Orgullo y prejuicio
Se produce otra vez esa fascinación por las dos Españas, la calórica y sulfurada frente a la de dieta sana y contención. La del lujo sin ostentación y la de la ostentación de andar por casa
La revista ¡Hola! dedica su portada al matrimonio de Álvaro Castillejo Preysler con Cristina Fernández, celebrándola con múltiples páginas en su interior. Cristina, que se cambió una vez de traje, trabaja en el área de comunicación del Partido Popular en el Congreso. Tamara Falcó, por su parte, aportó una vaporosa polémica provocada por la airada reacción de Carmen Lomana, señalando que Tamara le había copiado el vestido al vérselo puesto en una cena promocional de hace unas semanas. Entretelas.
Un poco para devolvernos a la realidad, Lecturas prefirió entregar su portada a la boda de un ex de Terelu Campos, colaborador de Sálvame. Y claro, se produce otra vez esa fascinación por las dos Españas, la calórica y sulfurada frente a la de dieta sana y contención. La del lujo sin ostentación y la de la ostentación de andar por casa. Con este calor, es divertido refrescarse con ambas.
Pero lo que me ha asombrado de ¡Hola!, guía de la actualidad romántica, es que no dedique ni un párrafo a las vistosas declaraciones de una de sus proveedoras de contenido y exclusivas como es Isabel Pantoja. Me ha desilusionado, pensaba que el ¡Hola! sentía algo más por los miles de lectores gais que tiene en todo el mundo. Pantoja aprovechó su actuación en la gala de Mister Gay internacional para escenificar una orgullosa y festivalera salida del armario. Y lo hizo repitiendo la formula que María del Monte, que fue querida compañera de Isabel, ofreció en el pregón del Orgullo de Sevilla declarando “soy una más de vosotros” (por nosotros los LGTBIQ+), pero Pantoja cambió el españolísimo vosotros por el más latinoamericano ustedes. Nada de esto consiguió ablandar el férreo corazón castizo y conservador de mi revista de cabecera. Nada de esto lo considera reseñable, ni tampoco que el desfile en Madrid reuniera a más de 600.000 personas celebrando la libertad de amar. A pesar de que amor y vestidos es lo que vende la revista. Me han dicho que tengo muy idealizada a ¡Hola!, que nunca publicará la homosexual como una opción de vida. Para bajar la temperatura corporal que esto me produjo, me han dicho eso, que tengo idealizado a ¡Hola!
En plan Pantoja, quiero confesar que decliné acudir a la boda de Cristina y Álvaro, a la que me habían invitado, porque RTVE decidió que participara en la retrasmisión en directo de la manifestación del Orgullo junto a María del Monte. Todo va tan deprisa, todo se mezcla tanto, que agradecí esa invitación asociándola a una idea de éxito y felicidad. María, a la que pregunté su opinión sobre la similitud del discurso de Pantoja y el de ella, prefirió entonar evasivas antes que sumarse a una actitud menos calculada y más jubilosa de nuestra identidad. Es cosa de generaciones. O de educaciones. El día después, todavía confundido por lo vivido, confesé a unos amigos que quizás el hecho de no haber nacido en el país que me convirtió en estrella de su televisión allanó el camino de mi no salida del armario, porque aquí no tengo pasado, no soy hijo de nadie. Al contrario que Pantoja y Del Monte, no he tenido que recelar de la aprobación de mis padres. Pantoja y Del Monte han mostrado sus Orgullos el mismo año en que han fallecido sus madres. Siempre recuerdo que cuando tuve que “escenificar“ esa confesión de “papá, mamá, soy gay!”, mis progenitores se mostraron desconcertados por mi dramatismo. Y mi papá soltó sonriente lo de: ”¿A qué viene todo esto? ¡Siempre lo hemos sabido! Mi amor”.
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