El presidente francés es una caja de sorpresas. Ayer concedió una entrevista radiofónica mañanera, muy mañanera, pues empezó a las 7.30, con motivo de su año de presidencia triunfal y con el objetivo de demostrar que está con los franceses que se levantan temprano para ir a trabajar. Antes de la entrevista, a las cinco de la madrugada, estaba ya en el mercado mayorista de Rungis, con los vendedores de carne y de fruta, acompañado de su esposa. Luego ha ido a los estudios de radio donde se despachó sobre todo lo humano y lo divino, teniendo presente, como ha venido demostrando a lo largo de este año presidencial cargado de noticias, que tiene poder y responsabilidad sobre todo y de todo tiene la obligación de ocuparse, como si fuera de su competencia todo lo que ocurriera en territorio francés y todo lo que le ocurriera al conjunto de los franceses.
La sorpresa o la novedad la han proporcionado sus declaraciones sobre el estado de la prensa, cuestión sobre la que tiene tantas ideas y propuestas como si perteneciera a la patronal del sector. Ya sabíamos hasta ahora de su vocación como sujeto mediático, su habilidad sin parangón para ocupar las primeras páginas de los diarios serios y de las revistas del corazón, de la prensa económica y de la religiosa, de los prime time de los telediarios y de los libros fast-books o fabricados a toda prisa en función de la actualidad. Sabíamos también de sus buenas relaciones con quienes tienen como principal oficio proporcionar fotos e historietas de amores y desamores a los medios dedicados a los espectáculos y al cotilleo, hasta el punto de que se ha casado con una de estas personas. Conocíamos asimismo su estrecha amistad con los propietarios de los medios, hasta el punto de pedirles de vez en cuando una ayudita para resolver algún problema con unas fotos inconvenientes o con una noticia poco recomendable para su buena imagen. No sabíamos, aunque la verdad es que no debiera sorprendernos, es que tuviera en su cabeza la radiografía de los problemas del sector de la prensa y naturalmente algunas de las recetas para resolverlos.
Veamos algunas de las ideas del presidente Sarkozy sobre al cuestión:
“La democracia no puede funcionar con una prensa que esté permanentemente al borde del precipio económico".
“El problema de Internet es muy considerable, porque cómo quieren ustedes que la gente compren sus periódicos en el quiosco si son gratuitos en Internet”.
“Hay un problema de distribución gigantesco. Hay que ayudar a la prensa escrita a realizar la distribución a domicilio, que creerá empleos y permitirá tener el diario pronto por la mañana”.
“Hay que multiplicar los puntos de venta de los periódicos porque hoy en día en las grandes ciudades es muy difícil encontrar un diario”.
“Hay un problema de capitales y por eso quiero con el conjunto de los propietarios y directores de periódicos que podamos ver cómo se restablece un mínimo de viabilidad para la prensa”.
El presidente francés quiere pasar a la acción y organizar unos 'estados generales' de la prensa para poner en práctica sus ideas. Una síntesis del problema puede encontrarse en las 300 propuestas de decisiones para liberar el crecimiento preparadas por Jacques Attali, y más concretamente en la que lleva el número 59. Buena parte de las observaciones de Sarkozy son justas, aunque estén formuladas en algunos casos con una imprecisión y una simplicidad propia de alguien que toca de oídas. Pero lo realmente preocupante en un político que quiere ser ‘americano’ en su cultura y en sus valores es que llegue a entrometerse hasta el detalle en unos asuntos que en nada le conciernen.
No es de extrañar que estas declaraciones hayan sido acogidas con resquemor por los periodistas, que temen su vocación intervencionista y las prácticas restrictivas y de censura del entorno presidencial. El Gobierno e incluso el presidente tienen muchas llaves en la mano para ayudar a un sector deprimido, entre otras cosas, por un exceso de regulación estatal y por estructuras societarias y sindicales obsoletas y corporativistas que dificultan la competitividad de las empresas. Pero por favor, que hagan primero las reformas que necesitan la economía y la empresa francesa y dejen luego libertad a los propietarios de los medios y a los periodistas para que hagan las cosas según su libre albedrío.
Unos amigos periodistas franceses me han preguntado sobre estas declaraciones para su portal de internet y me han proporcionado además un tema para el blog. Aquí se pueden leer en francés estas breves observaciones mías que acabo de desarrollar algo más ampliamente en este texto.
