Una pausa en el amor para echarse de menos: ¿funcionan los tiempos sabáticos en las relaciones?
Según los expertos, tomarse pausas para descansar de la pareja y replantearse el rumbo del proyecto común será una de las tendencias en relaciones 2024. Y todo son ventajas
En Estados Unidos, donde bautizan con un nombre atractivo a todos esos hechos o tendencias que en el resto del mundo tildamos de “cosas que pasan”, han creado el marital summer sabbatical. Sirve para definir a ese tiempo vacacional en los que una pareja se separa. Un período que puede ir de días a semanas. Ocurre especialmente en verano, como indica su nombre, pero también en las recién finalizadas Navidades, cuando cada miembro debe viajar a diferentes lugares para ver a su familia.
Si una tendencia necesita primero un nombre para existir, exigirá después a un famoso para ponerla de moda. Piers Morgan, conocido por sus titulares machistas en la televisión británica y, en España, por ser el periodista que entrevistó a Luis Rubiales tras el escándalo del beso no consentido a Jenni Hermoso, ya ha apostado por estos descansos programados. Lo supimos a través de su esposa, Celia Walden, que publicó un artículo en The Telegraph en el que aseguraba que haberse tomado seis semanas de parón sabático en su matrimonio le ha ido de maravilla.
“¿Sabes cuando tu ordenador se vuelve terriblemente lento sin ninguna causa discernible y la solución siempre es apagar y reiniciar? Eso es lo que hace un tiempo sabático matrimonial. Ni pasaba nada malo en la relación, ni estábamos fallando. Pero cuando consideras lo antinatural que fue pasar cada hora del día en compañía de tu otra mitad durante todos esos largos meses del confinamiento, lo cierto es que es un milagro que cualquier pareja, casada o no, haya salido ilesa”, escribe sobre los 42 días que pasaron separados.
En realidad, las pausas sabáticas dentro de las relaciones se han practicado durante siglos, como explica en The marriage sabbatical: the journey that brings you home (El año sabático matrimonial: el viaje que te lleva a casa) Cheryl Javis. En la Edad Media, las mujeres casadas adineradas que querían pasar tiempo a solas se retiraban a los conventos. La autora se pregunta qué les ocurre en la actualidad a esas parejas cuyos trabajos no les ofrecen la posibilidad de pasar largos períodos separados y subraya la importancia que tienen estas pausas o descansos, pues en su opinión otorgan una mayor esperanza de vida a los matrimonios. “En un momento en el que muchos se preguntan cómo hacer que sus matrimonios prosperen durante largos años, es vital ver los períodos sabáticos dentro del matrimonio no como una patología, sino como una promesa”, escribe.
Al parecer, no es la única que lo piensa, pues la proveedora de productos íntimos y empresa del sector del bienestar sexual Lovehoney Group así lo señala en su informe 2024 Sex Trends Reports. Destaca que muchas personas están cambiando conscientemente sus estrategias de relación para darse prioridad a sí mismas, por lo que están aumentando los períodos sabáticos en las relaciones. Se trata de tomar breves pausas en las relaciones para explorar el crecimiento personal, los objetivos y el autodescubrimiento antes de volver a la pareja.
Relaciones sabáticas, pero comunicativas
Cualquiera de cierta edad (o con suscripción a televisión a la carta) a quien se le mencione “un descanso” recordará inmediatamente la frase “¡Estábamos tomándonos un descanso!”, que Ross le espeta a Rachel en Friends para justificar que él tuviese sexo con una mujer sin que eso supusiese una infidelidad. De este parón sentimental tan televisivo, por cierto, Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de JOYclub España, aplicación para encontrar citas y encuentros sexuales, cree que podemos aprender la importancia de dejar claro qué significado tiene esa pausa. “¿Podemos acostarnos con otras personas? ¿Nos lo contaremos después? ¿Vale hacerlo con cualquier persona? ¿Nos mantenemos en contacto o nos desconectamos absolutamente entre nosotros? Si convivimos: ¿Cómo lo gestionamos? ¿Podemos acostarnos con otra persona en la casa de ambos? Hay que autoanalizar qué estamos buscando, qué esperamos del otro y ser asertivos para evitar problemas de comunicación si no queremos acabar como Rachel y Ross”, advierte.
