El Papa recibe el homenaje de miles de fieles ante el altar de la Basílica de San Pedro

Miles de fieles, que guardaban cola desde el alba, han comenzado ya a desfilar ante los restos mortales de Juan Pablo II, expuestos ante el altar mayor de la Basílica de San Pedro, bajo el baldaquino de bronce. La capilla ardiente de Karol Wojtyla, fallecido el pasado sábado a los 84 años, se ha abierto al público a las 19.45, una hora y cuarto antes de lo previsto. A las cinco de esta tarde, el Papa ha sido trasladado a hombros desde el Palacio Apostólico hasta la Basílica en una lenta y solemne procesión. Se trata de uno de los ritos más emotivos de las exequias, ya que el cuerpo de Wojtyla ha sido exhibido, por primera vez al público, durante el recorrido, rodeando toda la plaza y ante miles de files.

El solemne cortejo fúnebre con los restos de Juan Pablo II ha sido retransmitido en directo por la cadena de televisión del Vaticano a través de las pantallas gigantes situadas en la Plaza de San Pedro, para que la pudieran seguir las decenas de miles de fieles que le esperaban ante la Basílica. La procesión ha partido a las 17.00 horas desde la sala Clementina del Palacio Apostólico, donde el cadáver de Karol Wojtyla estuvo expuesto ayer al mediodía para un velatorio restringido a la curia, las autoridades italianas y al cuerpo diplomático. Esta mañana, los empleados de la Santa Sede, tanto los seglares como los religiosos, han desfilado por la sala para despedirse.

A hombros de 12 sediarios

Sin ningún tipo de velo, el cuerpo sin vida del 264 sucesor del apóstol San Pedro está amortajado con la sotana blanca y la casulla roja pontificales, junto con la estola arzobispal o palio y la mitra. El cadáver, tendido sobre unas pesadas andas de madera forradas de seda roja, ha sido conducido a hombros de 12 sediarios pontificios durante todo el recorrido. Los sediarios, vestidos de gala, eran en tiempos los nobles a quienes se concedía el honor de llevar el trono del Papa a hombros. El cadáver iba escoltado por ocho alabarderos de la fiel guardia suiza en traje de gala y precedido por un grupo de 10 frailes que portaban cada uno un cirio encendido. En la comitiva participaban además los cardenales da la curia, encabezados todos ellos por el camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo.

Detrás de las andas acompañaban al Papa su secretario particular, Estanislao Dziswisz, las monjas que durante estos 26 años y medio le cuidaron y el mayordomo, Angelo Gugel, "su familia". El cortejo ha atravesado a paso lento los palacios vaticanos desde la sala Clementina, situada en el segundo piso del Palacio Apostólico, para recorrer la primera Logia, la sala Ducal y la sala y la escalera Regia, realizada por el escultor Gianlorenzo Bernini. En la primera Logia esperaban a la comitiva un grupo de fieles, monjas y personal de la Santa Sede, recogidos en oración.

Por el Portón de Bronce

A las 17.30, ha salido a la Plaza de San Pedro por el Portón de Bronce y, entre un pasillo de la guardia suiza, ha pasado junto al obelisco situado en el centro de la plaza y ha llegado a las puertas de la Basílica. Miles de fieles, que se agolpaban alrededor del pasillo desde horas antes, han asistido con emoción al último viaje del Papa polaco y muchos de ellos han roto en aplausos y llantos. Las campanas de San Pedro tocaban a duelo, mientras los religiosos que acompañaron al Papa entonaban una letanía. Antes de introducirlo en la Basílica a través de la puerta central, la procesión se ha detenido en lo alto de la escalinata y ha mostrado el cuerpo del Papa a la multitud allí reunida con una ligera inclinación de las andas.

En la nave central del templo, ha quedado instalada la capilla ardiente en un catafalco, ante el altar mayor y bajo el famoso baldaquino de bronce de Bernini. Un cirio de grandes dimensiones ha sido colocado a la derecha del catafalco. El camarlengo -que ejerce el gobierno provisional de la Sede Vacante- ha bendecido con un hisopo el cadáver de Karol Wojtyla, antes de dirigirle una reverencia, visiblemente conmovido. Después, se ha iniciado a puerta cerrada la liturgia de la palabra, en la que han participado cientos de sacerdotes, obispos y cardenales y en la que se ha pedido que la paz, la justicia y el amor presidan el mundo. Tras varios salmos en latín, idioma en el que se ha oficiado la misa, el camarlengo ha suplicado a Dios que acoja el alma de Juan Pablo II. Un Padrenuestro cantado ha cerrado la ceremonia.

El portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, había informado a primera hora de la tarde de que la apertura de la capilla ardiente se retrasaría hasta las nueve de la noche, tres horas después de lo previsto. Sin embargo, se ha abierto a las 19.45 y así permanecerá los próximos tres días para que los fieles, se espera que unos dos millones de personas, puedan darle el último tributo. Sólo cerrará entre las 2.00 y las 5.00 horas para su limpieza. Son decenas de miles de creyentes los que, desde primera hora, hacen cola para poder despedir al Pontífice, pertrechados con sillas plegables. Cientos de ellos, la mayoría jóvenes, han pasado la noche a la intemperie y acompañan la espera con guitarras y canciones. El funeral tendrá lugar el viernes día 8 a las 10.00 horas y será enterrado en las grutas vaticanas.