Comentarios
Lluis, ya verás que un día en España esa hora será la hora de las entrevistas políticas; será el único tiempo en que la gente prestará atención a lo que diga alguien, porque la gente aun tendrá capacidad de escuchar.
Sr. Luis Bassets, me sorprende el nulo interés y su nulo reflejo en la prensa de la masiva(300 mil personas) manifestación del campo argentino en Rosario. Diciendo no solo NO a unas retenciones inconstitucionales, sino a una forma de gobierno que nada tiene que ver con la democracia, ni el respeto a las libertades y derechos. Y lo peor con largas sombras de corrupción. Este medio ha sido muy exquisito en la denuncia de este tipo de situaciones y ahora enmudece. ¿Por qué?. Gracias un saludo Dolores Diz
Al menos pudo llevarse a Rungis su chica, lo que la Francia que se levanta pronto no tiene permitido. Es realmente curiosa su insistencia en interpelarla en público, como sobre el queso a las 6 de la mañana, aunque a ella, muy maja, no parece que le haga mucha gracia. Lo que para unos es un intento de empatía para otros será un acto de relaciones públicas. De la entrevista en RTL creo que faltaron dos cosas y sobraron, al menos, otro par: debería, de una vez por todas, liquidar, frontalmente, las 35 horas, como quieren en la UMP, y no limitarse a circundarlas con la desfiscalización. Además, tendría que considerar la propuesta de la siempre inteligente Parisot de elevar la edad de jubilación a los 63, aunque no fuera en el programa electoral. Por experiencia, creo que es un buen momento para dejarlo. Y no tendría que haberse metido en los jardines de los problemas prensa escrita (aunque sea para rescatarla, y no espiarla con micrófonos, como Mitterrand) y el IVA.
En el primer caso, discutiendo hasta sobre la entrega a domicilio, se equivoca como con la industria manufacturera. Si hay presión competitiva desde otros países u otros mercados (Internet, ¿un problema?), no hay que malgastar fuerzas protegiendo industrias decadentes, sino reforzando las que tienen futuro. Y sobre la gasolina y el gasóleo (ayer aparecía un pececito nadando en el mar con una pancarta agradeciendo el petróleo caro que impide a los pescadores salir a faenar y pescarlo), la polémica sobre los impuestos especiales se da en todas partes. Aquí la oposición ha conseguido meter un gol al gobierno por primera vez en medio año de sesiones parlamentarias proponiendo, en su respuesta al presupuesto, recortar el excise en 5 centavos de dólar el litro. Un ahorro ridículo para el usuario (preocupados estamos, con el litro a 151 centavos) pero menos ingresos para el Estado. El gobierno ha respondido con la posibilidad de derogar el IVA de 38 centavos el litro, una medida más radical que la congelación de la que habla Sarko. Pero, como él mismo dijo, habría que consensuarlo entre los Veintisiete, lo que se presenta casi imposible. Medidas de pánico en un momento en el que el mercado (Wolf) envía señales que habría que entender: hay que ahorrar y enfocar el objetivo a nuevas energías.
Que no se disperse ahora que llegan las reformas estructurales de oferta (educación, finanzas, competencia, asistencialismo, pensiones) con temas menores, como ya hizo con el laicismo (error ahora repetido en España) el año pasado. De lo contrario, puede perderse, como el Gobierno de ZP, que por ausente parece haber acompañado a la Phoenix a Marte, mientras el presidente de la ceja sigue en la Luna.
Dolores, para qué hablar de unos simples campesinos cuando hay tanto que decir sobre Sarkozy (fíjate, ha madrugado y eso si que es noticia) o de las primarias estadounidenses, por ejemplo.
Los medios corporativos informan sobre lo que les dictan, son empresas con animo de lucro financiadas en gran parte por sus anunciantes y que también dependen de gobiernos para la concesión de licencias y son ambos, grandes empresas y gobiernos, los que dictan qué es y qué no es noticia. La libertad de prensa, como casi todo en estas sociedades “libres” nuestras, es una ilusión.
Hola!
Me gusta Sarkozy.
