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Entrevista:Experto en 'maras' de la Policía Nacional Civil de El Salvador | OMAR GARCÍA FUNES

"Las 'maras' han mutado y son un fenómeno del crimen organizado"

Las pandillas violentas, conocidas en Centroamérica como maras, son quizá la principal preocupación de Gobiernos como el de El Salvador, que padece una tasa de homicidios de 55 por cada 100.000 habitantes, más del doble de la media latinoamericana. En la capital de este país, San Salvador, se ha celebrado la segunda Convención Antipandillas, en la que han participado 170 expertos de ocho países, entre ellos México y Estados Unidos, para intercambiar experiencias del combate contra un flagelo extendido. Por parte salvadoreña estuvo presente el comisionado Omar García Funes, de 40 años de edad, ex teniente del Ejército y graduado en Chile como oficial carabinero, quien está en la actualidad a cargo de las divisiones especializadas de la Policía Nacional Civil(PNC).

Contrariado, García Funes reconoce que El Salvador es ahora conocido en el mundo por los crímenes de las maras, que centraron buena parte de las reuniones y debates internacionales de la convención. "El fenómeno de las maras ha trascendido las fronteras; ahora tienen presencia en toda Centroamérica, así como en las fronteras sur y norte de México, y en los propios Estados Unidos. Sin embargo, tienen un punto común: las maras Salvatrucha y 18 fueron fundadas por salvadoreños y sus integrantes son en su mayoría salvadoreños que cruzan las fronteras", explica García Funes, experto en la violencia pandillera.

Las pandillas

Para comprender el fenómeno pandillero, García Funes se remonta a sus orígenes y explica a EL PAÍS: "En un principio, hace 20 años, eran pandillas juveniles que peleaban contra la pandilla M —integrada por mexicanos— en los suburbios pobres de Los Ángeles, California. De allá bajaron a Centroamérica. Ahora han mutado: de controlar barrios han pasado a controlar acciones delictivas de tráfico de drogas, sicariato y extorsiones. Es decir, son un fenómeno del crimen organizado. Asesinan, secuestran, extorsionan, manejan armas... Antes atacaban con piedras, cuchillos y machetes; hoy tienen fusiles automáticos AK-47 y M-16 recortados.

Las causas del cambio son diversas. "Antes se dedicaban a controlar el barrio y rivalizaban entre pandillas. Hoy siguen teniendo control del barrio porque son territoriales. Pero ya aceptan a quienes no están tatuados y a las mujeres sólo como colaboradoras", explica el experto.

También han desarrollado una red de recaudación e infraestructura que les permite la supervivencia. "Tienen muchos recursos: antes pedían 25 centavos de dólar a los automovilistas; en la actualidad cobran miles de dólares en las extorsiones a los restaurantes, tiendas y transportistas para dejarlos operar; ahora se movilizan en vehículos, tienen celulares, radios, la mayoría producto de robos".

Profesionales

¿Y se han convertido en profesionales? "Hay clicas unidades operativas de barrios] especializadas en sicariato. Sabemos de gente que los ha contratado para eliminar a enemigos con los que han tenido rencillas. Además, usan la inteligencia. Ellos incursionan o se infiltran en un lugar antes de actuar. Es decir, hacen operaciones de reconocimiento. Bueno, hemos sabido por nuestro propio director [general de la PNC, Rodrigo Ávila] de infiltraciones en las propias unidades de la policía. No se debe olvidar que el agente reside en los mismos barrios donde actúan las maras. Recién hemos desmantelado una clica que pretendía secuestrar turistas para quitarles sus tarjetas de crédito, un delito conocido como secuestro express. En ese operativo murió uno de nuestros agentes".

Se cree —no hay cifras exactas— que las maras en Centroamérica pueden tener hasta 100.000 integrantes, una cantidad comparable a la fuerza militar y policial de esta región americana.

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