2020: la doble hibernación de Carlos de Inglaterra
El heredero al trono británico, que cumplió el sábado 72 años, multiplica sus actos públicos, pero Isabel II deja claro que deberá seguir esperando para llegar al trono
Empieza a ser broma recurrente que, como ocurrió en España con Cuéntame, la serie The Crown (Netflix estrena este domingo la cuarta temporada) va a adelantarse al día en que Carlos de Inglaterra llegue finalmente a reinar. El príncipe de Gales celebró este sábado su 72º cumpleaños. El año de la pandemia, en el que Isabel II (94 años) ha permanecido durante meses aislada en el castillo de Windsor mientras su hijo y su nieto acaparaban la agenda pública de la Corona, ha concluido con el anuncio oficial de los preparativos para celebrar el Jubileo de Platino de la reina. Un puente oficial de cuatro días, del 2 al 5 de junio de 2022, en el que se conmemorarán por todo lo alto los 70 años de reinado de la monarca más longeva de Europa después de Luis XIV de Francia, el “Rey Sol” (72 años y 110 días). Y la señal más clara de que el príncipe de Gales deberá seguir esperando.
Las intrigas, reales o inventadas, de la crasa de Windsor se dilucidan siempre a través de mensajes anónimos en los periódicos tabloides. En el caso de la hipotética abdicación de Isabel II, la fórmula empieza a resultar repetitiva. Un supuesto experto en asuntos de la realeza afirma que esta vez sí, que ahora va en serio, y días después alguien se encarga de desinflar el suflé. El último intento corrió a cuenta del Daily Express. El biógrafo real, Robert Jobson, aventuraba que la reina abdicaría a favor de su hijo el próximo abril, al cumplir 95 años. Unos días después, el Daily Mail citaba fuentes del entorno de la monarca que aseguraban que espera con ansia la distribución de la vacuna de la covid-19, y que su intención es la de “reinar hasta el resto de sus días”, como prometió al llegar al trono.
En la jerga periodística británica hay una estrategia conocida como reverse ferret (dar la vuelta al hurón). Se atribuye al legendario director de The Sun Kelvin MacKenzie, que aseguraba que la misión fundamental de todo periodista es meter un hurón en los pantalones de toda figura pública. Si un periódico publicaba una noticia falsa o una línea editorial desacertada, el mejor modo de ocultarla era publicando lo contrario con más ruido. “Rompen el corazón de Carlos: La reina cumple su promesa, por lo que el príncipe de Gales quizá no reine nunca”, titulaba el Daily Express el viernes, después de conocerse el anuncio oficial del Jubileo. La clave está en el “quizá”, el permanente “quizá” en el que vive hibernado desde hace décadas Carlos de Inglaterra, para quien este 2020 ha resultado especialmente doloroso.
A pesar de haber padecido ambos la covid-19, se repartió con su primogénito Guillermo la gran mayoría de actos públicos de la realeza británica. Los disgustos familiares, como la escapada de su hijo Enrique y su esposa Meghan Markle a Canadá EE UU, han contribuido incluso a cimentar su imagen de pater familias decidido a poner orden en una institución demasiado dispersa y extendida, y adecuar la monarquía al siglo XXI. Todo parece haber conspirado, sin embargo, para volver a su sitio. Los duques de Cambridge, Guillermo y Kate Middleton, han visto crecer su popularidad durante este año hasta el punto de que la opinión pública británica vuelva a expresar su deseo de que se produzca el salto generacional. Un 41%, según la última encuesta de YouGov, preferiría que Guillermo fuera el próximo rey.
Lo más relevante del sondeo, en cualquier caso, es que un 58% de los consultados quiere que Isabel II aguante en el trono hasta su último aliento. Y la reina ya se ha puesto manos a la obra. Estuvo el pasado domingo al frente de los actos oficiales del Día del Recuerdo en Londres, en homenaje a los soldados caídos en la dos Guerras Mundiales. Y unos días antes, sin mascarilla, acudió acompañada de su nieto Guillermo al laboratorio militar secreto de Porton Down, donde se investigó entre otras cosas el intento de asesinato del agente doble ruso Serguéi Skripal hace dos años en Salisbury con un agente nervioso.
El duque de Cambridge ve crecer sus posibilidades, la reina demuestra que sigue al mando de la nave, y para colmo, el año termina con la cuarta temporada de The Crown, que volverá a recordar a millones de personas el momento más turbulento de Carlos de Inglaterra: su fracasado matrimonio con la princesa Diana.
El último golpe de efecto de Carlos ha sido su entrevista con el director de la edición inglesa de la revista Vogue, Edward Enninful, para charlar sobre su pasión por la moda sostenible. “Soy una de esas personas que prefiere reparar sus zapatos o sus prendas antes de arrojarlas a la basura”, decía el príncipe de Gales. “El problema”, añadía, “es que a medida que envejeces, cambia tu fisonomía, y ya no es tan fácil encajar en la ropa”.
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