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Vida privada

Del alfiler al elefante

Por MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

Mister Lambton, sexto conde de Durham, ha dimitido de su puesto de subsecretario de la Real Fuerza Aérea. Mister Lambton llevaba una doble vida: de día era padre de familia numerosa (cinco hijas y un hijo) y de noche era amante ocasional de señoras de alquiler. El marido de una de estas señoras de alquiler tomó fotografías de lord Lambton en plena secuencia amorosa y esas fotografías han sido ofrecidas a la publicación News of the World por un millón y medio de pesetas. Llueve sobre mojado. Días atrás, el semanario alemán Stern hablaba de una cadena internacional del vicio que había atrapado a importantes personalidades de la política inglesa. News of the World se arriesgó a dar el nombre de lord Lambton y la dimisión o cese no se ha hecho esperar.

Ya han comenzado las naturales especulaciones sobre si estamos en presencia de un nuevo caso Profumo. Hace aproximadamente 10 años, una serie de prostitutas de lujo encabezadas por Cristina Keeler y el ministro conservador Profumo interpretaron un show ante las candilejas de la información en el que aparecieron hasta números de espionaje. Fue un show brillante en el que no faltó el sentido del humor. Por ejemplo, cuando un juez le preguntó a Cristina Keeler si era prostituta, la muchacha contestó que sí. Y añadió: “Para mí la prostitución es un estado de ánimo”. No hay duda de que la Keeler tenía altura.

Lord Lambton también tiene sentido del humor. Siempre ha plantado cartel de conservador liberal, sobre todo en cuestiones de costumbres. No ha sido un hipócrita. En 1967 atacó precisamente a News of the World porque con su información había provocado un registro policial en la casa de uno de los miembros de los Rolling Stones. Lambton escribió entonces: “No es función de un periódico convertirse en agente de policía”.

Y más adelante decía: “Dios salve al país si la policía tiene que obtener sus pistas del News of the World”.

La humorada de 1967 le ha costado cara en 1973. Y no sólo a él. Ya hace 10 años, el escándalo Profumo minó el prestigio del Partido Conservador hasta el punto de dejarlo en un queso de gruyère con más agujeros que queso. El escándalo Profumo costó al Partido Conservador la pérdida de las elecciones en 1964 y ahora el escándalo Lambton puede precipitar una crisis ya apuntada por los problemas sindicales y económicos. En la carta de dimisión, lord Lambton separa su “vida privada” de su “vida política” y asegura que no ha habido nada de espionaje ni otras aventuras que excedan los límites de una casa.

Al margen de posibles derivaciones políticas y de espionaje, podríamos ver en el caso Lambton una prueba más de los excesos a que conduce la sacralización del político. Este hombre de carne y hueso es elevado a los altares del poder y desde entonces ha de comportarse como San Luis Gonzaga. Las ventajas de su sacralización son indudables: convierte la actividad política en un juego entre sacerdotes y fieles, en medio el latín. Pero tiene la enorme desventaja de que la más mínima rotura de tal respetabilidad fastidia el invento.

Al margen también de los excesos nocturnos de lord Lambton con prostitutas de lujo, queda en pie el tema de “la cadena internacional del vicio” que al parecer ahora sorprende a las rectas conciencias. Desde hace varios lustros se ha puesto en marcha un public relations sexual utilizado por empresarios, políticos, diplomáticos y vendedores a domicilio con tanta frecuencia como impunidad. Buena parte de los “milagros económicos” y “políticos” que el mundo ha presenciado se han cimentado sobre la privada tarea de unas muchachas que convertían su viejo oficio en “un estado de ánimo”.

Por otra parte, un estado de ánimo largo, ancho y tendido.

24 de mayo de 1973. Tele/eXpres

A Manuel Vázquez Montalbán, primera entrada del blog (21 de abril)

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