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Entrevista:PLÁCIDO MICÓ | Único diputado opositor y líder del CPDS

"Guinea es peor que Zimbabue"

Plácido Micó, que mañana cumple 45 años, es secretario general de la Convergencia para la Democracia Social (CPDS) y único diputado opositor en un Parlamento de 100 escaños, la máxima expresión de disidencia permitida en el régimen de Teodoro Obiang Nguema en las últimas elecciones del 4 de mayo. El presidente que rige de forma autoritaria la ex colonia española de Guinea Ecuatorial desde 1979 parece tener las manos libres ante una comunidad internacional que mira a otro lado ante sus desmanes. Según Micó, la razón son los casi 500.000 barriles de petróleo que multinacionales, sobre todo de EE UU, extraen cada día desde las plataformas marinas y que no han servido para paliar la pobreza de la mayoría.

"España ha cedido ante el régimen a cambio de unas relaciones normales"
"Desde que hay petróleo, nadie le habla a Obiang de derechos humanos"
"En mi país no hay librerías ni una biblioteca; tampoco guarderías públicas"

Pregunta. Guinea y Zimbabue sufren dos autócratas que roban elecciones y maltratan a la oposición. Robert Mugabe tiene tratamiento de paria y Obiang de "gobernante amigo" en palabras de Condoleezza Rice, secretaria de Estado de EE UU. ¿Por qué?

Respuesta. Guinea tiene petróleo; Zimbabue, no. Desde que comenzó a extraerse, la mayoría de los países e instituciones internacionales ha dejado de lado las violaciones de los derechos humanos. Prefieren mantener buenas relaciones con la dictadura para sacar beneficios. No ocurre solo con EE UU, cuyas empresas explotan mayoritariamente los yacimientos y que desde hace 10 años tienen una política de claro apoyo a Obiang. Otra diferencia importante es que detrás de Zimbabue está Reino Unido, que informa de lo que pasa y propone medidas impidiendo la pasividad internacional. De esta forma brinda un gran apoyo moral y político a la gente que lucha por mejorar la situación. En el caso de Guinea, nadie denuncia y condena. No hay un país que apoye a las fuerzas de la oposición que luchan para implantar la democracia.

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P. Parece que España no ejerce papel alguno y que con este Gobierno hay una marcha atrás.

R. Hay una marcha atrás evidente. Se ha cedido a las peticiones del régimen a cambio de unas relaciones normales. Esto significa renunciar a hacer o decir cualquier cosa que irrite a Obiang. El silencio es el mejor aliado de cualquier dictadura.

P. En las últimas elecciones, tres diputados españoles que ejercieron de observadores [Fátima Aburto (PSOE), Francisco Ricomá (PP) y Jordi Xuclá (CiU)] certificaron avances.

R. Paradojas de la política exterior de España. No sé cuál fue el criterio de selección de los que tenían que representar al Estado español, pero una afirmación de ese calibre de que las elecciones fueron un paso en el camino a la democracia, cuando han sido las más violentas y manipuladas, me pareció gravísima.

P. El CPDS tenía dos diputados; ahora, sólo uno. Ni siquiera se intenta disimular.

R. Les da igual. Es un sistema que camina hacia el totalitarismo. Permitir la disidencia les parece un síntoma de debilidad. La fortaleza se manifiesta en un 100% de votos.

P. ¿Es el desinterés internacional el que mantiene a Obiang?

R. Él lo ha dicho muchas veces, que los países occidentales que le trataban como un apestado ahora buscan el petróleo, que se ha dado cuenta de que los derechos humanos eran una excusa para crearle problemas, porque, desde que se benefician, nadie le habla de democracia. Esa actitud de la comunidad internacional es la que le anima a seguir actuando así. También hay que decir que hay países occidentales que prefieren apoyar dictaduras. Para esos actores es más cómodo tratar con un régimen corrupto que no está sometido al imperio de la ley.

P. Estados Unidos presiona a Mugabe pero calla ante Obiang.

R. Cuando Rice le llamó amigo, sabe lo que dice, porque le conoce y tiene buena información sobre lo que pasa en Guinea. Pero Obiang tiene algo que les interesa mucho. Esa declaración de amistad está dedicada al sobre todo al petróleo. La política de EE UU en Guinea es la de asegurar la explotación de los recursos sin importar su complicidad con la dictadura.

