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Don Juan Carlos intercedió ante Mohamed VI para que aliviase la presión sobre Ceuta y Melilla

El monarca español llamó tres veces al rey de Marruecos cuando se intensificaban los asaltos sobre las dos ciudades

Don Juan Carlos intercedió en tres ocasiones ante el rey Mohamed VI de Marruecos para pedirle que tomase medidas para rebajar la presión migratoria sobre Ceuta y Melilla, según reveló el ministro del Interior marroquí, Mustafá Sahel, en una cena con un grupo de periodistas. "El Rey de España llamó tres veces a Su Majestad" en el momento culminante de la crisis, afirmó Sahel. "Nos dijo, ayúdennos para que el flujo [migratorio] disminuya", añadió. "Contestamos sí a España".

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A instancias del jefe del Ejecutivo, el monarca español hizo varias gestiones parecidas, entonces con Hassan II, cuando Felipe González era presidente del Gobierno (1982-1996). Durante los 15 meses de crisis hispano-marroquí, entre octubre de 2001 y enero de 2003, el Rey no se puso en contacto con el jefe de Estado marroquí y sus escasas conversaciones telefónicas fueron de índole familiar.

Al margen del reforzamiento del dispositivo policial en torno a las dos ciudades españoles, Mohamed VI hizo un gesto "amistoso con España" en respuesta a las llamadas de Don Juan Carlos: la readmisión de 73 subsaharianos que fueron enviados, el jueves pasado, de la Península a Tánger.

"Fue un gesto excepcional al margen del acuerdo de 1992", precisó el titular de Interior. "No guarda ninguna relación con el acuerdo de 1992", añadió el ministro adjunto de Asuntos Exteriores, Taieb Fassi Fihri, en cuya casa se celebró la cena a la que asistieron también el director de la seguridad nacional, general Hamidu Laanigri, y el de la Gendarmería Real, general Hosni Bensliman. Nunca tantos responsables de la seguridad se habían reunido conjuntamente con periodistas.

Ambos ministros desmintieron así la interpretación hecha en España, sobre todo por el titular del Interior, José Antonio Alonso, de que Rabat había aceptado reactivar el acuerdo suscrito hace 13 años entre los ministros Driss Basri y José Luis Corcuera. El documento estipulaba que España devolvería a Marruecos a cuantos inmigrantes irregulares hubiesen llegado a su territorio procedentes del país vecino.

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"Entonces [1992] se trataba, sobre todo, de marroquíes", explicó Fassi Fihri, que alcanzaban en patera las costas españolas mientras que hoy en día los dos tercios de los irregulares son subsaharianos. Marruecos siempre ha aceptado que le sean devueltos sus ciudadanos pero a los inmigrantes de otras nacionalidades que España ha intentado entregarles sólo los admite con cuentagotas.

Concientes de que nunca hubo en España un Gobierno tan empeñado en estrechar lazos con Maruecos como el actual, los anfitriones multiplicaron las alabanzas a la cooperación bilateral y al enfoque que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero quiere dar a la lucha contra la inmigración irregular. "Es consciente de que requiere una solución global y no solo policial", insistía Fassi Fihri.

Pero también hubo quejas por la actitud de los medios de comunicación y de la clase política europea y, sobre todo, española con relación a los métodos empelados por Rabat -disparos en Rostrogordo que causaron la muerte de seis subsaharianos, dispersión de inmigrantes en una zona semidesértica- para aliviar la presión migratoria.

"No señalen con el dedo a los que trabajan para garantizar la seguridad de la UE", advirtió Fassi Fihri.

"Cuando nos volcamos hay algunos que formulan preguntas capciosas sobre otros aspectos" colaterales, se lamentó el ministro adjunto de Exteriores. "En España se echa con frecuencia la culpa al vecino inmediato", añadió. "Como marroquí me gustaría que esa frontera [Ceuta y Melilla] no existiese pero sepan que no aprovechamos el fenómeno para ganar puntos" a favor de nuestra reivindicación, concluyó refiriéndose a los que sospechan que Rabat maniobra con los subsaharianos para ir arrebatándo parcelas de soberanía. "No es una Marcha Verde con inmigrantes interpuestos".

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