Pasteles de nata portugueses
No soy demasiado goloso, pero uno de los dulces por el que sería capaz de asesinar son los pasteis de Belem o pasteles de nata portugueses. Se trata de unas tarteletas de hojaldre y crema cuya fórmula secreta sólo conocen los dueños de la pastelería del mismo nombre de Lisboa, convertida ya en una atracción turística gracias a la fama internacional del producto.
La popularidad de los pasteles es tal que en muchísimas pastelerías de Portugal se pueden encontrar imitaciones bastante logradas. Yo me conformo con tomármelos en A Casa Portuguesa en Barcelona, donde no sé si serán tan buenos como los originales, pero me ayudan a combatir la saudade a la vez que satisfacen al gordinflón que llevo dentro.
El otro día me lancé a prepararlos en casa, con resultados bastante dignos. Imagino que con hojaldre casero estarán mejor, pero no tenía ni tiempo ni energía para prepararlo, así que utilicé uno comprado. El guardián de las masas artesanas que suele dejar comentarios del tipo "tú siempre con las mierdas precocinadas" se enfadará, pero qué se le va a hacer. Por lo demás, mi receta es una mezcla de otras vistas en sitios como Velocidad Cuchara o Leite's Culinaria, a las que también podéis recurrir.
Dificultad
Media.
Ingredientes
- 3 cucharadas de maizena
- 300 ml de leche entera
- 100 ml de nata líquida
- 150 g de azúcar
- 5 yemas de huevo
- 1 vaina de vainilla
- Azúcar glas y canela para espolvorear (opcional)
Preparación
1. Mezclar la harina con 50 ml de leche en un bol grande hasta que quede homogéneo.
2. Poner a hervir 100 ml de agua con el azúcar y la rama de vainilla cortada por la mitad longitudinalmente. En el momento en el que hierva este almíbar, retirar del fuego.
3. Mientras, calentar el resto de la leche con la nata. Cuando esté bien caliente, antes de que hierva, añadirlo a la leche con la crema de maizena y mezclar bien.
4. Sacar la vaina de vainilla del almíbar e ir añadiéndolo a la mezcla anterior poco a poco sin dejar de remover con rapidez.
5. Cuando la crema anterior se haya templado un poco, incorporar las yemas de huevo y mezclar. Cubrirlo con plástico que quede pegado a la crema y reservar.
6. Precalentar el horno a temperatura máxima (260 grados).
7. Estirar la masa de hojaldre con un rodillo hasta que quede bien fina. Cortar con un cortapastas redondo que tenga más o menos el tamaño de los moldes. Acostar en ellos los discos y, con los dedos mojados en agua, aplastar la masa sobre el fondo y los bordes para que quede lo más fina posible. No importa que sobresalga un poco de masa por los bordes.
8. Rellenar 3/4 partes de los hojaldres con la crema (no pasarse por aprovecharla toda porque con el calor subirá y rebosará).
9. Hornear unos 8-10 minutos hasta que el hojaldre esté hecho y de color marrón. Dejar enfriar unos minutos, desmoldar y pasarlos a una rejilla. Como mejor están es templados, pero se pueden comer fríos, espolvoreados si se quiere con azúcar glas y canela.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.