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Irán acude a las urnas sin esperar sorpresas

La fuerte selección de los candidatos por parte del régimen deja fuera a buena parte de los reformistas

Los iraníes están convocados este viernes a las urnas en un nuevo ejercicio de democracia islámica sobre cuya utilidad discrepan partidarios y detractores del sistema. En la calle, la elección del nuevo Parlamento no suscita esta vez el entusiasmo de algunas convocatorias anteriores. El veto previo ha dejado fuera a buena parte de los candidatos reformistas, lo que resta interés a unos comicios que parecen más importantes para las autoridades que para la población.

"El Consejo de Guardianes ha descalificado a los candidatos a los que me hubiera gustado votar", declara desilusionada Maryam A., una joven que trabaja a tiempo parcial mientras completa sus estudios y que después de muchas dudas ha decidido no votar. Sus favoritos eran reformistas. Pero esta corriente apenas ha conseguido la aprobación para dos centenares de aspirantes y además varios de ellos compiten entre sí por 110 de los 290 escaños del Parlamento.

No hay partidos políticos en sentido estricto en Irán. Los grupos o tendencias son flexibles y apoyan a los candidatos que se identifican mejor con sus intereses en cada momento. Así, un mismo político puede aparecer en varias listas si consigue el endoso de quienes las elaboran. Se trata sobre todo de una guía para los votantes, quienes deben escribir a mano en las papeletas los nombres de su elección sin necesidad de ceñirse a una combinación preestablecida.

En Teherán, donde concurren las figuras más destacadas de cada formación, compiten tres listas principales. El Frente Unido de los Fundamentalistas, que ha logrado agrupar a las principales corrientes conservadoras, incluida el Agradable Aroma del Deber del presidente Mahmud Ahmadineyad; la Alianza Reformista, que reúne a los diferentes grupos seguidores del ex presidente Mohamed Jatamí, y el Partido del Deber Nacional del también reformista Mehdi Karrubi, que presidió el Parlamento en época de Jatamí.

Así que incluso si los desencantados con Ahmadineyad a causa de la inflación y el paro deciden castigarle, los conservadores aún mantendrán el control del Parlamento donde en la actualidad cuentan con 156 escaños. Al frente de su lista figura el actual presidente de la Cámara, Gholam Ali Haddad-Adel, pero lo que es más importante han logrado el respaldo de dos pesos pesados del campo conservador moderado, el ex negociador nuclear Ali Lariyaní y el alcalde de Teherán, Mohamed Baqer Qalibaf.

Llamamiento a la participación

Tanto Lariyaní como Qalibaf se enfrentaron sin éxito a Ahmadineyad en las últimas elecciones presidenciales y se rumorea que volverán a intentarlo el año que viene. Sin embargo, de momento, el campo conservador ha decidido unir fuerzas hasta el punto de que algunos de sus representantes se han retirado de los actuales comicios para no restar votos a los candidatos con más posibilidades. El propio Lariyaní ha aceptado encabezar la lista de Qom en vez de hacerlo por una alternativa en Teherán.

En lo que todos insisten es en la importancia de la participación. Desde los medios oficiales cada convocatoria electoral se convierte en un referéndum al sistema islámico y en la presente han llegado a decir que una elevada asistencia a las urnas reforzaría la posición de Irán en su forcejeo nuclear con Occidente. "La abstención y el voto a los escasos reformistas en liza enviaría un importante mensaje de advertencia al sistema", interpreta un analista.

Tres mujeres iraníes pasan delante de varios carteles electorales en Teherán
Tres mujeres iraníes pasan delante de varios carteles electorales en TeheránEFE

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