La pasión de Sofia Loren, la actriz que defendió su nariz
A los 86 años, la intérprete italiana regresa a la pantalla tras diez años de retiro con la misma vitalidad de siempre y fiel a su imagen que la han convertido en una leyenda
A los 86 años, Sofía Loren está de vuelta. Tras diez años de silencio, la actriz italiana regresa con La Vita davanti a sé, (en cines este viernes y en Netflix el 13 de noviembre). Un trabajo que se interpreta como el punto y final a una carrera de 70 años. Todo comenzó con 17 años, cuando Loren conoció al famoso productor italiano Carlo Ponti, quien era 22 años mayor que ella, durante un concurso en 1951. La pareja tuvo un comienzo difícil. Mientras Ponti le hacía una prueba de pantalla, un camarógrafo gritó: “Es imposible fotografiarla. Su cara es demasiado corta, su boca es demasiado grande, su nariz es demasiado larga”. El productor en lugar de ponerse del lado de su eventual esposa, con quien se casó en 1957, avivó las críticas. “Sofia, ¿alguna vez has pensado en eso? Ya sabes, suavizar tu ¿perfil dominante?”. La actriz adolescente estaba furiosa por lo que se estaba insinuando. “Carlo, si estás sugiriendo que para hacer películas tendré que cortarme un pedazo de la nariz, bueno, entonces volveré a Pozzuoli porque no tengo intención de hacerme una operación de nariz”, respondió. Loren lo recuerda en sus memorias Ayer, hoy, mañana: mi vida y afirma que nunca ha pasado por el quirófano.
La actriz conserva intacto su estilo de diva, el glamur, la intensidad dramática, la voluptuosidad, la belleza explosiva y el poder de atracción que la han convertido en mito erótico de generaciones y generaciones y en musa eterna y fuente constante de inspiración para artistas de todas las disciplinas. Como leyenda del séptimo arte, ha servido de modelo para Penélope Cruz, a la que a menudo se compara con la diva italiana. Una vida de película que comenzó el 20 de septiembre de 1934 en la maternidad para madres solteras de la clínica Santa Margherita de Roma. Su padre era un joven romano con lejanos orígenes aristocráticos que le dio a regañadientes su apellido, Scicolone. Romilda, su madre, una eterna aspirante a actriz, volvió a su localidad natal, Pozzuoli, cerca de Nápoles, cuando se desvanecieron sus sueños de convertirse en estrella de cine y en la legítima mujer del hombre que le había dejado embarazada.
Aunque pretendientes nunca le han faltado, el único hombre de su vida ha sido Carlo Ponti, un productor italiano que se acabó convirtiendo en su mentor y su gran amor y con el que tuvo dos hijos después de sufrir dos abortos. “Señora, usted tiene unas caderas estupendas, es una mujer muy hermosa, pero nunca tendrá un hijo", llegó a decirle un médico.
En los orígenes de su historia de amor un titular la persiguió durante años: “Escándalo”. Además de la diferencia de edad entre ambos, Ponti estaba casado y tenía dos hijos. La ultraconservadora Italia de la posguerra no reconocía el divorcio y a ojos de la Iglesia y de la sociedad, el productor seguía casado con su primera esposa y la actriz era solo su “concubina”, a pesar de que habían contraído matrimonio civil en México en 1957 para tratar de formalizar su relación. La pareja llegó a enfrentarse a acusaciones de bigamia, hasta el punto de que tuvieron que huir juntos de Italia. Cuando ella recogió la Copa Volpi de la Mostra de Venecia a la mejor actriz por su interpretación en La Orquídea negra apenas se quedó unas horas en el Lido, por temor a ser detenida. Finalmente se convirtieron en marido y mujer en 1966, en una ceremonia civil que se celebró en París, después de obtener la ciudadanía francesa.
Sus trabajos con Vittorio De Sica la consagraron como una de las actrices más requeridas en el Hollywood de los años 50, donde protagonizó títulos como Deseo bajo los olmos (1958) y Orgullo y pasión (1957). Poco después, en 1961, por su magistral interpretación de una madre que escapa con su hija de la Roma ocupada por los alemanes durante la guerra en Dos mujeres, se convirtió en la primera intérprete en conseguir un Oscar con un papel de habla no inglesa. En 1991 recibió un Oscar honorífico, que se suma a un reguero interminable de premios internacionales.
Esta semana, Loren desmintió que Cary Grant le propusiera matrimonio como se ha publicado en un libro de memorias sobre el actor. "Era un hombre muy guapo y un actor maravilloso, pero no me propuso matrimonio”. Aunque la relación nunca progresó, Grant no dejó de pensar en ella. Cuando Loren se mudó a Estados Unidos siguió enviándole grandes ramos de rosas a la vista de Ponti.
Edoardo Ponti, su hijo pequeño y que ya la ha dirigido en otras dos ocasiones, es quien la ha convencido para salir de su retiro y ponerse en la piel de Madame Rosa, una superviviente del holocausto que entabla una emotiva relación con un niño inmigrante. “La energía y la pasión con la que afronta cada escena es una maravilla digna de ver”, ha dicho Ponti.
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