Oro, acero, palmeras y meteoritos: así es lo nuevo de Rolex
La relojera de lujo por excelencia presenta sus novedades de 2021 en la feria digital Watches & Wonders y promete emociones fuertes con modelos deportivos y materiales insólitos
La feria telemática Watches & Wonders se ha convertido en el epicentro del universo relojero en un año en que las presentaciones tradicionales –los salones de toda la vida– siguen ausentes. Y Rolex ha aprovechado la ocasión para presentar globalmente una selección de modelos que presumen de músculo, artesanía, historia y sana excentricidad.
El protagonismo es para los Explorer, esos relojes que la marca somete a un gimnasio brutal para asegurarse de que aguantan las pruebas aventureras más duras. Aquí aparece el Oyster Perpetual Explorer, que retoma los 36 mm de su versión original, surgida en 1953, y que arroja una pregunta:¿estamos entrando en una era de cajas más pequeñas? El padre de este reloj fue el que Rolex fabricó para que Sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay conquistaran la cima del Everest. La nueva generación de este mito mezcla la aleación Rolesor (con oro de 18 kilates) en el bisel y correa con una esfera negra. El resultado es una composición repleta de elegancia, señorío, buena presencia y precisión. En sus entrañas golpea con fuerza el calibre autómatico 3230, creado el pasado año con tecnologías exigentes –por ejemplo, de espectro antimagnético– que garantizan fiabilidad y resistencia a los golpes. Por supuesto, en oro y acero, una combinación que lleva años acaparando la atención de los aficionados.
Pero vamos ahora al Oyster Perpetual Explorer II. Su esfera lacada en blanco destaca por su acabado mate, los marcadores de hora, cuyo revestimiento negro se aplica mediante PVD (Physical Vapour Deposition), y las agujas de las horas, minutos y segundos lacadas en negro. La manecilla de 24 horas conserva su característico tono naranja, que es el mismo color de la inscripción Explorer II que aparece en la esfera desde 2011. El primer Explorer II nació en 1971, destinado a aquellos aventureros que se movían en condiciones extremas, regiones polares y otros espacios al límite. Este modelo, con un segundo huso horario, puede ejercer también de brújula, zambullirse hasta 100 metros de profundidad y mantener sus 42 mm de diámetro sin heridas. Robustez a prueba de balas.
Como toda gran manufactura, a Rolex también le gusta dar a conocer su sabiduría, esas filigranas artesanas que solo los grandes maestros relojeros con pulso de hierro saben llevar a cabo. La nueva colección Datejust 36 (atención, de nuevo, al diámetro) incluye cuatro esferas con distintas artes que merecen una oportunidad. Están orientados al público masculino, pero no exclusivamente.
Son cuatro nuevas versiones de su Oyster Perpetual Datejust 36 con nuevos motivos de esfera en forma de “palmera” y “acanalado”. El motivo de la palma evoca bosques tropicales exuberantes y vibrantes, mientras que el motivo estriado muestra un patrón procedente de una gama de biseles Rolex, y que se ha convertido en uno de los sellos estéticos de la marca.
Tres de los nuevos relojes evocan la imagen de la palmera. En el primero, en Oystersteel y equipado con una pulsera Oyster, el patrón está presente en una esfera verde oliva. También decora la esfera dorada del segundo reloj, una versión Rolesor amarilla (que combina Oystersteel y oro amarillo de 18 quilates) equipada con un brazalete Oyster, y la esfera plateada del tercer reloj, una versión Everose Rolesor (que combina Oystersteel y Everose de 18 quilates). El estriado se encuentra en la esfera dorada, otra visión amarilla de Rolesor. Por supuesto, con movimientos automáticos. Por si alguien no lo supiera, el Datejust de Rolex es el arquetipo del reloj clásico gracias a una combinación casi eterna de funcionalidad y estética. Lanzado en 1945, fue el primer reloj de pulsera cronómetro impermeable de cuerda automática que mostraba la fecha en una ventana a las 3 en punto en la esfera, y consolidó las principales innovaciones que la marca había aportado al reloj de pulsera moderno hasta entonces.
El último modelo masculino que se ha puesto de gala esta temporada de lanzamientos es el Cosmograph Daytona. Como su nombre y apellidos muestran, es un cronógrafo automático musculoso, potente, nervioso, pero con esa tranquilidad tan Rolex. En dos palabras: velocidad y conducción. Su primera visita al mundo tuvo lugar en 1963 y fue diseñado y perfeccionado por pilotos profesionales de las cuatro ruedas. Equipado con un bisel taquimétrico y un movimiento mecánico de alto rendimiento completamente desarrollado y fabricado por Rolex, este legendario cronógrafo es el instrumento de elección para medir intervalos de tiempo y determinar velocidades medias.
Sin embargo, lo más interesante de este modelo es otra cosa. Con sus orígenes en los confines del sistema solar, el material que adorna la esfera de estos nuevos relojes Cosmograph Daytona, un meteorito metálico, proviene de un asteroide que explotó hace millones de años. En su viaje entre planetas, fragmentos de este material extraterrestre natural, compuesto principalmente de hierro y níquel, se enfrían unos pocos grados Celsius cada millón de años, creando una cristalización única y distintiva dentro del material que es imposible de recrear en la Tierra. El meteorito metálico es raro y difícil de trabajar, pero una vez que se corta en secciones delgadas y se le aplica un tratamiento químico, se revela el prodigio de su estructura interna entretejida. Estas fascinantes y variadas formaciones se conocen como patrones de Widmanstätten. Conclusión: cada reloj (cada esfera) es único.
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