Reino Unido recuerda la batalla de Trafalgar

Unas 250.000 personas han presenciado en la bahía de Portsmouth (sur de Inglaterra) la espectacular parada naval para conmemorar el bicentenario de la batalla de Trafalgar (1805), en la que la flota inglesa, dirigida por el almirante Nelson, venció a la escuadra hispano-francesa. El mayor desfile desde la Segunda Guerra Mundial ha estado rodeado de fuertes medidas de seguridad. La reina Isabel II, acompañada de su marido, ha presidido el acto, al que también han asistido el príncipe Carlos y su esposa Camilla.

Un total de 174 buques de 35 países permanecieron fondeados en el canal que separa la costa de Portsmouth de la isla de Wight mientras la reina Isabel II pasaba revista a las distintas flotas, acompañada de su esposo, el duque de Edimburgo. En esas flotas había más de cien barcos de guerra, entre ellos el portaaviones Príncipe de Asturias, buque insignia de la Armada española, y la fragata Blas de Lezo, así como navíos mercantes, yates y veleros. La reina, a bordo del HMS Endurance, un bergantín rompehielos de la Royal Navy (Armada británica), comenzó a revisar los barcos saludada por 21 salvas de cañón. La ceremonia se prolongó durante tres horas.

La policía puso en marcha un fuerte dispositivo de seguridad para vigilar el acto y proteger a las numerosas personalidades que acudieron al desfile, ya que, aparte de Isabel II y su marido, otros seis miembros de la familia real británica estuvieron presentes, entre ellos el príncipe Carlos, heredero del trono, y su esposa, Camilla, duquesa de Cornualles. También asistieron los responsables de 53 marinas de todo el mundo, incluido el almirante Sebastián Zaragoza, jefe del Estado Mayor de la Armada española.

La parada marca el inicio de los actos que Reino Unido ha organizado para recordar el histórico 21 de octubre de 1805, cuando la flota inglesa, capitaneada por el almirante Nelson, venció a la escuadra hispano-francesa, dirigida por el almirante galo Charles Villeneuve, frente al cabo de Trafalgar, en Cádiz. El combate hizo perder a España la supremacía naval que había ejercido durante más de tres siglos.

Aparte de España, el otro país derrotado en la refriega, Francia, contribuyó a la parada con cuatro barcos de guerra, entre ellos su buque insignia, el portaaviones nuclear Charles de Gaulle. La Royal Navy aportó 67 navíos de guerra, incluidos los portaaviones HMS Illustrious y HMS Invincible, éste último buque insignia de la Marina británica.

Tras esta ceremonia, ya por la noche, Portsmouth acogió en su bahía un espectáculo de luz y sonido que recreó una batalla naval de los tiempos del periodo napoleónico, con andanadas de fogueo, humo, olor a pólvora y gritos de combate. Diecisiete veleros lucharon en ese enfrentamiento ficticio, divididos en dos escuadras denominadas flota roja y flota azul, un recurso colorido y políticamente correcto de los organizadores para no herir la sensibilidad de españoles y franceses. Pese al acto conmemorativo de hoy, el bicentenario propiamente dicho de la batalla se cumplirá el próximo 21 de octubre.