'The New York Times' reconoce que publicó informaciones falsas sobre el arsenal iraquí
El diario estadounidense atribuye el error a sus corresponsales y a Ahmad Chalabi y "otros exiliados" deseosos de un "cambio de régimen"
The New York Times, el diario más prestigioso e influyente del mundo, ha entonado hoy el mea culpa al reconocer que su cobertura informativa sobre el supuesto arsenal iraquí se apoyó en fuentes de dudosa credibilidad. En una extensa carta cargada de autocrítica que publica hoy en su sección de Internacional, el diario estadounidense asegura que algunas de sus informaciones que hace meses "eran controvertidas", hoy "parecen cuestionables" al no reunir "los requisitos necesarios o que se quedaron sin cuestionar".
En concreto, el periódico lamenta que sus corresponsales hayan creído afirmaciones sin contrastarlas antes de darlas el visto bueno. "Retrospectivamente, nos gustaría haber sido más agresivos" y haber revisado las afirmaciones a medida que aparecían nuevas pruebas o se carecía de ellas, asegura el diario.
En su misiva, los responsables del diario destapan los errores en varios de sus artículos. Uno de ellos, fechado entre octubre y noviembre de 2001, da por segura la existencia de un campo secreto iraquí donde reciben entrenamiento terroristas islámicos y se produce arsenal biológico. "Estas afirmaciones nunca llegaron a verificarse de una manera independiente", asegura ahora The New York Times.
La responsabilidad también la extiende a sus editores en Nueva York, que que deberían haber examinado más escrupulosamente las informaciones de los reporteros y haberles exigido más escepticismo. Ello no ocurrió, según el diario, porque quizá estaban demasiado ansiosos por publicar una noticia en exclusiva.
Chalabi, "sin credibilidad"
Tras repasar sus propios artículos, el rotativo menciona cinco de ellos, escritos entre 2001 y 2003, en los que aparecen inexactitudes y errores. Los cinco se refieren al supuesto arsenal químico, biológico y nuclear que se pensaba seguía en poder del ex dictador Sadam Husein. Estos reportajes varían en autoría y tema, pero tienen en común basarse en declaraciones de informantes iraquíes, desertores o exiliados deseosos de un cambio de régimen en Irak, "gente cuya credibilidad" ha sido objeto de un creciente debate en las últimas semanas. En concreto, el diario apunta al líder chií Ahmed Chalabi, miembro del Consejo de Gobierno provisional iraquí, quien presentó a otros exiliados a los periodistas de The New York Times. Chalabi, hasta hace poco un favorito del Pentágono para hacerse cargo del nuevo Gobierno iraquí, ha caído en desgracia después de surgir sospechas de que facilitó datos falsos a Estados Unidos y de que podría haber entregado información confidencial a Irán para acelerar la invasión de Irak.
"Para complicar las cosas, los relatos de estos exiliados eran a menudo confirmados por funcionarios de Estados Unidos convencidos de la necesidad de intervenir en Irak" y que ahora reconocen era "información errónea", añade el periódico en su misiva, que también lamenta que las informaciones posteriores que cuestionaban esos reportajes quedaron relegadas a un segundo o tercer plano, cuando habrían merecido la portada.
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