Larga vida al carey: Palomo inventa su propio clasicismo en una nueva colección de gafas

Palomo ha crecido. Hace tan solo ocho años que presentó en Madrid su provocadora reinvención del Orlando de Virginia Woolf, pero desde entonces lo ha visto todo, o casi todo. Este mismo año se ha convertido en el artista más joven en ganar el Premio Nacional de Diseño de Moda, ha ideado y cosido pluma a pluma el vestido con el que Karol G se coronó en el Bernabéu y ha vuelto a conquistar al público estadounidense con el desfile celebrado en la última semana de la moda de Nueva York. Un simple vistazo a su moda y, en concreto, a las gafas que desde hace cinco años diseña en colaboración con Mó de Multiópticas basta para comprobar la evolución de su mirada artística. Si hace unos años Alejandro Gómez Palomo sorprendía con sus provocadores diseños llenos de detalles futuristas, ahora, con los 32 años ya cumplidos, ha decidido volver a lo más clásico. “Hemos querido hacer una gafa que acompañe todos los días”, confiesa a ICON.

Tal vez el mayor cambio en esta quinta colaboración sea el diseño de las varillas. Hasta ahora habían sido el caballo de batalla de los ingenios diseños del artista cordobés. En su debut las convirtió en tres lentes que complementaban a las principales y más adelante las retorció creando espirales imposibles. Sin embargo, en la nueva colección ya no queda ni rastro de estas invenciones. “Antes buscábamos un complemento para el verano, divertido y llamativo, pero ahora, por la edad, quiero algo que yo me pueda meter en el bolso”, explica. En los cinco nuevos modelos- dos graduadas y tres gafas de sol- Palomo vuelve a la varilla clásica en dos variantes: el tradicional estampado carey y el vidrio transparente.

El elemento común entre todas ellas es el propio Palomo, o mejor dicho, el sello que ha conseguido forjar a lo largo de los años. En este caso, la marca queda por primera vez incrustada en las varilla de las gafas y en el estuche que las acompaña a través de una emblemática letra “P”. El icono está forjado con el mismo filamento metálico que subraya la montura de todos los modelos. “Queríamos que se sintiera maduro y lujoso”, aclara. Este nuevo símbolo, además de consolidar la madurez del sello Palomo, integra a las gafas con el resto de prendas de la nueva colección de ropa. El mismo diseño de la letra se incluye en los cinturones, bordado en las camisetas o en las gorras que acompañaron la presentación de las gafas en la última edición de la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week Madrid.

Lo único que permanece inmutable es la tradición de dar a cada una de ellas el nombre de alguno de los seres queridos del diseñador. Quizá por esa vuelta a lo clásico, Palomo selecciona el nombre de Norberto, el padre que desde joven le apoyó en su sueño de diseñador. También incluye a su perro Lucio, que ocupa un lugar muy importante en su vida, a su amigo Alberto, para el que ha diseñado a medida la gafa, o Mayte, una de las clientas más fieles de la marca. Nombres que, desde este septiembre, impulsan al diseñador en un cambio de etapa. Palomo ha crecido y, entre sus nuevos propósitos, ahora también busca un público más maduro.

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