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El móvil, nuevo oasis de la desconexión

Reivindicar el descanso es un acto político. Descansar del mundo digital dentro de los móviles es una paradoja a la orden del día

Móvil redes sociales
Teléfono móvil con la cuenta de Instagram @sighswoon, creada por Gabi Abrão como un punto de descanso digital (Digital Resting Points), 2022.Getty Images
Karelia Vázquez

Lo queremos todo y, lo que es peor, a veces lo conseguimos. Desconectar conectados ha sido nuestro más reciente descubrimiento. Hemos conseguido que en medio de un scrolling infinito, de esos que nos llevan de una story de Instagram a otra con el piloto automático, alguien nos sacuda con este aviso rotulado: “¡Enhorabuena! Ha llegado usted a un punto digital de descanso, permanezca todo el tiempo que quiera”. Es la cuadratura del círcu­lo y la última paradoja del verano: descansar dentro del móvil.

En la cuenta de Instagram ­­@sigh­­swoon, creada por Gabi Abrão (27 años), se avistaron los primeros puntos de descanso digital (digital resting points para usar la denominación más conocida en internet) en 2018. La artista y creadora de memes empezó a subir vídeos sencillos grabados con su iphone: un campo de palmeras, una lluvia fina y persistente, un océano en calma, una cascada de aguas cristalinas. Imágenes geográficamente ambiguas tomadas con una cámara fija. No grababa personas ni objetos, tampoco acción o historia alguna, solo escenarios neutrales pensados para que cualquiera pudiera sentirse parte del paisaje en pocos segundos. Aquel rótulo: “Congratulations! You have reached a digital resting point! Stay as long as you like” avisaba del acontecimiento: usted había llegado a un oasis, a un checkpoint en medio de un viaje sin rumbo ni concierto a través de contenidos sin jerarquizar que nos interesan poco o nada. Suya es la decisión de parar.

Gabi Abrão es una rara avis de internet. Todavía conserva intacta la ilusión, cree que hay salvación para las redes sociales y no piensa que la mayoría de los usuarios seamos “idiotas perseguidores de endorfinas”. Así lo hizo saber en un post viral de Instagram que consiguió 82.000 descargas. Aviso a navegantes: en Instagram también triunfa quien es capaz de subir la autoestima a sus atribulados usuarios y no solo quien los hace sentir miserables con sus barcos, piscinas y restaurantes de alta gama. A Abrão se le adjudica la creación de estas breves paradas para interrumpir una actividad —el scroolling— a la que dedicamos, como promedio, 62 minutos diarios, según OnePlus, un fabricante chino de dispositivos.

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Ella misma reconoce que su invento es una paradoja. Pero en esa aparente contradicción parece estar la razón de su éxito. Los puntos de descanso digital recuerdan la belleza del mundo exterior, pero se consumen dentro del teléfono. “Creamos arte escapista sin renunciar a la recompensa de seguir conectados”, dijo en una entrevista a The Washington Post.

Estos vídeos creados intencionalmente para interrumpir el scroolling en las redes sociales dentro de las propias redes sociales han vivido su particular bum a partir de la guerra de Ucrania, y se han convertido en una nueva categoría a la que se suben cada vez más creadores. También los replican las marcas y los museos. Con los reels de Instagram y los vídeos de TikTok se consiguen experiencias inmersivas, pero Twitter también ha creado su versión de retiro digital momentáneo con espacios de audio de sonidos de la naturaleza, o simplemente con clips de silencio para escapar de la bronca continua de los tuiteros. TikTok exploró el terreno con CalmTok, un rincón dedicado al descanso digital. En 2020 lanzaron una campaña en la que los tiktokers más populares pedían a sus seguidores que dejaran de scrollear y apagaran el teléfono. No sentó bien. Desconectar es un acto demasiado radical, mucho mejor ha sido recibida la idea de tomarse un respiro dentro de la misma plataforma que nos atrapa.

Estos descansos en el interminable camino del doomscrolling (la búsqueda compulsiva de noticias negativas) surgen después de dos años en que nos hemos dejado arrastrar por ríos interminables de malas noticias. No paran de pasar cosas: una pandemia, una guerra, y ahora una crisis económica. Engancharnos a la actualidad nos proporciona una falsa sensación de control sobre los acontecimientos. “Creemos que si tenemos todos los datos podremos tomar mejores decisiones y proteger a los nuestros”, dice la psicóloga experta en trauma Megan E. Johnson, que cree que atiborrarnos de noticias y de novedades sobre propios y extraños en las plataformas conduce a hábitos peligrosos como el menosprecio hacia uno mismo por el sesgo de la comparación social.

Los expertos definen el doomscrolling como “una técnica de evasión para lidiar con la ansiedad”. Una espiral que hay que romper. Y esa es la misión de los puntos de descanso digital, un ejercicio de poder blando que permite retirarse del bucle, aunque sin irse del todo.

Una estrategia más realista que los retiros y ayunos digitales drásticos que encaja en la teoría de minimalismo digital defendida por el profesor de Ciencias de la Computación de la Universidad de Georgetown Cal Newport. “El minimalismo digital propone reconstruir nuestras vidas digitales según nuestras prioridades para enfocarnos en lo que nos interesa. Este enfoque positivo tiene más éxito que las estrategias de abstinencia que se sustentan en mensajes negativos de comportamientos que debemos eliminar. Un minimalista digital es alguien que pone la tecnología a su servicio y no la consume por defecto”, define por correo electrónico.

Quizás desconectar sin dar el portazo definitivo sea solo una manifestación de síndrome de Estocolmo. Aunque no es lo que se infiere de las razones que aducen sus creadores, algunas con poderosos tintes ideológicos, para explicar este fenómeno como una reacción al capitalismo tardío y una manifestación de fatiga colectiva. La artista Bxb Love empezó a publicar sus vídeos de puntos de descanso a principios de este año porque le apetecía proporcionarse a sí misma momentos de paz, libres de información, opiniones o proyectos. “Estamos siendo bombardeados constantemente con la idea de que nunca hacemos suficiente, de que necesitamos o debemos esforzarnos más, y quise compartir algo que no necesitara ser consumido con esa energía”, dijo para explicar su trabajo.

Publicar un vídeo de un paisaje natural estático, sin acción ni personajes, encaja en lo que muchos creadores califican como contenido No Zuckerberg friendly, una pequeña rebelión contra los algoritmos del fundador de Facebook (actual Meta).

Gabi Abrão cree que estos contenidos cumplen una misión tan obvia como novedosa en las plataformas que hoy consumimos: recordarnos que el descanso es posible, que es nuestra elección tomarnos un respiro cada vez que lo necesitemos. Por eso la llegada al punto de descanso digital se diseña como una recompensa: ¡Congratulations! Al fin ha parado usted.

En 2021 la escritora Greta Rainbow avisaba en su newsletter Dirt: “En las redes sociales el ocio siempre acaba convirtiéndose sutilmente en trabajo”. Algo que puede parecer una obviedad ha sido una auténtica revelación para muchos, que han descubierto que en 2022 reivindicar el descanso es un acto político, aunque sea en las fronteras del teléfono y sin violar los límites de internet.

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Sobre la firma

Karelia Vázquez
Escribe desde 2002 en El País Semanal, el suplemento Ideas y la secciones de Tecnología y Salud. Ganadora de una beca internacional J.S. Knigt de la Universidad de Stanford para investigar los nexos entre tecnología y filosofía y los cambios sociales que genera internet. Autora del ensayo 'Aquí sí hay brotes verdes: Españoles en Palo Alto'.

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