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Pablo García, el modelo e ‘influencer’ que se despide de Instagram para entrar en el seminario

El joven, que en el año 2021 ya emprendió un proyecto para ayudar a personas sin hogar desde las redes sociales, dice adiós a sus seguidores para, en un año, ser sacerdote

Pablo Garna sacerdote influencer
El País

Pablo García es @pablogarna en Instagram. Para quienes no le conozcan, es decir, para los que no sean uno de sus 650.000 seguidores de su perfil, este modelo e influencer de Estilo de vida está desde hace años presente en el mundo de las redes sociales. Solo un click en los enlaces que él mismo destaca en su biografía es suficiente para hacerse una idea de la repercusión mediática de este joven, que vive a caballo entre Madrid y Granada y es, entre otras cosas, un amante de las motos. Ahora, inesperadamente, en lo más alto de su actividad profesional, García acaba de despedirse de sus seguidores. Lo ha hecho con un emotivo vídeo publicado ayer domingo 31 de agosto en el que explica sus razones para decir adiós: va a ser sacerdote, “en unas semanas voy a entrar al seminario”, asegura.

En este vídeo de despedida, en el que aparece sentado en una sencilla silla, vestido con colores claros, con lo que se intuye cono una tranquila cala o lago de fondo, y que ya acumula casi 77.000 likes (me gusta) en Instagram, García explica que empieza “un capítulo muy ilusionante” de su vida en el que estará “fuera del foco”, en el que habrá silencio, oración, rutina.

En definitiva, “una vida radicalmente distinta”, explica. Su grabación, además, va acompañada del siguiente texto:

“Hazle caso a lo que te diga el corazón’. Es una frase que hoy en día escuchamos mucho y que, si no se confunde con las ganas o con un sentimentalismo inmaduro, supone una verdad como un templo. Para mí ese es el verdadero éxito en la vida: hacer y vivir la vida que un día Dios pensó para mí; hacerle caso a su voz en mi corazón más profundo. Han sido casi cuatro años maravillosos en los que desde el primer día soñé con llevar el amor de Dios a través de esta pantalla. He tenido momentos buenos y momentos de bajona. He podido viajar y conocer mundo; vivir cosas que en mi vida me habría imaginado, teniendo la oportunidad de compartirlas con mi familia y amigos. He sido (y sigo siendo) muy feliz. Pero sin duda el mayor regalo que me llevo de esta cuenta son los milagros, continuos, de personas contándome y abriéndome su corazón. Acercamientos a la fe, inquietudes y, por supuesto, desahogos. Ese ha sido mi mayor regalo. Qué pena que no haya podido atender como me habría gustado, cada mensaje y a cada persona. Soy consciente de que es una decisión que seguramente “el mundo” no entiende: una vida cómoda, una estabilidad, ciertos lujos y “pocas preocupaciones”, pero repito: ¿De qué me sirve todo eso si mi corazón anhela y me grita otra vida? Yo me niego a conformarme. No sé si volveré en unos meses por aquí. Ya se verá. Por lo pronto, este mes de septiembre seguiré subiendo cosas con normalidad y te seguiré compartiendo mi vida, preguntas que puedan surgir a raíz de este vídeo, comentadas con mi madre y lo que vaya surgiendo. También tengo compromisos con marcas que tengo que respetar y que quiero hacer bien, como he procurado hasta hoy. Lo que te pido es que si quieres, que reces por mí. Para que no me guarde nada. Para que mi entrega sea entera, aunque no vea resultados ni frutos. Para que, también en los momentos malos, me repita una y otra vez: solo Dios basta. ¡Gracias por todo! Te rezo ❤️“.

En realidad, esta vocación del futuro sacerdote va en la línea de sus proyectos en el pasado. En concreto, la cuenta de Instagram Un mismo equipo (actualmente inactiva), en la que en el año 2021 Pablo, junto a sus dos compañeros Gonzalo Perales y Miguel Jiménez, empezaron a ir por las calles de Madrid para descubrir la historia que había detrás de cada persona sin hogar y así ayudarles a escapar de su vulnerabilidad. En su cuenta, luego, publicaban los perfiles con una fotografía, acompañada de una descripción de su experiencia laboral para conectar a estas personas con empresarios. En un reportaje para EL PAÍS publicado ese mismo año, los emprendedores de esta idea contaron que, en solo tres meses, ya habían logrado que se contratara a unos 10 hombres sin techo.

“En unos años, si Dios quiere, seré sacerdote”, dice visiblemente emocionado García en su vídeo de despedida en Instagram. De momento y hasta su próxima entrada al seminario, seguirá su actividad normal en redes, donde tiene compromisos con algunas marcas.

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