Plan para el finde: redescubrir los mercados
¿Qué invento es esto? ¿Tú también vas a hablar de la crisis, del BCE y de Draghi? Dios me libre. Los mercados a los que me refiero, los de comprar fruta, verdura, pescado y carne, son mucho más agradables. Yo es que tengo un súper cerca de casa, y además allí hago la compra más rápido. Puede ser. Pero el mercado tradicional ofrece múltiples ventajas: mejores productos -la diferencia en los frescos es abismal-, mayor variedad, trato más cercano y una experiencia de compra mil veces más divertida, humana y agradable. ¿Por qué propones esto precisamente ahora? Porque los mercados en primavera son un festival para la vista, el olfato y el paladar, y porque en un fin de semana con posible mal tiempo, están a cubierto. ¿Y además de comprar víveres, qué es exactamente lo que tenemos que conocer allí? Pues muchas cosas. Algunos de los de Barcelona, como el de la Llibertat o el de Galvany, son en sí mismos pequeñas joyas del modernismo; otros, como los nuevos mercados de Madrid, un festival del tapeo y la degustación gourmet, mientras que la arquitectura del Central de Valencia lo convierte en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. La mayoría de ellos (y seguramente, también el tuyo) tienen una agenda de actividades digna de seguirse.
¿Y si no sé por dónde empezar? Hay ayuntamientos y otras instituciones que organizan visitas guiadas por los mercados de las ciudades con diferentes criterios. Busca el que más te tire –historia, arquitectura, lo que sea– y apúntate. Vale, pero ¿cuáles son tus mercados favoritos y qué recomiendas de cada uno? En Barcelona, mi favorito es el de la Abacería, en Gracia, porque es enorme, está sin maquillar y en él se encuentra el puesto de fruta y verdura ecológica más barato del universo (esquina mar-Llobregat) y la deliciosa comida árabe preparada de L'Altra Riba. De La Boquería, el más famoso, publiqué hace tiempo una entrada con mis 10 paradas preferidas. ¿Y si no vivo en Barcelona? En Madrid, si te quieres salir del rollo pijigourmetoso, vete al de Maravillas o al de San Fernando en Lavapiés, que es un gustazo. En Bilbao vale la pena darse un garbeo por el de la Ribera o el del Ensanche, que no queda lejos del Guggenheim, prestando mucha atención a las pescaderías. Y en Santiago, por el de Abastos, donde más te vale pasar por Abastos 2.0 y probar su cósmica cocina pequeña. ¿Y si ninguno de estos me queda cerca? Madre mía, qué cruz. Pues ve al que tengas más a mano, a tu favorito o al que iba tu santa madre. Márcate un desayuno tardío (los bares del mercado suelen ser un festival de la tortilla jugosa, la sepia fresquísima y las albóndigas blanditas) y pasea un rato. Y si no te sientes suficientemente motivado sin no tienes un objetivo, busca una receta que te ponga palote y ve en busca de los ingredientes.
¿Cuál es tu mercado favorito? ¿Y sus mejores puestos? Compártelo en los comentarios.
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