El Tratado de Lisboa supera otro obstáculo en la República Checa
La Cámara Baja aprueba el documento, que ahora queda en manos del Senado donde se enfrenta los euroescépticos y la cuestión del escudo antimisiles
Con 125 a favor y 61 en contra, el Parlamento de la República Checa, país que ocupa la presidencia de turno de la Unión Europea (UE), ha aprobado el Tratado de Lisboa, en un paso muy importante para su ratificación final aunque no definitivo.
Tras superar la necesaria mayoría cualificada de tres quintos en el Parlamento, el tratado ahora debe ser ratificado por el Senado. El voto de esta cámara está previsto para el mes de abril, donde podría estar semanas o incluso meses hasta que los senadores permitan desbloquear su aprobación que antes quieren ratificar el plan que dejará a Estados Unidos instalar su escudo antimisiles.
Fue un grupo de senadores del gobernante Partido Democrático Ciudadano (ODS), formación que controla la Cámara alta, la que había impugnado el texto del Tratado ante el Tribunal Constitucional de la República Checa, y es probable que traslade nuevas reservas sobre el texto a esa Corte.
También requiere la firma del jefe de Estado, el polémico antieuropeísta Vaclav Klaus. El jefe de Estado checo ha anunciado que firmará la ratificación sólo después de un segundo referéndum en Irlanda, país que rechazó el año pasado la versión revisada del documento.
El Tribunal Constitucional de la República Checa ya dictaminó que el Tratado de Lisboa no vulnera las leyes de este país. Con esta decisión, se eliminó uno de los últimos obstáculos para la ratificación del texto, pero Klaus calificó la decisión del Constitucional de "subjetiva" y "conceptualmente errónea". "Ha sido una decisión política", afirmó Klaus, que se niega a estampar su firma en el tratado hasta que lo ratifique Irlanda.
Según recientes encuestas, una amplia mayoría de la población checa -más del 60%- está a favor del Tratado de Reforma de la UE que debe regular el futuro funcionamiento interno de la Unión.
El texto también está pendiente de Polonia, cuyo presidente, Lech Kaczynski, no lo ha firmado pese a que ya fue ratificado por el Parlamento.
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