Putin lanza su particular guerra contra el terrorismo "en cualquier lugar del mundo"

En un tono muy similar al utilizado por el presidente de EE UU, George W. Bush, después de los atentados del 11 de septiembre, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha declarado hoy su particular guerra contra el terrorismo tras el secuestro por un comando checheno de 700 personas en el teatro Dubrovka de Moscú, que se resolvió trágicamente el sábado. Putin ha anunciado que perseguirá a los terroristas "en cualquier parte del mundo" si se atreven a usar "armas comparables a las de exterminio masivo y ha asegurado que no negociará ni aceptará "ningún chantaje".

En una reunión de su Gobierno, celebrada en el Kremlim, el presidente ruso ha señalado que "hoy se impartirán instrucciones pertinentes al Estado Mayor General para introducir cambios en los planes de empleo de las Fuerzas Armadas". "Si alguien intenta usar esos medios contra nuestro país, Rusia responderá con medidas adecuadas a la amenaza dondequiera que se encuentren los terroristas, las organizaciones de esos delincuentes, sus ideólogos o sus inspiradores financieros", ha advertido Putin.

Mientras tanto, Rusia vive hoy una jornada de luto oficial en memoria de los 117 rehenes muertos en el rescate, llevado a cabo por fuerzas especiales. Desde primeras horas, miles de personas visitan y dejan flores y velas encendidas junto al teatro, para recordar a todos los que sufrieron el asalto a manos de 50 terroristas chechenos. Las televisiones y radios han cambiado sus programaciones, sustituyéndolas con películas históricas, de guerra y documentales sobre los atentados terroristas más graves ocurridos en el país. Algunos teatros también han cancelado funciones, mientras que otros han anunciado veladas especiales dedicadas a las víctimas.

Más de 400 hospitalizados

La operación de las fuerzas especiales rusas, vendida como un éxito en principio, se ha visto enturbiada a medida que crecía el número de víctimas mortales, pues la mayoría de ellas han muerto axfisiadas por el gas venenoso usado para paralizar a los terroristas. Ante las protestas de los familiares y la tensión generada por el secretismo de las autoridades, 239 de los rehenes han podido abandonar los hospitales tras ser dados de alta, previa firma de un atestado. Sin embargo, todavía permanecen ingresadas 405 personas, entre ellas nueve niños. De ellos, 145 precisan cuidados intensivos y 45 siguen en estado grave, por lo que puede aumentar el número de muertos.

En cuanto a la investigación policial, prosigue la caza del hombre en Moscú al sospecharse que algún terrorista pudo escapar del cerco en la confusión del asalto policial. En su edición de mañana, el diario moscovita Izvestia informa de la detención de un responsable policial que supuestamente ofrecía información a los terroristas. Otros dos sospechosos, arrestados el fin de semana han sido puestos en libertad al no haberse probado su participación.

Además, esta mañana se ha producido otro sobresalto en el país después de que la agencia Ural Press anunciara el secuestro de un avión que hacía el trayecto entre Moscú y Perm, en los Urales. El ministerio de Situaciones de Emergencia se ha apresurado a desmentir la noticia y ha afirmado que todo el pasaje está bien.