El efecto de las balas perdidas en Brasil
La muerte de un niño en un tiroteo entre narcos y policías abre el debate sobre la impunidad de las fuerzas del orden
El pequeño Warfley Damião Saturnino Barreto, de tres años, estaba de la mano de su madre en la favela Jacarezinho, al norte de Río de Janeiro, cuando en un tiroteo entre narcotraficantes y 50 soldados del Bope (Batallón Especial de Operaciones) el pasado jueves, recibió tres tiros mortales. Fue conducido al hospital Salgado Filho donde no consiguieron reanimarlo. En la operación policial, resultaron muertas otras seis personas, según fuentes oficiales, todas ellas traficantes de droga, aunque no está claro que entre ellas hubiese algún civil más. Otras cinco personas resultaron gravemente heridas.
Horas después, en Vila Cruzeiro, en la zona de la Penha, también en la periferia, otros 40 policías del Bope acabaron con la vida de otras tres personas cuando buscaban a un conocido narco. En ambas operaciones, la policía confiscó drogas, armas, 50 motocicletas robadas y CDs.
Por miedo a que los habitantes de la favela de Jacarezinho, donde fue abatido el pequeño Warley, pudieran levantarse contra las fuerzas del orden, la policía continuaba ayer por la noche controlando la barriada.
La muerte de Warley ha vuelto a levantar la eterna polémica sobre la impunidad con la que las fuerzas del orden suelen actuar en las favelas en busca de los narcos. Estas incursiones policiales, la mayoría de las veces descontroladas, hacen que los habitantes de los barrios marginales teman más a la policía que a los mismos bandidos, como se les conoce a los narcotraficantes. Tal y como lo ven en las favelas, los bandidos se matan entre sí pero la policía arrecia contra quien tenga delante.
El problema de la violencia, sobre todo de los asaltos a los coches en pleno día y en plena ciudad por motociclistas, se está agudizando tanto que el gobernador de Río, Sergio Cabral, está pensando prohibir a los motociclistas llevar paquete (otro ocupante), ya que es éste el que va armado y realiza el asalto, aunque al parecer la medida podría ser considerada anticonstitucional.Cabral cree que el tema de la violencia es tan grave que la policía tiene que actuar con fuerza, aunque esto suponga veces el sacrificio de inocentes.
El número de brasileños muertos en enfrentamientos con policías en el Estado de Río de Janeiro se incrementó a la cifra histórica de 1.260 durante 2007, en un aumento de 18,5% respecto al año anterior.
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