_
_
_
_
Algo nuevo, algo viejo, algo comprado
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tras el covid ya no somos héroes, sino consumidores

Una aplicación digital nos permite comparar los países del mundo para saber dónde podemos ir a gastar nuestro dinero, cuáles son los destinos más liberales con la pandemia, qué ciudad elegir para ir de fiesta

Dos turistas confinados en el H10 Costa Adeje Palace Hotel en La Caleta en febrero de 2020.
Dos turistas confinados en el H10 Costa Adeje Palace Hotel en La Caleta en febrero de 2020.DESIREE MARTIN (AFP via Getty Images)

Desde la llegada del virus, los europeos se dedican a comparar países para averiguar dónde pueden ir a restaurantes y al cine, a tomar algo en los bares o ir de compras. Esta enfermedad ha creado en Europa una competición por la libertad. En este momento, Grecia está en cabeza, junto con Croacia: los cafés y restaurantes están abiertos. Francia se considera zona de riesgo, por detrás de España, pero la clasificación cambia continuamente, según la circulación del virus (el toque de queda se restablece y se suprime con tanta frecuencia que me da vértigo).

En Francia los restaurantes volverán a abrir en junio de 2021, a menos que permanezcan cerrados. No sabemos nada de antemano. Vivimos como animales, día a día, sin hacer planes. El primer ministro nos tira croquetas y movemos la cola. Italia era libre el mes pasado, pero ayer cerró todo... para reabrir la semana siguiente. Alemania está bajo un confinamiento estricto, pero no es tan disciplinada como en 1940. Portugal era cool hasta que cerró todo. En este momento, las Canarias son el mejor lugar para broncearse al sol y tomar algo en la terraza de un restaurante.

Inglaterra era una gran juerga en abril de 2020 y una unidad de cuidados palativos en diciembre de 2020. Islandia no ha cerrado nada: hoteles, bares y restaurantes están abiertos, pero no las fronteras. La situación es complicada: si el Gobierno no hace nada, los cadáveres se amontonarán como en la India, y si el poder cierra todas las tiendas y discotecas, se le acusará de dictadura sanitaria. El virus es un juego en el que todos salen perdiendo. Es como las máquinas tragaperras, con la diferencia de que nadie está obligado a jugar en las máquinas tragaperras. La enfermedad nos enfrenta a nuestro destino. ¿Por qué ya no tenemos el valor de arriesgar nuestras vidas? Me pregunto a menudo qué habría hecho en la guerra. Pero esta no es la forma correcta de plantear la cuestión.

Debemos preguntarnos, más bien, si, al final, solo vivimos en paz porque somos incapaces de hacer la guerra. Los seres occidentales se han vuelto demasiado cobardes para matarse unos a otros. Evidentemente, es un progreso. Ya no somos héroes, sino consumidores. Una aplicación digital nos permite comparar los países del mundo para saber dónde podemos ir a gastar nuestro dinero, cuáles son los destinos más liberales con la pandemia, qué ciudad elegir para ir de fiesta. El mundo es un autoservicio: un mapa nos permite saber dónde hay menos pacientes con un respirador en la boca y un tubo metido en la garganta, lo que es muy útil para atiborrarse de comida y emborracharse sin preocupaciones, pero no con la conciencia tranquila. En 2021, un hedonista es un hombre o una mujer que llena el carrito de la compra en un supermercado esquivando cadáveres.

Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aquí a la Newsletter.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_