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Las señales que Britney dejó: 20 años de imágenes, frases y canciones consideradas gritos de auxilio por sus seguidores

El movimiento #FreeBritney, que pide el fin de la tutela de Spears, ha visto como este pasado miércoles la propia artista pedía su libertad y el fin de la custodia de su padre. Pero sus seguidores llevan años buscando en su material audiovisual pistas que la cantante podría haber dejado como un grito de socorro

Como todo buen icono pop, desde los Beatles a Michael Jackson, Britney no se libra de las teorías de conspiración y muchos fans han visto en sus canciones, actuaciones, vídeos y fotos diversas señales que podrían una forma de pedir auxilio.
Como todo buen icono pop, desde los Beatles a Michael Jackson, Britney no se libra de las teorías de conspiración y muchos fans han visto en sus canciones, actuaciones, vídeos y fotos diversas señales que podrían una forma de pedir auxilio.Collage: Pepa Ortiz

Desde 2019, las redes sociales se han llenado de mensajes que, con el hashtag #FreeBritney, muestran su apoyo a Britney Spears (Misisipi, 39 años). Una iniciativa espontánea protagonizada por admiradores anónimos a la que también se han sumado personalidades como Miley Cyrus, Cher o Paris Hilton y que, recientemente, ha comenzado a adentrarse en el pantanoso terreno de la conspiranoia.

Según muchos de los defensores del movimiento #FreeBritney, la cantante llevaría años utilizando las redes sociales, sus actuaciones, sus sesiones fotográficas y sus propias canciones para enviar, a espaldas de sus tutores, mensajes en clave cuyo objetivo sería alertar a sus fans de que necesita ayuda para escapar de su confinamiento forzado. Lo más curioso es que, lejos de desmentir esta teoría, la propia Britney la habría alimentado interactuando con los fans y dejando pistas que se retrotraen hasta 21 años atrás.

Lo que sí es un hecho es que el pasado miércoles Spears testificó por videoconferencia ante una corte de Los Ángeles. Desde hacía meses, la artista había expresado su deseo de ser escuchada en sede judicial para solicitar que se ponga fin a la tutela que le impide gestionar su vida desde hace más de una década. Después del bache emocional sufrido entre 2007 y 2008, cuando se convirtió en una de las mujeres más perseguidas y fotografiadas del mundo, Britney fue incapacitada judicialmente, perdió la custodia de sus hijos y pasó a ser tutelada por su padre, que tiene poderes para decidir sobre su salud, su patrimonio y su carrera profesional. A pesar de su delicada situación, James Parnell Spears consideró conveniente que durante más de una década su hija continuase trabajando, grabando discos, actuando como jurado en el programa X-Factor y siendo artista residente del Park MGM, un hotel casino de Las Vegas que le pagaba alrededor de medio millón de dólares (unos cuatrocientos mil euros) por espectáculo.

Según informaba la BBC, eran tantas las ganas de la artista por compartir lo vivido en estos trece años de tutela, que la jueza tuvo que pedirle que no se atropellase al hablar. Más calmada, Britney explicó, entre otras cosas, su desacuerdo por tener que llevar a la fuerza un dispositivo intrauterino para no quedarse embarazada, detalló los efectos narcóticos de la fuerte medicación que se le administra y explicó que la razón por la que no había hablado en todo este tiempo era porque tenía miedo a no ser creída. Nada más lejos de la realidad.

A continuación, analizamos los mensajes en clave con los que sus fans creen que Britney Spears lleva años pidiendo ayuda para acabar con el dominio que ejerce sobre su vida su propio padre:

Lucky, la canción

Sí, es imposible que Lucky hable de una situación que en el año 2000, cuando este sencillo fue publicado, todavía no había comenzado. Pero hasta semanarios como Newskeek se han hecho eco de los escalofriantes paralelismos entre lo que describe este tema del segundo disco de Britney (entonces no llevaba ni dos años siendo una celebridad) y su vida actual. Canta Britney en el tema compuesto por Max Martin: “Perdida en una imagen, en un sueño / pero no hay nadie allí para despertarla / Y el mundo sigue girando y ella sigue ganando / pero dime, ¿qué pasará cuando pare?”. Estas líneas son especialmente reveladoras porque el movimiento #FreeBritney se fraguó cuando la artista hizo lo único que estaba en sus manos y que le era legalmente posible para llamar la atención sobre su situación personal: dejar de trabajar y de ganar millones de dólares para toda la gente que depende económicamente de sus giras, discos, productos y conciertos.

El top amarillo

“Ponte algo amarillo en tu próximo vídeo si necesitas ayuda”, le pidieron sus admiradores a Britney en julio de 2020, como ya contamos en este reportaje. Unos días después, la artista publicó un mensaje en el que decía: “Mi florista me sorprendió hoy al hacer el arreglo floral de diferentes colores. Estaba tan emocionada que me puse mi blusa amarilla favorita y solo tuve que COMPARTIR”. El texto se acompañaba con un vídeo de Britney que vestía un top amarillo y mostraba una sonrisa congelada que parecía lanzar un guiño a quien quisiera entenderlo.

