Pim Fortuyn, un 'dandy' populista que sacudió la política holandesa
El candidato de la extrema derecha, homosexual declarado, muestra especial aversión por los drogadictos y los inmigrantes islámicos
El candidato de derecha populista Pim Fortuyn, asesinado ayer a tiros en la localidad de Hilversum, había sacudido la política holandesa al irrumpir con fuerza en la campaña de las municipales del mes de marzo. En aquella cita dejó de ser un perfecto desconocido para ganar, con el 35% de los votos, la alcaldía de Rotterdam, segunda ciudad del país.
Sus perspectivas de futuro eran aún mejores. Las encuestas le atribuían 25 de los 150 escaños del Parlamento para las próximas legislativas del 15 de mayo, suficientes para lograr el segundo o tercer lugar pero lejos del puesto que Pim Fortuyn ambicionaba: el de primer ministro del país.
Si hasta hace poco los políticos y medios holandeses habían tendido a tratar a la ligera a este dandy, homosexual declarado con el pelo cortado al cero y trajes italianos a medida, el tono había cambiado tras su gran victoria en Rotterdam.
Este profesor de sociología de 54 años sacudía entonces a la clase política holandesa con su llamada a suprimir el primer artículo de la Constitución, que prohibía cualquier discriminación.
Sus declaraciones chocantes y sus promesas de acabar con la rigidez de la clase política tradicional parecía seducir a los jóvenes, pues un 20% de los votantes entre 18 y 24 años se manifestaban en los sondeos dispuestos a apoyarle en los próximos comicios.
Fobia al islam
Como muestra de su ideario, su remedio contra los toxicómanos: "Qué las autoridades le ayuden. ¿Quieré usted un poco más? ¿Una pequeña sobredosis? Sin problema". También fue tajante con los nuevos inmigrantes, para los que guarda la frase lapidaria "los Países Bajos están llenos".
Sin embargo, Pim Fortuyn reservaba sus peores adjetivos para el islam, que califica de "cultura retrasada". En un país en el que las estadísticas demuestran que la criminalidad no ha crecido en los últimos años, el líder populista de extrema derecha propició un "sentimiento de inseguridad, para los que se sienten amenazados tras el 11 de septiembre", ha asegurado el politólogo holandés Jean Tillie.
Menos polémicas pero sin duda más pintorescas eran otras de las propuestas de Fortuyn. El líder ultra sugería por ejemplo la vuelta del servicio militar obligatorio para hombres y mujeres; la supresión de los cuerpos de Tierra y Aire del Ejército manteniendo sólo la marina; el regreso a las pequeñas escuelas sin ordenadores; y la tala de los árboles que rodean el Palacio del Gobierno "para que el pueblo tenga una buena vista".
No menos peculiar era la lista electoral que pretendía presentar a las legislativas y que incluía en sus primeros puestos a una Miss Holanda, un ex jugador profesional de damas y cuatro médicos que le ayudaran a abordar el problema de la sanidad, uno de los más preocupantes para los ciudadanos.
Pese a que el eje de su campaña electoral era una cruzada contra la inmigración, Fortuyn siempre quiso mantener distancias con Joerg Haider o Jean-Marie Le Pen, y calificaba de "intolerable" ser comparado con los líderes extremistas austriaco y francés.
Sus frases más polémicas
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