Quejas contra el fiscal que interroga a Fujimori en Perú

El ex presidente peruano Alberto Fujimori aseguró ayer al tribunal supremo que lo juzga por las matanzas de Barrios Altos y la Universidad La Cantuta, ocurridas en 1991, que no supo durante su Gobierno de la existencia de comandos de aniquilamiento del Ejército, y que ni mucho menos vivió al lado de ellos durante un tiempo, cuando se mudó con su familia a las instalaciones del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), durante los primeros años de su Gobierno, que discurrió entre 1990 y 2000.

El interrogatorio de Fujimori se ha desarrollado hasta el momento en tres audiencias, durante las cuales los familiares de las víctimas se han mostrado más conformes con el trabajo del fiscal adjunto Avelino Guillén, que ayer condujo el cuestionario. Guillén reemplaza temporalmente al titular, José Peláez, que pidió licencia la semana pasada debido a la muerte de su suegro.

Carlos Rivera, abogado de varios familiares de víctimas, consideró la semana pasada que Peláez no había sido suficientemente incisivo en los primeros interrogatorios, mientras que la impresión general es que en las dos últimas audiencias Fujimori se sintió acorralado, cayó en contradicciones y se abstuvo de contestar varias preguntas. "El fiscal Guillén debe reemplazar a Peláez", opinó Iván Meini, ex procurador anticorrupción, que calificó su interrogatorio de "agudo y correcto".

Ayer, Fujimori insistió en que no conocía ni menos consintió las acciones del comando de aniquilación llamado Grupo Colina, al que se atribuyen las dos matanzas sobre las que trata este juicio, además de otros crímenes que no han sido incluidos en el fallo de la Corte Suprema de Chile que permitió la extradición del ex presidente.

"Desconocía que estaba viviendo, con mis hijos chiquitos, al lado de un batallón de aniquilamiento", contestó ayer a las preguntas de Guillén. Ante la insistencia del fiscal, Fujimori declaró que el ministro de Defensa Víctor Malca y su entonces asesor en temas de inteligencia, Vladimiro Montesinos, le aseguraron "tajantemente" que el Grupo Colina no existía, y que no consideró "necesario" ordenar una investigación sobre las matanzas, ya que creía plenamente en sus colaboradores. Cuando el fiscal Guillén le preguntó si se enteró por los medios de comunicación de las informaciones que alertaban sobre la existencia de estos escuadrones de la muerte, señaló que sí leía los diarios, pero no creía en las denuncias. "El hecho de que lea no quiere decir que les crea", respondió.