Por qué tienes que saber quién es Reneé Rapp, la cantante y actriz que necesitó huir de Broadway

Para saber quién es Reneé Rapp (Carolina del Norte, 25 años) hay que ir a sus redes sociales. Como buena centennial, la cantante y actriz estadounidense —en su caso, la canción va antes que la actuación, aunque esto suele variar cuando sabes hacerlo todo— tiene una presencia constante en Instagram y en TikTok, donde sus tres y cuatro millones de seguidores, respectivamente, compiten muy en serio con sus casi nueve millones de oyentes mensuales en Spotify.

Con una imagen potente, algo así como una american beauty pasada por un filtro desafiante, publica en Instagram sus shootings, imágenes promocionales y vídeos infantiles (canta desde niña), y reserva para TikTok una imagen más gamberra, con sus lip sync, efectos de ojos de bebé, cameos de señoras haciendo peinetas a cámara y cualquier otra tendencia hipnótica de las redes sociales. Por supuesto, si le preguntan, todas estas publicaciones son una estrategia más de promoción de sus trabajos en televisión y de sus canciones. O, más concretamente, una manera de conectar con el público que luego verá todas sus series y películas y escuchará sus discos.

De momento, ha protagonizado la película Mean Girls (2024) o, como se las conoce desde hace décadas en España, Chicas malas, aquellas que en la cinta de 2004 capitaneaban Rachel McAdams y Lindsay Lohan y a quienes Rapp ha dado el relevo 20 años después como la pesadilla de cualquier adolescente estadounidense, Regina George. Antes, en 2019, ya se había puesto en la piel de la manipuladora abeja reina del instituto North Shore en el musical de Broadway con el que empezó su camino hacia la fama, del mismo título y nominado a mejor musical en los premios Tony en 2018. Sobre las canciones, hasta la fecha, estas le han dado para publicar dos discos, Snow Angel, en 2023, y Bite Me, que se publicó el pasado agosto y con el que está en una gira que la llevará por Europa a principios de 2026.

Pero Reneé Rapp es, sobre todo, conocida por otro papel, el de la serie de HBO La vida sexual de las universitarias, en la que desde 2021 a 2024, durante algo más de dos temporadas, interpretó a otra alumna, esta vez de la ficticia Universidad de Essex, en Vermont. Hasta su marcha voluntaria de la serie en la tercera temporada, en la que solo participa en los capítulos iniciales que le dan un cierre argumental a su trama, Rapp fue la privilegiada y segurísima de sí misma Leighton Murray, una especie de evolución neoyorquina de Regina George que, aunque cargada de cierta superioridad moral, parece haber aprendido de los errores del instituto y está dispuesta a cometer los del excitante mundo de un campus universitario.

El papel de Leighton Murray, que dejó para centrarse en su carrera musical, se convirtió rápidamente en uno de los más atractivos de la serie. Hecha para brillar con él, lucía los estilismos más sofisticados y la personalidad más arrebatadora de las cuatro compañeras de piso que la protagonizan y (ojo, spoiler) pasó a convertirse en un personaje queer, no sin antes sufrir (siempre en la ficción) las tribulaciones de una joven que estaba llamada al encorsetado mundo de las hermandades universitarias estadounidenses.

Rapp, que actualmente mantiene una relación con la música británica Towa Bird —la pareja hizo su debut en una alfombra roja en 2024, durante la fiesta de los Oscar de Vanity Fair—, primero se declaró públicamente bisexual —en 2022— y, después, lesbiana —en 2024—. Su sexualidad le ha dado algún dolor de cabeza a sus padres, Charles Rapp y Denise Olexa, dos personas que, aunque alejadas del mundo artístico, eligieron un nombre lo suficientemente expresivo como para que su hija triunfase en la industria musical, incluso antes de saber que se dedicaría a ella, como contó la cantante hace unos meses en el podcast Good Hang with Amy Poehler: “Podría decirse que mi madre eligió mi nombre y apellido para que ambos tuvieran dos letras R, por si quería ser una estrella del pop”.

Volviendo a su sexualidad, según explicó a Los Angeles Times en septiembre de 2023, con 15 años Rapp le preguntó a su padre si un amigo podía quedarse a dormir. Ante la negativa de este, ella le espetó que a veces dormía con amigas que le gustaban. En la cabeza de la entonces adolescente, en esa conversación su padre vino a negar la existencia de las personas bisexuales, lo que a ella le dolió profundamente. Pero él lo recuerda de forma distinta: “Fue algo así como: ‘¿Te gusta una chica? Haz lo que quieras, está bien. Siempre y cuando seas feliz”, explicó el padre al periódico californiano. También fue sonado el enfado de la madre cuando una vez, estando en Secundaria, su hija le pidió abrirse un perfil en Facebook para estar en contacto con su abuelita y acabó usándolo para presumir del primer beso con su novio de entonces: “Mi madre lo vio y se enfadó muchísimo”, contaba Rapp en Time en agosto de 2023: “Me dijo: ‘¿Te estás besando en mi casa?’, a lo que yo le respondí: ‘Sí, soy una mujer libre. ¡No puedes decirme qué hacer con mi cuerpo!“. “Yo era un monstruo”, terminaba su testimonio a la revista estadounidense, entre risas.

Más allá de la lucha tribal entre padres y adolescentes y de una temprana afición de Rapp por compartir su vida en redes sociales, la relación con sus progenitores —quienes, por cierto, tienen otro hijo artista, Charles, que en noviembre de 2023 se unió a su hermana mayor en el escenario, durante una parada de su gira Snow Hard Feelings— es la deseable cuando eres casi una estrella y el suelo se mueve bajo tus pies. Fue el caso de la actriz nada más tocar el cielo de la fama: en 2019, al mismo tiempo que Rapp cumplía su sueño en Broadway en el musical Chicas malas, desarrolló un trastorno de alimentación provocado por las críticas hacia su peso en internet y por parte del equipo del show que, según ha declarado, le decían “cosas horribles” sobre su cuerpo. Empezó a restringir su alimentación hasta poner en peligro su salud, momento en el que los padres, alertados, cogieron un vuelo a Nueva York que se repitió en el tiempo cada fin de semana con el fin de ayudar a su hija y sacarla del musical, lo que coincidió con el inicio de la pandemia y el final de la producción.

Además de su frenética presencia en las redes sociales, hay otra cosa de Rapp muy propia de su generación: el valor para hablar de sus problemas de salud mental. En 2023 confesó en The Guardian que dejar Chicas malas en el teatro fue beneficioso para ella. Pero no era la primera vez que flaqueaba emocionalmente. En 2022 le diagnosticaron un trastorno del estado de ánimo, lo que le permitió comprender mejor por qué siempre se había sentido tan inestable emocionalmente: “El diagnóstico me hizo sentir —y este es un término despectivo, si hablamos de salud mental— que no era solo una tonta, como me había sentido durante tanto tiempo”, contó al diario británico. Sus padres, dice, siguen preocupados, pero eso es “porque ahora saben más”. Ella, mientras, sigue posando y sonriendo como la chica despreocupada de 25 años que tiene planeado comerse el mundo.