Muchos considerarán que la pausa debería servir únicamente para disfrutar de la soledad, encontrarse a uno mismo y tener tiempo para echar de menos a la pareja, pero sería caer en el error de que existe un solo modelo relacional clásico, una sola forma de sentir y de convivir. Igual que no hay una sola manera de estar en pareja, tampoco existe una única forma de tomarse un tiempo. “Cuando una pareja toma la decisión de darse una pausa sabática, lo hace porque cree que es lo conveniente para sus problemas. Considera que darse aire, echarse de menos, tomar tiempo para pensar y respirar con calma les ayudará a reenfocar la relación, ver hacia dónde quieren dirigirse, sopesar pros y contras y hacer un buen análisis de la situación”, explica Bizzotto. “Pero para otros puede implicar la vía para hacer realidad fantasías sexuales con otras personas, para conectarse eróticamente con terceros más allá de la pareja y probar cosas nuevas. Decidir un enfoque u otro no es ni malo ni bueno, depende de las necesidades de cada persona de la pareja y de lo que decidan acordar”.
Otros expertos en relaciones apuestan por diferenciar entre las pausas sabáticas y darse un tiempo. Ambas situaciones implican un espacio temporal, pero la intención y el enfoque son diferentes. “La pausa sabática se centra principalmente en el crecimiento personal, la autoexploración y el autodescubrimiento. Ambas partes buscan tiempo para nutrir sus necesidades individuales. Se lleva a cabo mediante un acuerdo mutuo y consciente entre la pareja, donde ambas partes están de acuerdo en tomar este tiempo para su desarrollo individual y, de paso, fortalecer la relación”, explica Ainoa Espejo, coach y grafóloga personal y de relaciones. “La comunicación durante la pausa sabática es clave. Las parejas suelen establecer límites claros, compartir expectativas y mantener una conexión emocional a lo largo de este período. A veces puede estar propiciado por eventos externos, ajenos a la relación, como las vacaciones, separación por trabajo u otros motivos”.
“Por un lado, hay que aceptar las necesidades de cada cual y comprender que, si nuestra pareja necesita espacio, hemos de respetarlo y no insistir para que cambie de parecer, pues eso suele generar el efecto contrario”, continúa Espejo. “También reflexionar sobre qué es lo que me preocupa de ese tiempo de distancia. ¿Que se acueste con otros? ¿Sentir soledad? ¿Que deje de necesitarme? ¿Que se olvide de mí? Si basamos una relación en la confianza y los acuerdos, nada de eso debería preocuparnos, y si la otra parte no respeta los límites acordados o se da cuenta de que sola está mejor, tampoco tiene sentido seguir juntos”.
Las ventajas de parar para volver a empezar
Como explica Espejo, en una sociedad caracterizada por la brevedad y la aceleración constante, tomarnos pausas y reevaluar periódicamente nuestras vidas resulta esencial. “Decidir libremente cada día si queremos seguir compartiendo nuestro camino con esa persona puede otorgar un nivel de compromiso más auténtico. Este acuerdo diario, basado en decisiones maduras y conscientes, puede superar la aparente solidez de relaciones sostenidas por pactos formales o situaciones compartidas a largo plazo. Es un recordatorio de que la verdadera esencia del compromiso reside en la elección continua de estar juntos, haciendo que cada día sea un acto renovado de amor y conexión genuina”, asegura.
Tomarse un tiempo sabático en la relación permite a muchas personas revalorizar a sus compañeros y apreciar lo que tienen a su lado día a día, dejar de dar por hechos los pequeños detalles y comprender por qué están con esa persona. “Considero que uno de los aprendizajes que deberíamos adquirir de tomarnos un tiempo es descubrir por qué hemos necesitado esta fórmula de pausa sabática para tener tiempo para pensar”, indica Bizzotto. “¿Quizá tenemos una relación demasiado absorbente donde no tenemos espacio para nosotros mismos, nuestros proyectos, amistades o simplemente para oír nuestros pensamientos? ¿Cómo podemos priorizar el tiempo individual en la convivencia de pareja?”.
Un matiz clave
Cheryl Lynn Jarvis puntualiza en The Marriage Sabbatical: The Journey That Brings You Home que estas pausas sabáticas suelen ser más complicadas para las mujeres. La psicóloga conductual Carol Gilligan añade que las mujeres están condicionadas a ser más relacionales que los hombres: mientras que ellos desarrollan su identidad a través de la separación y la autonomía, las mujeres desarrollan su identidad a través de las relaciones con los demás. “Debido a que las mujeres han sido educadas para invertir más en las relaciones y a que su sentido de sí mismas está organizado en torno a la afiliación, les resulta psicológicamente más difícil alejarse de las relaciones en sus vidas”, asegura. En este sentido, es posible que esa pausa en el amor pueda ser doblemente beneficiosa para ellas: no solo pueden replantearse una relación en concreto, sino su modo general de relacionarse con el mundo. Como terapia, no tiene precio.
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