuentas bancarias e introducir, fraudulentamente, el nombre de Sarkozy y el del ex presidente del conglomerado aeronáutico EADS, Jean-Louis Gergorin, acusado de orquestar toda la manipulación. Éste lo niega y afirma que actuó de buena fe, creyendo que las listas eran verdaderas y, en todo caso, bajo el conocimiento (y las órdenes) de Villepin.
La acusación sospecha que éste actuó con la secreta intención de desacreditar a Sarkozy y apartarlo de su carrera hacia El Elíseo. El ex primer ministro niega todo y afirma, cada vez que sale en televisión, que tiene ganas de declarar "para explicarlo todo" y se siente a su vez víctima del peso de Sarkozy sobre la justicia. De cualquier forma, se sentará en el banquillo de los acusados, declarará el 30 de septiembre y se arriesga a ser condenado a cinco años de cárcel, a una multa de 370.000 euros y al entierro de su carrera política.
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