Lino, color y clasicismo relajado: cómo vestir de forma elegante en verano

La ropa veraniega tiene sus propias formas de elegancia. Vestir bien en tiempos cálidos implica apostar por una serie de ingredientes infalibles: tejidos ligeros, mejor si son naturales; cortes sencillos que no agobien el cuerpo ni sobrecarguen la silueta; y colores claros y luminosos, que resaltan el bronceado y marcan distancias con el armario otoñal. Algo de todo eso hay en la colección de Hackett London para el momento más álgido del verano. Se llama High Summer y, como muestran las imágenes de la campaña, fotografiadas junto a una piscina paradisíaca, son la constatación de lo bien que se entienden, a pesar de tópicos, las altas temperaturas y los básicos del estilo inglés.

Lo primero son los materiales, siempre marcados por la ligereza y la frescura. En la colección de Hackett hay puro algodón italiano, pero ante todo hay mucho lino vaporoso, el tejido estival por excelencia. Por ejemplo, en las camisas entalladas en tonos que van de lo clásico (no falta el imbatible azul marino) a los rosas y amarillos que permiten dar un respiro a la formalidad. Los bañadores, con estampados originales pero no estridentes (florales, marineros o geométricos), declinan a su manera ese clasicismo relajado que da razón de ser a la firma fundada por Jeremy Hackett en 1983. Que aquella primera aventura empresarial fuese una tienda de ropa de segunda mano en King’s Road, en el londinense barrio de Chelsea, permite entender el ADN de la marca, que pone a prueba la caducidad de la moda con prendas pensadas para durar de año en año, y para envejecer con nobleza.

Poco o ningún reparo, en ese sentido, se le puede poner a sus americanas de lino, pensadas para dar un toque elegante a la noche o a la vida social veraniega, y que combinan con sus camisas o camisetas. Hay mucho más. Pantalones formales y polos en cortes contemporáneos y tonos rotundos. Bermudas con microestampados en colores llamativos. Calzados pensados específicamente para estas fechas, como alpargatas de ante, mocasines ligeros y sandalias de piel. Tonos suaves, mediterráneos, pero no extravagantes, que hablan de cócteles al atardecer, de baños en aguas cristalinas o de jornadas de exploración por ciudades desconocidas. Un imaginario entre los héroes elegantes de E. M. Forster o Evelyn Waugh, el hedonismo con solera de Saltburn y el veraneo mediterráneo. Prendas que no roban protagonismo, sino que subrayan la belleza de una época, el verano, que siempre dura menos de lo que desearíamos.

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