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LA GUERRA DEL SIGLO XXI

La Alianza prepara el asalto a Kunduz tras otra negativa a la rendición

Las diferencias entre los comandantes talibanes frustran un acuerdo de capitulación

Las diferencias entre los comandantes talibanes que defienden Kunduz han puesto en jaque la anunciada rendición de este último reducto en el norte de Afganistán, por lo que las milicias opositoras se preparan para un asalto final.

Jefes de la Alianza del Norte que asedian Kunduz han señalado que el ataque que puede lanzarse mañana contra la ciudad partiría de cuatro direcciones para arrasar las defensas y a todos los que allí resistan.

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Aunque la Alianza había anunciado esta noche por tercera vez en tres días la rendición talibán en Kunduz tras duras negociaciones, a lo largo del día ha tenido que reconocer que muchos integristas se negaban a entregarse y preferían resistir a sangre y fuego.

El núcleo duro de estos resistentes lo formaban los musulmanes extranjeros alineados junto al régimen talibán y que en los últimos días sembraron el terror entre la población de Kunduz tras imponerse a los jefes afganos.

La Alianza aseguró ayer que, si lleva a cabo un ataque final contra Kunduz, no tendrá piedad de estos "mercenarios extranjeros", aunque hoy ya se ha considerado su eventual internamiento en campos de concentración.

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Mientras la Alianza se esforzaba por difundir en Kabul que todo estaba bajo su control y que la rendición de Kunduz era un hecho, en las inmediaciones de este bastión talibán se veían las cosas de otra manera y se insistía en un asalto inminente que puede acabar en una carnicería.

Representantes de la Alianza han indicado en la provincia de Tajar, vecina a Kunduz, que las negociaciones "no están dando resultados concretos" debido sobre todo a las diferencias entre los jefes integristas sobre los términos de la rendición.

Las negociaciones se habían alargado toda la noche y hoy han continuado en una carrera contra el tiempo mientras se acababa el plazo dado a los talibanes para rendirse antes de esta medianoche.

En Dushambé, capital del vecino Tayikistán, otro miembro de la Alianza, Dodullo Jasos, ha señalado que parte de los talibanes se negaron a rendir sus armas y simplemente trataban de ganar tiempo para atrincherarse antes de la batalla final.

"Lucharemos contra quien no deponga las armas. De una manera u otra, entraremos en Kunduz", ha asegurado a los periodistas el comandante tayiko afgano Majmud Safdar, a las órdenes de Mohamed Daud Jan y del general Nazir Mahmed, jefes de la ofensiva contra esa ciudad.

Negociaciones fallidas

La Alianza había anunciado un principio de acuerdo entre los negociadores que velaron esta noche pasada en la localidad de Mazar-i-Sharif, al oeste de Kunduz, para impedir una masacre en Kunduz en caso de que se produzca una ofensiva final. En las negociaciones participaron por parte de la oposición el general uzbeko afgano Abdul Rashid Dostum, el ministro de Defensa de la Alianza, Mohamed Fahim Jan, y Mohamed Daud Jan.

Los talibanes estaban representados por el ex viceministro de Defensa Mohamed Fazil, uno de los comandantes integristas que defienden Kunduz, y el mulá Dadullá, quien luchó contra la Alianza en Mazar-i-Sharif hasta la caída de esta ciudad hace unos días.

Tras horas de pugna, se acordó la creación de varios corredores o pasillos desde Kunduz para asegurar la retirada de civiles y de talibanes desarmados, sin "siquiera armas blancas", así como la creación de "campos de filtración" para los integristas extranjeros.

Kunduz es el último obstáculo que la Alianza tiene en el norte de Afganistán para asegurarse las mejores cartas en las negociaciones para formar un gobierno de amplia representación la semana próxima en Bonn, de ahí la necesidad de hacerse con su control cuanto antes y a toda costa.

Además, el caos que reina en todo el país, con señores de la guerra pululando a la busca del mejor botín, la resistencia talibán en Kandahar, en el sudeste, y la activación hoy de los combates en torno a Kabul refuerzan la intención de la Alianza de enrocarse en el norte.

Si los tayikos, hazaras y uzbekos que conforman la Alianza no ven cumplidas sus expectativas de convertirse en la fuerza decisoria en un Afganistán postalibán, al menos podrían disponer de un amplio territorio en el que la única ley será la de sus cañones y fusiles, como ya pasó antaño.

Cierre de la Embajada en Islamabad

El desmoronamiento del régimen talibán se ha visto también hoy confirmado por un gesto que ya es casi puramente simbólico, el anuncio del Ministerio paquistaní de Asuntos Exteriores del cierre de la Embajada en Islamabad, la última representación diplomática que los "estudiantes de Teología" tenían en todo el mundo.

"Ayer se tomó la decisión de cerrar la Embajada en Islamabad", tras la caída del régimen de los talibán, ha declarado un portavoz del Ministerio, Aziz Ahmad Jan. "Es un tema que hemos discutido en el seno del Ministerior y hemos tomado medidas teniendo en cuenta las realidades del terreno", ha precisado.

El portavoz ha añadido que Islamabad reexaminará la cuestión de la representación diplomática afgana tras el establecimiento de un gobierno multiétnico representativo en Kabul.

Washington señaló ayer que había pedido a Pakistán, ahora su fiel alidado, que cerrara la Embajada del régimen talibán en Islamabad y que expulsaran a todos los diplomáticos que se encuentran en ella, estimando que su presencia ya no es "útil". Pakistán era hasta ahora el único paía que mantenía relaciones diplomáticas con la milicia islámica afgana.

Dos empleados talibanes, junto a la puerta de su Embajada en Islamabad.
Dos empleados talibanes, junto a la puerta de su Embajada en Islamabad.REUTERS

La ONU denucia que los talibanes impiden a la población abandonar la ciudad sitiada

La precaria situación en la que se encuentra la población de Kunduz, relatada por los pocos testigos que han podido abandonar la ciudad desde que comenzaron los bombardeos y el asedio de la Alianza del Norte, ha sido corroborada hoy por la ONU. Según el portavoz de la organización en Kabul, Eric Falt, los combatientes de la milicia integrista impiden a la población abandonar la localidad sitiada.

Esta pasada noche ha llegado a Kabul un empleado local de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ha conseguido eludir la férrea vigilancia de los talibanes. Según éste, la situación sanitaria en Kunduz es muy precaria por falta de personal, que abandonó la ciudad desde que comenzaron los ataques, por la falta de medicamentos y del material médico más básico con el que atender a heridos y enfermos.

Por otra parte, un grupo de individuos armados no identificados han asaltado una agencia de la ONU en Gardez (provincia de Paktia), han robado dos vehículos, han dañado una ambulancia y se han llevado el equipo de telecomunicaciones.

Los asaltos y saqueos a los locales y a los convoyes de la ONU han sido frecuentes en las últimas semanas, pero la organización se niega a utilizar escoltas armadas para evitar esos incidentes.

El portavoz se ha referido además a la más que precaria situación de los cinco mayores hospitales de Kabul, que no tienen ambulancias ni combustibles y cuyo personal lleva cinco meses sin cobrar sus salarios.

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