Le he visto una hora en la TV. Estaba sentado en frente de dos señores, le hacían preguntas. Mi francés ha empeorado, no sabría traer aquí el contenido. Observé, eso sí, como quien mira a un actor. Me gusta cómo dirige la escena. Creo que si le tuviera en persona, envidiaría a Carla. Sarkozy y la campaña de Egipto. ¿No habría sido un titular gracioso para su viaje a El Cairo? Hace mucho que no le he vuelto a ver en la TV.
Sin duda es importante que un presidente se muestre interesado por lo que ocurre en su pais y cercano a sus ciudadanos pero creo que Nicholas Sarkozy roza a estas alturas lo patético.
He vivido durante algún tiempo en Francia y creía que Sarkozy sería el único capaz de despertar a los franceses y hacerles ver que entre todos podrían poner de nuevo en forma al pais;sin duda me equivoqué.
Parece ser que Sarkozy está más preocupado por publicitarse que por ocuparse del pais.
Airea su vida privada que nada tiene que ver con su papel de jefe de estado y se muestra más a la defensiva que a la escucha del ciudadano(citemos por ejemplo el incidente hace unos meses en el salon de la agricultura).
Su afán por mostrar su interés sobre todo lo que ocurre en el pais es bueno pero, no sería mejor mostrar a los franceses que están en buenas manos?qué su presidente está rodeado por un equipo competente y en el que él puede delegar?
La imagen de superhombre le viene grande y los problemas de su pais, lejos de solucionarse comienzan a amontonarse...
Es una pena que siga haciendo campaña cuando ya ha sido elegido.
En cuanto a su plan para sarlvar a la prensa creo que es de nuevo demasiado idealista y desde luego no prioritario.
De nuevo mucho ruido y seguro pocas nueces.
"Sarkozy se preocupa por la prensa", que es como decir Sarkozy se preocupa por sí mismo. Y no porque, como nos quieren hacer creer (Lluis Bassets incluido), el ego de Sarkozy le lleve a pensar "la Presse, c'est Moi", sino porque "la Presse, c'est Sarkozy".
Si Sarkozy aparece o quiere aparecer como "que tiene poder y responsabilidad sobre todo y de todo tiene la obligación de ocuparse, como si fuera de su competencia todo lo que ocurriera en territorio francés y todo lo que le ocurriera al conjunto de los franceses", no es porque se exceda, real o imaginariamente, en su papel de Presidente de la República, es porque interpreta su papel (el de prensa) con meridiana claridad.
Como prensa que es, él no duerme. Como prensa, está en todas partes hablando de todo, opinando en nombre de todos. Y como la prensa, él está en crisis, y por el mismo motivo: porque Internet hace posible que "el periodismo" se libere de "la prensa".
El Señor Sarkosy es el Hugo Chavez de Europa
Rusia, EE UU, Israel y China no se suman.- España, entre los firmantes.- Londres destruirá además todo su arsenal
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mmm, bien.
Igual es que va a el mercado a ver si hay racimos o rosas, no sé bien... hace no mucho estuvo también en el mercado en plena crisis de todo, así es Sarkozy! u..., quizás la primera dama en la cama a esas horas estaría mejor que paseando por el mercado, o no, claro... en fin
hace poco dijo Sarkozy que la prensa tenía la culpa de todo... m
no sé. igual es que iban a comprar el desayuno... mamma mía!, qué bien lo de las bom bitaas.
qué bien!
Estimados lectores,
Lo de la prensa es algo que ya desde hace un buen rato viene siendo afectado gracias a la crisis.
(He trabajado en este campo) La prensa y otros medios publicitarios dependen de dos entradas:
a) Los patrocinadores o anunciantes
b) Los consumidores que leen las publicaciones
Los gastos de impresión son bastante caros, especialmente en EEUU en donde los empleados son parte de una unión o sindicato, y cobran una buena lana para producir.
Los patrocinadores o anunciantes han recortado sus presupuestos publicitarios al máximo. Por lo tanto las empresas andan cuidando sus centavos y no piensan anunciar.
Los consumidores prefieren recurrir al Internet para su fuente de noticias o ver la televisión. Los $25 mensuales de una suscripción son un lujo y no una necesidad.
El New York Times, recientemente tuvo que recurrir a un préstamo del señor Carlos Slim, quien le facilito nada menos que 250 millones para aliviar algunos gastos.
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