Miles de fieles guardan cola para ver la tumba del Papa en las Grutas Vaticanas
Un millar de peregrinos han desfilado a primera hora de la mañana ante la tumba de Juan Pablo II, en las grutas de la basílica de San Pedro, abierta al público desde las 7.00. En la plaza vaticana, otros tantos fieles aguardan durante todo el día su turno para poder acceder al lugar donde reposan los restos de numerosos pontífices.
Los primeros peregrinos han llegado hacia las cuatro de la pasada madrugada a la Plaza de San Pedro a la espera de que la Basílica, bajo cuyo suelo se encuentran las grutas, abriera sus puertas a la hora prevista por la Santa Sede. Poco después de las 7.00, hora local, los responsables de la Basílica han abierto los portones y los primeros fieles han podido acceder al interior para descender a las grutas vaticanas, donde también reposan los restos de otros pontífices. El tiempo de espera es de aproximadamente 30 minutos, aunque probablemente aumentará a lo largo del día.
Controles de seguridad
Los fieles deben pasar un detector de metales y no pueden depositar flores en la tumba, para evitar una previsible acumulación que haría difícil el tránsito por un espacio tan angosto. Los restos de Juan Pablo II ocupan una tumba en el suelo que albergó el cadáver de Juan XXIII hasta que éste fue trasladado a la Basílica. Ioannes Pavlvs PP II. 16.X.1978-2.IV.2005 es la inscripción grabada en la losa de mármol de Carrara, que mide 2,20 metros de largo por 1,20 metros de ancho y está en un espacio abovedado de la cripta vaticana.
Secreto y excomunión
En paralelo a la apertura al público de la cripta vaticana, los cardenales se han reunido hoy de nuevo para analizar la observancia del secreto sobre todo lo relacionado con la elección del próximo Papa. Asimismo, han debatido la situación general de la Iglesia y del mundo. A esta novena congregación han acudido 140 de los 183 cardenales que integran el Colegio Cardenalicio.
Los purpurados han repasado el artículo IV de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, que hace mención al estricto mutismo que deben mantener todos los cardenales y cómo asegurar que no se introduzcan grabadoras u otro tipo de transmisión audiovisual en la Capilla Sextina, donde se celebrará el cónclave a partir del próximo lunes.
Dicho precepto establece que mientras transcurran las reuniones los cardenales electores están obligados a no mantener correspondencia epistolar, conversaciones telefónicas o por radio con personas no autorizadas en los edificios reservados a ellos. Los cardenales electores tampoco recibirán prensa diaria, ni escucharán programas radiofónicos o verán la televisión. Los purpurados no podrán revelar noticias directas o indirectas sobre las votaciones. Incluso una vez concluido el cónclave y elegido el nuevo Papa tampoco deberán contarlo, a no ser que el nuevo pontífice haya dado su aprobación. Quien viole el secreto que rodea al cónclave incurre -según la normativa vaticana- en la pena de excomunión.
La obligación de guardar secreto no sólo afecta a los cardenales. Así, el Vaticano ha explicado hoy que todos aquellos que participen en el cónclave tendrán que prestar juramento con el que se comprometen a guardar secreto sobre todo lo que suceda en el mismo. La ceremonia de juramento se celebrará el próximo viernes y a ella estarán sometidos, entre otros, el Secretario del Colegio Cardenalicio; los médicos y enfermeros; el personal encargado de las instalaciones vaticanas y mantenimiento, así como los encargados del transporte de los cardenales electores desde la residencia Santa Marta hasta la Sixtina y los ascensoristas del Palacio Apostólico
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