Esther Cañadas, el regreso de la supermodelo española que desapareció de las pasarelas
La ‘top’ de los años noventa ha vuelto a desfilar para Balmain tras años de ausencia, dos matrimonios frustrados y graves problemas de salud
En los últimos años el regreso de las que fueron las maniquíes que crearon el concepto de top models en los años ochenta y noventa es un recurso que utilizan algunos diseñadores para añadir atractivo a sus desfiles y que funciona como reclamo de cara a los medios de comunicación. Ocurrió en septiembre de 2017 en el desfile de Versace, que reunió sobre la pasarela a Cindy Crawford, Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Carla Bruni y Helena Christensen en el homenaje por el veinte aniversario del asesinato de Gianni Versace, su creador. Y volvió a ocurrir la semana pasada cuando algunas modelos míticas, como Erin Wasson, Helena Christensen y Liya Kedebe, presentaran los modelos de Balmain durante la Semana de la Moda de París.
Pero, además de estos tres nombres tan potentes, el desfile de Olivier Rousteing deparó otra sorpresa: el regreso de la top española Esther Cañadas después de varios años alejada de las pasarelas y la vida pública. Cañadas –que para los más jóvenes forma parte de la historia de las modelos españolas más punteras– ha sido también punta de lanza para la internacionalización de esta profesión en España. Nació en Albacete el 1 de marzo de 1977 y a los 14 años se trasladó a vivir desde Alicante, donde sus padres tenían un kiosco en la Albufereta, a Barcelona para probar suerte en el mundo de la moda. Su carisma y fuerza la llevaron dos años después a Nueva York para presentarse al concurso de Supermodelo, tras el cual su carrera comenzó una ascensión imparable. Fue habitual de las grandes pasarelas internacionales, París, Milán, Londres o Nueva York; desfiló para casi todas las marcas de primera línea, de Gucci a Dolce Gabbana pasando por Versace, Chanel Valentino, Calvin Klein e incluso el mítico desfile anual de la firma de lencería Victoria’s Secret. Fue musa de la diseñadora estadounidense Donna Karan y también fue su imagen, pero no se quedó ahí y su rostro y su figura la hicieron también embajadora de Emporio Armani, Versace y Gianfranco Ferré.
En paralelo a su fama sobre las pasarelas se desarrolló su popularidad fuera de ellas. Estaba en muchas de las citas sociales claves en cualquier parte del mundo y se casó con el que ha llegado a ser calificado como el primer supermodelo masculino de la historia: el holandés Mark Vanderloo. Ella tenía 22 años y él 28, celebraron una romántica boda en la Toscana (Italia) en junio de 1999 y nadie entonces pareció encontrar una pareja más guapa y estilosa para decir eso de “fueron felices y comieron perdices”. Pero la felicidad duró poco más de un año, la pareja se separó en noviembre de 2000, solo 16 meses después de esa boda que consiguieron mantener en la intimidad a pesar de su fama. Ninguno de los dos ha cargado tintas contra el otro en los años que han pasado desde entonces pero Vanderloo si llegó a insinuar en una entrevista con el diario ABC que la top española “se hizo daño algunas veces”. En cualquier caso lo que sí es una evidencia es que formaron una pareja que jugaban en la exclusiva liga de los triunfadores. Firmaron un contrato publicitario millonario para la firma Donna Karan que también resultó muy rentable para la marca de moda y que significó el principio de su historia de amor, y durante el tiempo que estuvieron juntos convirtieron en oro todo lo que tocaban.
Cañadas mantuvo unos años de visibilidad y volvió a contraer matrimonio en abril de 2007 con otra figura mediática, esta vez del panorama nacional, el piloto de moto GP y con el dos veces subcampeón del mundo, Sete Gibernau. La suerte que tuvo en la moda no la acompañó tampoco en esta nueva unión sentimental y la pareja se separó un año después de su boda y tras cuatro de convivencia.
Durante la última década se podría decir que el perfil público de Esther Cañadas ha sido prácticamente inexistente, alguna que otra aparición ocasional y poco más. En enero de 2013, se la vió en los juzgados de Esplugues de Llobregat (Barcelona) para testificar en el juicio de su exmarido, Sete Gibernau, por evasión de 2,8 millones de euros durante 2005 y 2006. Entonces llamó la atención su físico, muy alejado de la esbelta figura que la catapultó a la fama de la moda. Ella afirmó que se debía a la cortisona que debía tomar a causa de una enfermedad del sistema inmunológico. En 2014 se supo que había tenido una hija, Galia, sin que hasta el momento haya desvelado el nombre del padre. Un año antes había sido noticia por su compromiso con el empresario hotelero neoyorquino Vikram Chatwal, que rompieron solo unos días después de anunciarlo.
La modelo atendió la llamada de Olivier Rousteing, director creativo de Balmain, y cerró su desfile en París paseando a los 42 años el mismo poderío que la encumbró. Si este es un primer paso para su regreso o solo un paréntesis en su vida alejada de la moda por decisión propia, solo lo sabe la misma Esther Cañadas. Tampoco engañó a nadie mientras era una de las modelos más famosas del mundo: su sueño infantil fue ser detective privado, pero la moda se cruzó en su camino y lo cambió todo para siempre.
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