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Reportaje:

Pasaportes contrarreloj para bolivianos

La decisión de la UE de exigir visado ha disparado las peticiones de documentos para viajar a Europa antes del 1 de abril

La decisión de la Unión Europea (UE) de exigir visado a los ciudadanos bolivianos desde el 1 de abril de 2007 ha aumentado la ansiedad de centenares de futuros inmigrantes de este país, que ahora intentan desesperadamente gestionar pasaportes para viajar a España y a otros países europeos. Bolivia registra un fuerte flujo migratorio a Europa ?España e Italia, principalmente?, de unas 1.000 personas por semana, que ha ocasionado un colapso en las oficinas de Migración ante la excesiva demanda de pasaportes y que los vuelos de las líneas locales estén completos con varias semanas de anticipación.

“¿Sabe si puedo conseguir una ficha [número que ordena a los solicitantes] por lo menos para la próxima semana?”, pregunta un joven, con una mochila a la espalda, al guardia de las nuevas oficinas de Migración de Cochabamba, ahora lejos del centro de la ciudad. “Tiene que venir el lunes temprano para pedir ficha, pero es para la atención de dentro de dos a tres semanas”, contesta con cierta rudeza, mirando fijamente al joven, que viste ojotas, unas sandalias recicladas de las llantas de vehículos desechadas por viejas. Dice llamarse Martín, porque no quiere dar su verdadero nombre para no tener problemas cuando llegue a España. Su cara refleja aflicción: no sabe exactamente a qué hora debe llegar a las oficinas de Migración, ya que está prohibido dormir en la cola para ocupar los primeros lugares. Y, mientras se aleja, no deja de mirar los papeles pegados en los troncos de los árboles que ofrecen clases para aprender italiano a corto plazo.

Como este joven, cientos de bolivianos aspiran a salir del país y para ello se endeudan con la firme esperanza de pagar rápidamente el préstamo y poder enviar dinero a los suyos cuanto antes. Martín, de 24 años, no pudo estudiar en la universidad y, aunque no le resultaría difícil encontrar un trabajo en Cochabamba, quiere salir del país aunque se vea obligado a trabajar en régimen de esclavitud en el extranjero. “Tengo que aprovechar mi juventud, ganar un dinero, porque aquí se gana muy poquito, y ser algo en la vida. Si hay que sacrificarse, hay que hacerlo. Todo cuesta en la vida”.

El Gobierno boliviano, por su parte, ha acogido con satisfacción la próxima exigencia de visado para la entrada de ciudadanos bolivianos en la UE. El vicepresidente, Álvaro García Linera, que la semana pasada se reunió con autoridades españolas para tratar el asunto, dijo que la migración podrá continuar pero de una forma ordenada, en la que el ciudadano tenga aseguradas las condiciones laborales antes de la partida.

“Trabajamos la idea de que tiene que haber un conjunto de beneficios para nuestros compatriotas respecto al trato laboral”, dijo García Linera y añadió que un control permitirá regular con mayor acierto la migración desde Bolivia, adonde llegan ciudadanos de otros países de la región para comprar pasaportes bolivianos y evitar las exigencias migratorias que pesan sobre sus países de origen. El promedio de 400 pasaportes diarios que entregan las oficinas de Migración de tres ciudades ?La Paz, Cochabamba y Santa Cruz? no satisface la demanda, que se traduce en largas filas de ciudadanos que esperan horas para comenzar los trámites.

El viceministro de Régimen Interior, Rubén Gamarra, anunció que hasta la segunda semana de diciembre llegarán 115.000 pasaportes, con lo que se espera satisfacer la demanda. Por otra parte, explicó que los pasaportes caducados se renovarán excepcionalmente por siete meses, una vez que se ha establecido que de cada cinco pedidos tres corresponden a revalidaciones del documento.

El presidente del país, Evo Morales, calificó durante la Cumbre Iberoamericana de Montevideo de “injustas” las medidas para evitar la llegada de latinoamericanos a países desarrollados. “Si todos pensamos que la migración es un derecho humano, hay que pensar que estas trabas que existen deben terminar, porque hay que pensar que nuestros hermanos que van a Europa y España también van a resolver el problema de ellos”, dijo entonces. Señaló que una de las soluciones para afrontar el problema es “buscar políticas que permitan achicar las asimetrías entre los Estados” y afirmó ante sus homólogos iberoamericanos que, como gobernantes, “siento que tenemos la obligación de buscar esas políticas”.

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