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La familia del rumano fallecido en Castellón intenta agredir a su esposa

Los parientes no entienden por qué la mujer volvió a Rumania y dejó solo a Marian en el hospital y la acusan de aprovecharse de las ayudas económicas

Familiares y amigos de Marian Mirita, el rumano que se había quemado a lo bonzo y que falleció el pasado 19 de septiembre en Castellón, intentaron ayer por la tarde agredir a Ionela, su esposa. La policía tuvo que intervenir para impedir la agresión. La acusan de haber abandonado a su marido en España y de regresar antes de su muerte a Rumania.

El cuerpo de Marian llegó ayer, después de varias semanas de trámites, a Rumania. Su ataúd fue recibido en el aeropuerto de la capital por dos de sus hermanas y por su esposa y posteriormente fue trasladado a su ciudad natal, Targoviste (a unos cien kilómetros de Bucarest).

Fue entonces cuando se produjo el incidente. La multitud que esperaba la llegada del ataúd comenzó a insultar a Ionela, su esposa. Después, varios familiares del fallecido intentaron agredirla. Aseguran no comprender por qué la mujer volvió a Rumania y dejó solo a Marian, que falleció a consecuencia de las quemaduras que se había producido, en el hospital de la Fe de Valencia.

"No comprendo por qué volvió de España y dejó solo a Marian. Él la necesitaba. Necesitaba estar con su familia", ha declarado hoy Luminita, una de sus hermanas en una conversación telefónica desde Targoviste. La familia del fallecido además, acusa a la esposa aprovecharse de las ayudas económicas que, aseguran, varias asociaciones, quisieron hacer llegar a la familia.

Marian, su esposa y sus dos hijos, Izabela de 17 años y Dragos de tres, habían viajado a España hace tres meses con el objetivo de encontrar una vida mejor. Vendieron todas sus posesiones y compraron cuatro billetes para Castellón. Allí no encontraron lo que esperaban. Sin trabajo y sin dinero tuvieron que dormir varios días en la calle. La desesperación les hizo querer volver a su país, pero no tenían cómo.

Recorrieron varias asociaciones buscando fondos para comprar cuatro pasajes de autobús. Cuatrocientos euros que no encontraron. Cansado, Marian se prendió fuego a lo bonzo a las puertas de la Subdelegación de Gobierno de Castellón, ante la mirada de su esposa y sus dos hijos. Días más tarde fallecía.

Ionela abandonó ayer el barrio de Prepeleac, donde residía con su marido y sus hijos, y se trasladó a casa de su madre.

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