Tamara Falcó, una marquesa a la espera de tiempos mejores
La hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó continúa su ascenso como estrella mediática, tarea que antepone a iniciar los trámites para heredar el título nobiliario que le dejó su padre
Tamara Falcó prosigue con su carrera ascendente como nueva figura de la prensa social. Ella asegura que lo suyo nada tiene que ver con el éxito de su madre, pero lo cierto es que las firmas se la rifan y la televisión también. Presente ahora mismo en dos cadenas, en un programa de cocina de Televisión Española y en El Hormiguero de Antena 3, la hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó rentabiliza también su éxito promocionando productos. En uno de estos actos habló de ella y de su familia reafirmando su papel de portavoz autorizada. Una de las cosas que ha aclarado es el motivo por el que todavía no ha iniciado los trámites para convertirse en marquesa de Griñón, título que su padre dispuso fuera para ella, ya que sus dos hermanos mayores –Manuel y Xandra– ya disponían en vida de otros. “No he hecho nada, estoy esperando a que hagamos un funeral en su recuerdo pero como están las cosas...”. Griñón falleció el pasado mes de marzo a causa del coronavirus.
El fallecimiento del aristócrata ha recolocado algunas cosas en su familia, entre ellas, la relación con Esther Doña, la última esposa del marqués que siempre ha mantenido una tensa relación con los hijos de su marido. Cuando se le preguntó cómo estaba su relación con Doña, la respuesta de Tamara Falcó fue muy clara. “Era la mujer de mi padre y la respeto, lo que ocurre es que ese vínculo ya no existe. Cierto es que no coincidimos, y cuando eso surja, no pasará nada, nos saludaremos sin más. Con mi hermana Xandra he hablado”. La conversación entre ambas se produjo tras la muerte del marido de Xandra, Jaime Carvajal Hoyos, a primeros de mes a causa de un infarto fulminante.
Tamara ha desvelado cómo afronta la vida sin su padre. “Le echo mucho de menos. La muerte es de las cosas más difíciles con las que hay que lidiar, es parte de vida, y no deja de ser triste para los que se quedan. He tenido mis días de bajón, como todo el mundo. Todavía sigo conservando su número de teléfono”.
Tamara Falcó, de 38 años, se ha convertido en un rostro muy popular de la televisión, tras su triunfo en MasterChef Celebrity. “Es cierto que estoy muy televisiva, antes me daban miedo las cámaras, pero poco a poco se ha ido pasando. En el programa de cocina acabamos de renovar por tercera vez, en principio iba a ser tan solo para verano. El Hormiguero es un subidón, Pablo Motos es muy cariñoso y el equipo es genial”.
Durante mucho tiempo, Tamara Falcó fue vista por el público como una niña pija que debía su fama a ser hija de quien era. Ella era consciente de la imagen que daba. Fue por eso que decidió aceptar la oferta que le hizo el programa de cocina de Televisión Española MasterChef Celebrity y se encontró con la sorpresa de que no solo fue la ganadora de la edición sino que además se hizo con el favor popular. Falcó se ganó la simpatía general y con ello llegaron las ofertas de las firmas publicitarias que buscan su imagen como rentable reclamo para sus campañas. “Voy por la calle y muchas personas me paran. Eso no me pasaba antes del programa”, contó a este periódico. “Había gente que pensaba que era pija y tonta, pero me daba igual. Tantas horas de televisión permiten que se te conozca más. Creo que lo he conseguido”. Eso sí, siente pudor cuando se la compara con su madre o cuando se habla de ella como heredera de su trono en el mundo de la prensa social. “Lo de mami es imposible de conseguir. Ella tiene una fama mundial”, advierte.
Este 2020 está siendo su año. Tiene tanto trabajo que no ha podido tomarse más que unos días de vacaciones, pero no le importa. Es más, busca nuevos proyectos, varios de ellos relacionados con la gastronomía. Ha recibido algunas ofertas para abrir un restaurante pero cree no estar capacitada para tamaña responsabilidad. Sí ha contemplado la posibilidad de hacer alguna inmersión en el mundo de la comida saludable a través de algún canal. Ella sabe como nadie lo que es sufrir un problema de salud que le afectó a su físico y, en cierto punto, en su autoestima. Hace tres años tuvo un trastorno de tiroides que le hizo subir de peso y encontrarse mal. Ser objeto de seguimiento de los paparazzi por sus kilos de más no fue agradable. Tras meses de tratamiento superó su enfermedad. Se cuida pero asegura no ser una esclava de su físico. “Lo importante es estar sana”, proclama. De lo que no se libra es de que traten de emparejarla, pero a eso parece estar ya habituada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.