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LEVANTAMIENTO EN ÁFRICA

Los golpistas de Burundi se entregan a las tropas del presidente, que sigue fuera del país

Los expertos atribuyen la intentona a un sector del Ejército, descontento con las conversaciones de paz entre el Gobierno y los rebeldes hutus

La radio nacional de Burundi, antes de reanudar hoy su programación normal, ha emitido un comunicado del ministro de Defensa, Cyrile Ndayirkiye, en el que ha confirmado el abandono de las estaciones nacionales de radio y televisión por parte de los golpistas. Los revolucionarios se han entregado también a los soldados gubernamentales que rodeaban los edificios.

Los militares insurgentes, que se hicieron llamar Frente Patriótico de la Juventud, han sido liderados en la intentona golpista por el teniente Pasteur Ndarutimana, que anunció ayer por la radio que había tomado el poder y declaró el toque de queda en la capital, Bujumbura. El llamamiento de los golpistas no fue seguido en ninguna zona militar del país, según fuentes oficiales, pero en la capital se ha mantenido el toque de queda hasta hoy.

El golpe se produjo mientras Pierre Buyoya, de la etnia tutsi, se encontraba en Libreville, la capital de Gabón, donde estaba manteniendo reuniones con los líderes del rebelde hutu Frente para la Defensa de la Democracia para resolver el conflicto interno que azota a Burundi desde hace casi ocho años.

Según fuentes diplomáticas acreditadas en la región de Africa Central, la intentona podría estar vinculada con el descontento existente en algunos sectores del Ejército por estas conversaciones.

Espiral de violencia étnica

Burundi está inmerso en una espiral de violencia étnica que ha causado la muerte de más de 200.000 personas, en su mayoría civiles,desde octubre de 1993, cuando soldados gubernamentales tutsis asesinaron al primer presidente hutu del país, Melchior Ndadaye, tres meses después de haber sido elegido en comicios democráticos.

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Bajo la mediación del ex presidente sudafricano Nelson Mandela, el gobierno, el ejército y 17 partidos políticos burundeses rubricaron en agosto del pasado año un acuerdo de paz en Arusha, ciudad del norte de Tanzania.

El tratado prevé un gobierno de transición que comparta el poder, pero hasta el momento el FDD y el principal movimiento rebelde hutu del país, Fuerzas para la Liberación Nacional (FLN), no se han avenido a deponer las armas y participar en las negociaciones.

Como Ruanda, su vecina y hermana gemela, Burundi es una antigua colonia belga que alcanzó la independencia en 1962 y donde la rivalidad entre la minoría tutsi, que acapara el poder político, militar y económico, con la mayoría hutu, constituye una permanente amenaza para la estabilidad del país.

EL PAIS.ES
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