Quimérica Chimérica
Una quimera es un ser mitológico y fantástico, mezcla de dos especies animales distintas. El término se utiliza también en ingeniería genética para designar los seres producidos en el laboratorio con la mezcla de células de animales diferentes. Para la Real Academia es "lo que se propone como posible o verdadero no siéndolo". El británico Niall Ferguson es el inventor de una quimera que además enuncia su propio nombre: Chimérica, palabra que utiliza para designar a un país imaginario formado por China y América, a las que llama respectivamente Chimérica oriental y Chimérica occidental, y que en inglés significa exactamente quimérica.
Hay que subrayar que la parte oriental de Chimérica no ha hecho más que ganar peso respecto a la occidental en los últimos años, principalmente durante la etapa de Bush en la Casa Blanca. Pero es el actual presidente de Chimérica occidental el que tendrá que soportar la desventaja concedida. En la cumbre celebrada estos días en Washington, la preocupación de Pekín por el descontrol del déficit público americano y sus consecuencias en el valor de los bonos acumulados se ha hecho notar mucho más que el desasosiego de Obama por la escasa consideración hacia los derechos de las minorías y las libertades individuales por parte de las autoridades chinas.
Para que Chimérica tenga larga vida y sea la superpotencia del siglo XXI no basta con una buena ecuación entre intereses mutuos, sino que hace falta algo más de equilibrio y una cierta convergencia económica y política. Su primer y mayor servicio al conjunto del planeta, con el que deberá demostrar su propia consistencia, será reducir sus emisiones de gases a la atmósfera, de la que es líder absoluto y por ello principal responsable de los males que se vinculan al calentamiento global: el 40% de las emisiones le pertenecen, y si su parte occidental es ahora el primer emisor con el 22%, la oriental es el segundo con el 18,5% y pronto se convertirá en el primero.
Chimérica es también el nombre que podemos darle a un mundo gobernado, la otra denominación del G-2, la institución que va a sustituir al G-8 y al G-20 si los otros, también los europeos, no espabilan. Pero mundo y gobernado son por el momento términos tan quiméricos como la propia Chimérica. Para que funcionen en el futuro uno y otra, los actuales términos tan desproporcionados de la ecuación que han sido la garantía de éxito deben empezar a invertirse. Y por este lado, el económico, son los occidentales quienes deben realizar el mayor esfuerzo. Pero la mayor convergencia debe ser política, y ahí el esfuerzo corresponde a los chiméricos orientales, aunque algo tendrá que hacer Obama para animarles. Sin pluralismo político, sin un sistema judicial independiente y una democracia parlamentaria eficaz, sin medios de comunicación libres en su parte oriental, Chimérica seguirá siendo una quimera, que en cualquier momento puede desarrollar sus reflejos más monstruosos y amenazantes.
(Enlace, con el artículo de Niall Ferguson)
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