Las palomas

¿Realmente Britney necesitaba ayuda? ¿No sería la foto del top amarillo una broma de la artista? ¿No podía ser casualidad? Para salir de dudas, los seguidores le pidieron que, si seguía estando en peligro, publicase una foto con palomas. Dicho y hecho. El 13 de julio de 2020, la artista compartió a través de su cuenta de Instagram Chicas y Cupido, un cuadro de Hans Zatzka, pintor austriaco que trabajó bajo diferentes pseudónimos para así burlar los contratos de exclusividad que tenía firmados con marchantes y clientes. Aunque este hecho podría recordar a Britney intentando zafarse de las restricciones impuestas por sus tutores, lo que más llamó la atención de los fans fue que, efectivamente, en el cuadro de Zatka aparecían varias palomas.

Las jaulas (literales)

Para muchos de sus seguidores, Britney Spears está recluida en una jaula de oro, o sea, en una mansión en las colinas de Hollywood equipada con todas las comodidades y lujos que proporcionan su fortuna de sesenta millones de euros, según datos de Forbes. Pero sin libertad. De hecho, esos fans piensan que la propia artista habría recurrido a esta metáfora con intención de transmitirles cómo se siente. Prueba de ello serían las apariciones de Britney dentro de una jaula en un reportaje fotográfico de la revista Elle, en su espectáculo Circus Live o en la versión original de su vídeo Make Me, el penúltimo sencillo que ha publicado hasta ahora y que es un misterio en si mismo: a última hora se optó por otro vídeo de calidad mucho peor y se archivó este desconcertante clip de cinco minutos dirigido por David LaChapelle. Se desconoce el motivo –se dice que la propia Spears se echó atrás al ver el resultado–, pero tal vez un vídeo en el que la artista es enjaulada, tira un televisor por una ventana, mata a un hombre y termina destrozando literalmente su casa con una grua era demasiado revelador.

LaChapelle apoya #FreeBritney

Cuando el vídeo original fue filtrado a la prensa, años después de su grabación, el fotógrafo estadounidense publicó un mensaje en sus redes sociales. En él pedía respeto para la voluntad de Spears, que nunca quiso que ese vídeo viera la luz. Además, aprovechaba para recordar varias anécdotas vividas junto a la artista. Por ejemplo, que la única exigencia que le puso Britney a la hora de rodar Make Me fue que LaChapelle la sacase dentro de una jaula. “Al principio pensé en filmarla como una tigresa, pero mirándolo con distancia parece que ella quería transmitir que estaba en la cárcel”. Más adelante el fotógrafo recordaba que, cuando rodaron el videoclip de Everytime, Britney quería morir en él. Unos detalles que han llevado a LaChapelle a pensar que “todo eso eran gritos de ayuda, que ella quería comunicarse a través de sus vídeos”.

“No soy de tu propiedad”

Una vez que se traspasa el umbral de la conspiranoia, cualquier detalle, por nimio que sea, sirve para construir una teoría o afianzar la existente. Por ejemplo, el ya mencionado top amarillo, la ropa que se repite diecisiete veces o una simple camiseta negra con el lema You don’t own me (“No soy de tu propiedad”, en castellano). Dicha prenda, lucida por Britney en uno de sus conciertos, ha sido interpretada por los fans como una crítica hacia su padre.

El documental For the record

Cuando Britney ha querido contar cómo se encontraba anímicamente –y se lo han permitido– no se ha andado con rodeos. En el documental For the record, emitido en MTV en 2008 y probablemente la última vez que la artista se expresó de modo sincero y sin tener que medir sus palabras, Spears explicó: “Hay muchas cosas que la gente no sabe de mí. Nunca quise convertirme en una prisionera. Siempre quiser ser libre”. O esto otro, mucho más revelador: “La gente a mi alrededor oye lo que quiere oir, pero no escuchan lo que yo estoy diciendo. Eso no está bien”. Y justo antes de romperse y empezar a llorar, susurra: “Estoy triste”.

Todos estos mensajes de Britney Spears recuerdan, mutatis mutandi, a otras leyendas del mundo del pop, siempre tan dado a la la fabulación y la mitología. Por ejemplo, a aquellas pistas que The Beatles fueron dejando en las portadas de sus discos para demostrar que, supuestamente, Paul McCartney había sido sustituido por un doble después de la muerte del original. Por fin, el pasado miércoles, pudimos escuchar toda la (espantosa) verdad de boca de la misma Spears y demostró que, en su caso, ya no es necesario leer entre líneas ni buscar señales ocultas para desear que esta mujer pueda recuperar su vida y hacer con ella lo que considere.

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