P. ¿Perjudican a la oposición las aventuras golpistas como la encabezada por el mercenario surafricano Simon Mann?

R. Mucho. Dan argumentos al régimen para mantener su política de mano dura, le permite presentarse como víctima que necesita el apoyo de los demás y asusta y fuerza a otros líderes africanos que pueden ser poco amigos del régimen a brindarle su apoyo que luego él utiliza en su beneficio.

P. Tampoco ayuda que Moto ofrezca concesiones petroleras a todo el mundo.

R. Exacto. Estas actitudes, la de Moto y la de Mann, restan fuerzas a la oposición. No sólo conspiran contra el régimen sino que desacreditan a la oposición democrática que lucha pacíficamente para lograr un país en el que la gente pueda elegir a sus gobernantes. Nos hacen mucho daño porque el mensaje que hacen llegar a la población es que no se tienen que implicar, ni pelear por sus derechos, porque alguien vendrá de fuera a solucionarle sus problemas. Ante una población intimidad y acobardada y con una situación de indefensión, ese mensaje prende en mucha gente. ¿Para qué manifestarme si me van a apalear o echar del trabajo si vendrá alguien de fuera? Es algo que corrompe el trabajo de toma de conciencia de la ciudadanía y su responsabilidad en la lucha por la democracia.

P. ¿Empieza a llegar el dinero del petróleo a la población o sigue siendo un secreto de Estado?

R. Los ingresos siguen siendo un secreto de Estado, porque su manejo sólo lo conocen Obiang y un par de ministros. No están bajo el control de nadie. No hay una institución en Guinea que pueda fiscalizar la utilización de los fondos públicos. Hay dinero suficiente como para haber transformado por completo Guinea por completo en los últimos 10 años. No tenemos una sola librería ni una biblioteca. Si le preguntas al Gobierno por las razones dice que corresponde a la iniciativa privada. En 10 años de petróleo, ni siquiera se ha creado una guardería pública. Sólo interesan las obras de infraestructuras, porque es el medio de enriquecerse rápido. Las obras de infraestructura que se hacen son insignificantes en comparación con el volumen de dinero que se maneja. Las viviendas sociales que se llevan presupuestando desde hace 10 años solo han comenzado a hacerse hace tres. Con ellas pueden engañar a la comunidad internacional, porque nadie investiga a quién se entregan esas viviendas, no se dan a la gente más necesitada sino a los generales y a la gente del PDGE. La voluntad del régimen es la de enriquecer a los suyos en detrimento de la población.

P. ¿Cuál es el futuro en una situación así?

R. El futuro en situaciones de corrupción, opresión e injusticia siempre es incierto. Lo que nos preocupa es que ese futuro pueda convertirse en una tragedia. En estos sistemas autoritarios que venden una imagen de cohesión siempre hay enfrentamientos por debajo. En cuanto desaparece el que está arriba pueden suceder cosas que ya hemos visto en otros países africanos, como Costa de Marfil, Liberia o Congo. Quizá el hecho de que exista el petróleo pueda ayudar a que exista una mayor preocupación y se evite el caos por la cuenta que les trae a las empresas extranjeras. Es una situación grave porque es una sociedad totalmente desarticulada.

P. ¿Es peor que Zimbabue?

R. La situación es peor que en Zimbabue. La oposición no tiene presencia política en los ayuntamientos ni el Parlamento. No hay sindicatos de ningún tipo, ni asociaciones profesionales, ni de maestros, ni de médicos. Solo la de abogados, que es herencia de la colonia. Todo lo que sea una asociación, gente discutiendo sobre algo les huele a oposición política y a peligro. No hay medios de comunicación fuera del control gubernamental. Ni una televisión. Ni una radio. En Camerún, que no es una democracia, existen más de 50 cabeceras; en Guinea, ni una. En Zimbabue hay tribunales independientes, aunque pasan por dificultades. En nuestro caso, los jueces han sido nombrados por Obiang y muchos pertenecen a su partido PDGE, aunque esté prohibido por la ley. Si no estás afiliado al Partido Democrático de Guinea Ecuatorial, fomenta el odio y la corrupción. Si no eres del PDGE no tienes trabajo ni derecho a que tus hijos vayan a la escuela. Esto es un tinglado montado como en las mejores mafias internacionales.

EL PAÍS/ULLY MARTÍN

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