Tumba de dos clérigos y escondite del 'imán oculto'
El santuario destruido por un atentado en Samarra es un lugar de peregrinación para millones de musulmanes chiíes
El santuario destruido hoy por un atentado en la ciudad iraquí de Samarra es un importante lugar de peregrinaje para los musulmanes chiíes, según informa la radiotelevisión pública británica en su página de Internet. Allí están las tumbas de dos imanes del siglo IX, Alí al Hadi y Al Hasan al Askari, y el lugar donde supuestamente desapareció otro, Mohamed al Mahdi. Al Mahdi, conocido como el imán oculto, era nieto e hijo, respectivamente, de los dos anteriores; los fieles rezan en ese lugar para pedir su retorno.
Al Hadi, el décimo imán chií, nació en Medina (la moderna Arabia Saudí) en el año 827. Se convirtió en imán a los seis años de edad. En 848 fue arrestado por el califa Al Mutawakkil, que le confinó en una casa de Samarra. Se cree que fue asesinado allí veinte años después, y enterrado en un edificio próximo a la mezquita de Al Mutasin. Al Askari le sucedió como imán, pero también heredó el arresto domiciliario de su padre, hasta su muerte en 874. Fue enterrado junto a su padre.
El complejo actual, que alberga la tumba de los dos imanes, contiene además un segundo santuario: el lugar en el que el hijo de Al Askari, Al Mahdi, se escondió hasta su desaparición en 878. Los chiíes siguen esperando su retorno, más de 1.100 años después. Esa rama del islam considera que los imanes eran designados de forma divina por el profeta Mahoma, al menos hasta finales del siglo IX.
El enorme complejo religioso hoy dañado por un atentado se comenzó a construir en los siglos X y XI, y pronto se convirtió en un destacado lugar de peregrinación. Ha sido remodelado en varias ocasiones, la última de ellas en 1905, cuando se erigió la cúpula dorada que coronaba la tumba de los dos imanes. Cubierta por 72.000 piezas de oro, medía unos 20 metros de ancho y 68 de alto.
Según destaca el profesor Robert Hillenbrand, de la Universidad de Edimburgo, a la BBC, el santuario no tiene una importancia artística capital, pero si es tremendamente relevante a nivel espiritual para los cientos de millones de musulmanes chiíes. Como ejemplo comparativo, Hillenbrand menciona la importancia de la catedral de Santiago para los católicos.

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