El Papa vuelve a El Vaticano
El Pontífice habla por primera vez en público desde que le fuera practicada una traqueotomía
Por tercer domingo consecutivo, Juan Pablo II ha aparecido esta mañana en la ventana del hospital para bendecir a los fieles. Pero a diferencia de las ocasiones anteriores, en esta ocasión ha leído un escueto comunicado: "Os saludo en Cristo. Buen domingo y buena semana", ha dicho con voz ronca pero clara. Es la primera vez que se realiza una alocución pública desde la traqueotomía. A las seis de la tarde, el pontífice, de 84 años, ha abandonado la clínica Gemelli de Roma en una furgoneta en dirección a El Vaticano. Una vez allí, ha sido trasladado a su apartamento en el tercer piso del Palacio Apostólico, donde seguirá con su descanso.
En su intervención de esta mañana también ha dicho unas palabras en polaco, que fueron acogidas con grandes aplausos por sus compatriotas reunidos en la explanada delantera del hospital romano. Juan Pablo II tuvo que tomar aire en varios momentos para poder continuar hablando. Antes había seguido el rezo del Ángelus a través de una gran pantalla de televisión, según ha mostrado el Centro Televisivo Vaticano, acompañado del secretario de estado vaticano, el cardenal Angelo Sodano, y del personal médico y sanitario que le cuida desde el 24 de febrero.
El Ángelus lo dirigió en su nombre desde la plaza de San Pedro el Sustituto de la Secretaria de Estado, el arzobispo argentino Leonardo Sandri, quien leyó un texto del Papa en el que el pontífice dio entender que estará ya en el Vaticano el próximo domingo de Ramos: "Espero ver a numerosos jóvenes participar en la plaza de San Pedro en la solemne liturgia del Domingo de Ramos, que nos proyecta hacia la Jornada".
Esta tarde el pontífice ha abandona la clínica en la que fue internado hace 18 días para ser sometido a una traqueotomía que aliviara sus problemas respiratorios. La furgoneta en la que ha sido trasladado a El Vaticano ha circulado muy despacio escoltada por decenas de hombres, mientras numerosas personas saludaban su paso durante el recorrido, de cinco kilómetros, como ya sucediera hace unas semanas; entonces, el pontífice fue ingresado por las complicaciones derivadas de una gripe.
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