Héctor Bellerín: “Parece que queremos igualdad en todo menos en el fútbol. Me como mil mierdas por posicionarme”
El futbolista es el único jugador que combina dos equipos, el Betis y Gospel Estudios, la firma de moda sostenible que ha fundado con Horacio González-Alemán
¿Qué va a hacer cuando se retire? “Quiero exprimir al máximo los años del fútbol, pero también siento ilusión y miedo. Mi psicóloga me llama ilujonado, que es ilusionado y acojonado a la vez. Es un final que va a ser también un principio”. A Héctor Bellerín (Barcelona, 29 años), ganador de tres FA Cup con el Arsenal, una Copa del Rey con el Betis y una Supercopa de España con el Barça, el fútbol se le queda corto. Es diseñador, amante de la lectura y el cine, defensor del medio ambiente y de la justicia social, escritor y fotógrafo en sus ratos libres y, confiesa, empieza a interesarle la carpintería.
El lateral derecho del Betis está en plena sesión de fotos con sus amigos y compañeros de Gospel Estudios en Barcelona. Es la marca que han fundado él y Horacio González-Alemán. Viste cómodo una camiseta y pantalones cortos de Gospel y unas Salomon XT-6 que pronto cambia por unas crocs. Viene de perder 1-0 el derbi contra el Sevilla, pocos días antes jugó en Polonia un partido de la Europa League y agradece el parón de selecciones para descansar. La lectura que le ocupa estos días es La mala costumbre, de Alana S. Portero. “Me flipan las historias crudas”, dice. “Las que hablan de la vida real de la gente y que con una historia te definen una situación”.
Camino a la oficina, Héctor pasea con sus amigos como cualquier pandilla de colegas. Transmiten naturalidad. “Mis amigos me permiten ser vulnerable y, a la vez, fuerte. Me gusta generar vínculos reales. Pasar tiempo de calidad con amigos, pareja y familia, pero también ayudar a la gente de mi barrio”. Cuenta que sus relaciones y el ser “un culo inquieto” son lo que le ha llevado a fundar Gospel. Bellerín no es un recién llegado a la moda: su madre era costurera. “He querido mostrar muchas veces rasgos de mi identidad a través de cómo me vestía. Con 10 años quería ser 50 Cent y me ponía prendas de su estilo”, admite, riéndose. “En Londres fue algo que exploté”. Colaboró con marcas como H&M, pero pronto le preocupó que el discurso de la sostenibilidad se quedase en greenwashing.
Ahí nace Gospel Studios. Esta marca de ropa ética y responsable no depende solo de Héctor y Horacio. Israel Frutos y Joaquim Barriach en el diseño y Clara Fanlo, Santiago López y Sofía García en la comunicación completan el proyecto. Se definen como dependent brand (marca dependiente): “Dependemos desde de quien recolecta el algodón hasta quien transporta el producto”, señala Barriach, rodeado de prendas, cartelería, una mesa de DJ de vinilos de Horacio y una máquina de videojuegos antigua, que encanta a Bellerín. Todos intervienen en el proceso. Hasta la madre y la abuela del futbolista ayudan en los patrones y hacen el modelaje en la web.
“La idea es dar conciencia de lo que es hacer moda”, indica Frutos. Eso sí, desde la noción realista de que para el medio ambiente “lo más sostenible es no hacer nada”, como precisa Bellerín. Sus prendas van de los 118 a los 530 euros. ¿Cómo ayudar a la comunidad con precios tan poco accesibles? “Aún tenemos que afianzarnos. Creemos que nuestro mensaje ayuda. También buscamos colaborar con otras marcas éticas que, por ejemplo, tengan excedentes y podamos producir con ellos”, defiende Bellerín. Frutos añade: “Nos hemos planteado enseñar las facturas. Solo una camiseta nos cuesta 23 euros y queremos que todo el mundo tenga buenas condiciones”. En su web enseñan cómo cuidar la ropa o lavarla para que dure el máximo tiempo posible. Sus cazadoras son reversibles y tienen cordones para ofrecer diferentes cortes y ajustes. “Queremos que la prenda tenga varias vidas”, insiste el futbolista.
Bellerín va a entrenar en bici, es vegano y está inscrito en un taller de escritura creativa en su barrio. Prefiere la vida terrenal a la burbuja de la élite y ama Sevilla. Su pareja, de la que luce una foto de carnet en la funda del móvil, es una tatuadora local. Creció en el seno de una familia obrera, con un padre sindicado, y se felicita de conservar amistades de la infancia. “Tengo amigos futbolistas, pero también artistas, ingenieros, trabajadores sociales… Eso me acerca a la realidad social de España”, considera. “Para mí es esencial que todo el mundo pueda comer tres veces al día, tenga un techo digno y un salario justo. Tengo un montón de amigos a los que les cuesta tener un trabajo y poder vivir solos en un piso de alquiler. La mayoría tienen 30 años o más y están compartiendo pisos o pidiendo ayuda a sus familiares. Eso es una auténtica locura”.
Este verano, Bellerín recibió tanto aplausos como críticas por pedir igualdad salarial para las mujeres en el fútbol. “Sé que a día de hoy no generamos lo mismo, pero si no se invierte en el femenino nunca va a llegar a equipararse. Parece que queremos igualdad en todo menos en el fútbol”. Hastiado, reconoce: “Me como mil mierdas por posicionarme”. Pero no va a dejar de hacerlo. “No posicionarse es un posicionamiento. Me gustaría que hubiera más educación y libertad en el fútbol. En España no existe esa libertad para que tres, cuatro jugadores demos nuestra opinión. Siempre somos a los que nos persiguen. El mundo del fútbol es un mundo de machos, parece que están esperando a que tú digas algo y montar un circo”.
Bellerín está acostumbrado. En una entrevista, compartió su iniciativa de leer solo a autoras durante un tiempo. “Venga, sigue así, aliade”, fue el perfil de respuestas que recibió. “Mi realidad es lo que dicen de mí mis amigos, mi madre o mi pareja. En las redes se crea una violencia que antes no existía. Antes la manera de comunicarte era con una persona cara a cara y había cosas que no decías porque te partían la boca”.
Al futbolista le preocupa el efecto de los ideales ultraderechistas no solo en quienes reciben su odio. “Es un movimiento que tiene el foco en hombres jóvenes, chavales en los momentos más vulnerables de sus vidas, donde tienen problemas y forman su personalidad. Buscan su identidad y vienen a decirles que tienen que ser más machos, que la mujer es menos que el hombre, que tienen que separarse de sus amigos, enfocarse en sí mismos y hacer no sé cuantas flexiones para ser ricos… ¿Qué es esa puta mierda?”, se pregunta. Tantas veces celebrado como un referente positivo en el fútbol, Bellerín, sobre todo, teme que cunda el ejemplo adverso. “Lo temo no solo por sus votos, sino porque son hombres a los que se les está haciendo muchísimo daño. Se están cargando a muchos de estos chavales. Una vez se entra en esa espiral, es muy difícil salir”.
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