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La fiscalía británica pedirá que los siete acusados de una conspiración aérea sean juzgados de nuevo

La decisión se produce después de que el jurado en el primer proceso concluyese el pasado lunes que no había pruebas de que los imputados estuviesen planeando un ataque de esas características

La Fiscalía británica ha iniciado las gestiones para la celebración de un nuevo juicio contra los siete británicos que el pasado lunes quedaron libres tras meses de proceso por la supuesta trama para perpetrar en 2006 el mayor atentado en la historia de Reino Unido mediante la encadenación de detonaciones en vuelos transoceánicos en pleno recorrido.

Después de que tan sólo tres recibiesen cargos por conspiración y de que el jurado fuese incapaz de consensuar un veredicto sobre el virtual peor atentado tras el del 11 de septiembre del que mañana se cumplen siete años, la Fiscalía prevé lograr un nuevo juicio sobre las mismas imputaciones sobre las que no se logró un acuerdo tras más de 50 horas de deliberaciones.

Tres de los presuntos terroristas islámicos, Abdulá Ahmed Ali, Assad Sarwar y Tanvir Hussain, menores de 30 años, se declararon culpables de conspirar para provocar explosiones, así como de causar molestias a la población con vídeos de amenazas y reconocieron en la corte londinense de Woolwich Crown haber ideado una trama.

Además, los cargos por grabaciones en las que apelaban a la yihad (guerra santa) fueron admitidos también por otros dos de los juzgados por una operación en cadena que supuestamente pretendía introducir en los aviones artefactos explosivos a partir de líquidos embotellados que querían hacer estallar en el aire, una vez partiesen del aeropuerto de Heathrow.

No obstante, todos negaron siempre las imputaciones de conspiración de asesinato entre el 1 de enero y el 11 de agosto de 2006 que centraron un proceso que comenzó el pasado mes de abril contra los promotores de un ataque que, de producirse, podría haber dejado un balance de víctimas "sin precedentes" en el país, según la acusación.

El objetivo de los sospechosos era introducir en los aviones instrumentos manipulados por ellos mismos que preveían detonar una vez alcanzada la velocidad de crucero, para garantizar así que ninguno pudiera salvarse una vez explotase la primera bomba. Su detención en agosto de 2006 llevó al endurecimiento de los controles de seguridad en Reino Unido y a una mayor espera en los principales aeropuertos de las islas.

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