Joana Sanz, mujer de Dani Alves, da su primera entrevista tras la encarcelación del futbolista: “Creo que es inocente”
La modelo, que no ha iniciado los trámites de separación, afirma que el brasileño “entró en prisión sin pruebas” y que “ha metido la pata” con su matrimonio por lo que ella considera una infidelidad
Una semana después de la muerte de su madre, Joana Sanz (Tenerife, 28 años) se enteró a través de la prensa de que su marido, el futbolista Dani Alves, había sido acusado por la presunta violación, el 30 de diciembre, a una mujer en la discoteca Sutton de Barcelona. El 20 de enero de 2023, cuando Dani Alves regresó a España para el funeral de su suegra, el exfutbolista del Barça fue detenido y la jueza le envió a la cárcel por riesgo de fuga. Un mes más tarde, el 15 de marzo, Joana Sanz anunció su separación de Dani Alves, de 39 años, a través de un comunicado escrito de su puño y letra y publicado en su cuenta de Instagram, con casi un millón de seguidores: “Aquí está una mujer fuerte que pasa a la siguiente etapa de su vida”, escribió entonces la modelo tinerfeña, “me amo, me respeto y me valoro mucho a mí misma”.
Ahora, Sanz ha dado su primera entrevista en Vanitatis, donde ha hablado sobre el impacto que los acontecimientos de los últimos meses han tenido en su vida, y donde defiende la inocencia de su todavía marido y se toma la acusación de violación como una infidelidad: “Creo que Dani es inocente. Hasta donde yo sé, todavía no ha habido un juicio. No podemos condenarlo antes de que eso ocurra”, ha afirmado la modelo, quien cuenta cómo fue la primera conversación con Alves tan enterarse de la acusación por violación: “En principio yo no daba crédito a nada. Me quedé en shock. Y todo me parecía gravísimo. Él entró en prisión sin haber pruebas. No nos olvidemos de que fue a declarar voluntariamente. Que no tuvo ninguna notificación para ir a hacerlo, nadie se lo pidió. Y de allí directamente lo llevaron a prisión”.
Alves atendió voluntariamente la petición de los investigadores de volar a Barcelona desde México, donde jugaba en el Club Universidad Nacional, conocido como Los Pumas de la UNAM, para aclarar su presunta participación en la agresión sexual. Al llegar a Barcelona, los Mossos lo detuvieron y lo trasladaron a comisaría para tomarle declaración. Más tarde, lo llevaron a la Ciudad de la Justicia para comparecer ante la jueza. Tras 45 minutos de una declaración en la que “incurrió en numerosas contradicciones”, tanto la acusación particular —que ejerce la víctima— como la Fiscalía solicitaron su ingreso en prisión provisional sin fianza. Alves negó haber mantenido relaciones sexuales no consentidas con la chica, un relato que no concordaba con los indicios (huellas, restos biológicos) que fueron analizados por los Mossos y que contradijeron lo que había dicho antes: que no la conocía de nada. La declaración de la joven, por el contrario, fue coherente y sólida, según fuentes judiciales.
La modelo repite en varias ocasiones que cree en la inocencia de su marido, pero afirma que su matrimonio se ha resentido a causa de la, para ella, infidelidad: “Creo en su inocencia y espero no equivocarme. Conociéndolo, puedo decir que Dani no es una mala persona. Que ha metido la pata con nuestro matrimonio, hasta el fondo, sí. Pero creo que él nunca hubiera hecho eso siendo consciente de que podía perderlo todo. Es demasiado grave”.
El pasado 9 de mayo, la jueza de Barcelona encargada del caso rechazó de nuevo la petición del exfutbolista, que había solicitado su puesta en libertad por segunda vez. El auto recordó que Alves “ya ha realizado varias declaraciones y en cada una de ellas ha dado una versión diferente de los hechos, desde que no conocía a la víctima, hasta la última, que reconoce que hubo sexo entre ambos, señalando que fue consentido”. Sobre las distintas versiones de Alves durante todo el proceso judicial, Joana Sanz afirma que cree que lo hizo por ella: “Pienso que lo hizo por mí, por no darme otro palo. Cuando entró en prisión, hacía una semana que mi madre se había muerto y supongo que no quería hacerme sufrir más. Creo que no quería contarlo para evitar provocarme más dolor en el peor momento de mi vida”.
El periodista le pregunta entonces a la modelo por qué anuncia su divorcio con Alves si considera que es inocente. Sanz mantiene la inocencia de su marido, pero asegura que no puede perdonarle una infidelidad: “Yo me planteo el divorcio porque descubro que me ha sido infiel, pero, a pesar de todo lo que se ha dicho, aún no hemos iniciado los trámites. Seguimos casados. De momento solo es de palabra. Dani y yo tenemos una conversación pendiente porque ha roto unos valores que yo considero que son los que mantienen un matrimonio: el respeto y la confianza. Pero, pese a todo esto, seguiré estando ahí porque Dani es mi familia”. Sanz también reconoce que, antes de que su marido entrase en prisión, ellos, como pareja, estaban “superbien” y que “nunca” discutían. Cree que su marido “cometió un error” y que por eso han “perdido todo” lo que tenían.
A pesar de todo, mantienen en contacto y Joana Sanz ha ido a verle a prisión en varias ocasiones, también hablan por teléfono casi a diario: “Lo voy a ver a prisión. No hay mal rollo. Hemos estado juntos ocho años y yo no me quedo solo con esto, que ha roto nuestra relación como pareja. También me quedo con otras muchas cosas buenas que hemos vivido y compartido juntos”, afirma la modelo. Sanz explica que va a visitarlo porque sabe que Alves se encuentra en su peor momento y, como marido, él la apoyó a ella en sus peores momentos: “Siempre nos quedamos con el rencor y con el mal que nos hacen, pero que nos hagan algo malo no significa que tengamos que devolverlo con algo malo. Él ahora está encerrado entre cuatro paredes de cemento. Y eso mentalmente tiene que ser tremendo”. Aun así, Sanz afirma que todavía no han podido hablar “de las cosas serias” que les afectan: “Aún no he podido ni insultarlo”.
Afirma la de Tenerife que durante su primer mes en prisión, Alves “simplemente lloraba” pero que “ahora, con el paso del tiempo, está siendo más fuerte”. En su caso, ella se encuentra “mal, muy triste y asustada” y se ha puesto en manos de un profesional de la salud mental: “Yo soy una víctima también. A mí me está tocando lidiar con algo que me he encontrado, sin comerlo, ni beberlo, porque no soy ni denunciante, ni denunciada”, sentencia la modelo. A pesar de considerarle inocente, no ve posible una reconciliación sentimental entre ellos. La pareja se casó en 2017 en Ibiza y no tienen hijos en común; Alves tiene dos, de 15 y 16 años, fruto de su matrimonio con su primera esposa, Dinora Santana.
La modelo ha dejado por un tiempo Barcelona y se ha establecido en Madrid: “Dani me ha suplicado que no me vaya, pero me he ido porque necesito trabajar. Necesito separar las cosas y volver a recuperar mi vida”, relata. Pensó alejarse de España y marcharse a París, pero Dani Alves no se lo permitió, ya que no le ofreció la ayuda económica necesaria para llevar a cabo su plan: “Me quería ir a París pero al precio que están los pisos allí, no iba a poder pagarlo. No sabía qué hacer, necesitaba largarme como fuera. Y solo por salud mental le pedí ayuda para poder dejar España. Pero Dani me dijo que no”, relata la modelo. Sobre las razones de Alves, Sanz tiene dos teorías: “Tengo dos versiones. Primero la que él me dijo, que es que ahora no podía económicamente. Y la otra, que no quería que me fuera de casa. No quería que me alejara para no perder ese contacto conmigo”.
Mientras capea el temporal, Sanz pide un imposible, estar alejada del foco mediático: “Me gustaría ser anónima, pero ahora estoy jodida”.
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