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50 años definiendo el criterio Pilma, el secreto de la emblemática tienda de muebles de Barcelona

Los hijos y nietos de Ricard López y Magda Barceló siguen al frente de esta empresa familiar que factura 17 millones de euros al año y ha sobrevivido airosa a las vicisitudes del sector del mueble. Uno de sus puntos fuertes es que todo lo que venden es coordinable y combinable

Pilma tienda de muebles
Las tres generaciones de Pilma que trabajan en el negocio familiar: los nietos Maria, Arnau y Ricard López; los hijos Ricard y Pau López; y el fundador, Ricard López.Gianluca Battista
Mar Rocabert Maltas

Pilma ya ha cumplido 50 años. La icónica tienda de muebles de Barcelona, una empresa familiar que factura 17 millones de euros al año, abrió su primer local en 1974, como continuidad lógica del taller de ebanistería que tenía el padre de Ricard López, quien junto a su mujer, Magda Barceló, creó Pilma. Desde entonces, y ante las diferentes vicisitudes que ha sufrido el sector del mueble, han ido definiendo contra viento y marea el criterio Pilma, una pauta difícil de describir, pero reconocible a primera vista en cualquier rincón de sus tiendas, como la situada en la avenida Diagonal de la ciudad, la más popular. En estas cinco décadas han abierto siete establecimientos, tres de ellos en Barcelona —donde además también tienen un outlet—; dos en Madrid —el primero dedicado a las maletas bajo el nombre de Pilma Travel; y una gran tienda abierta en 2021 en el barrio de Salamanca—. Además, tienen otro comercio de artículos de viaje en Puerto Banús (Marbella).

En una de las entrevistas con profesionales del sector que la marca ha publicado en su página web para celebrar sus 50 años y poner en valor su apoyo al mejor diseño, el arquitecto y diseñador Alex Fernández Camps saca a relucir el criterio Pilma para referirse a la lógica de selección de lo que este comercio incluye en su catálogo. “Hay un criterio claro, ni bueno, ni malo, es un criterio Pilma”, afirma. Y hasta se atreve a decir que entiende perfectamente por qué algunos de sus diseños no están. No es fácil definirlo, pero curiosamente salta a la vista. Según Ricard y Pau López Barceló, la segunda generación al frente de la empresa donde ya trabaja la tercera (Ricard y Maria López Vidal y Arnau López Garulo), “son muchas cosas, un cúmulo de circunstancias, que no tienen que ver solo con la comercialidad de un producto, pero lo debe ser, claro”. Se podría decir que uno de los puntos fuertes de esta manera de entender el mobiliario es que todos los elementos que venden tienen que ser coordinables y combinables. “Lo nuevo tiene que combinar con lo antiguo y con lo que vendrá”, coinciden los dos hermanos en la conversación con EL PAÍS.

En esta continuidad está la clave del éxito de Pilma, un nombre que combina las primeras letras de Pilar, madre del fundador, y las dos iniciales de Magda, formando un característico logotipo de Josep Baqués creado en los sesenta que se conserva en el Museu del Disseny de Barcelona y su rebranding se llevó tres Premios Laus de diseño. El catálogo se renueva y actualiza cada temporada, pero a veces son cambios casi imperceptibles para el cliente. Además, están los iconos de la tienda, algunos prácticamente desde el primer día, como las lámparas TMM o Cesta, diseñadas por Miguel Milá y que actualmente comercializa Santa & Cole; la estantería Tria, de Mobles 114; o el sofá cama Sleep, que ha vuelto a venderse mucho en los últimos dos años.

Muebles de PLM Design en la tienda Pilma de la avenida Diagonal de Barcelona.
Muebles de PLM Design en la tienda Pilma de la avenida Diagonal de Barcelona.Gianluca Battista

Lo que ha contribuido indiscutiblemente a formar el criterio Pilma ha sido su propia marca PLM Design, que supone actualmente el 80% de las ventas. Fue hacia 1990 cuando decidieron dar el paso de crear su mobiliario, sobre todo de comedor y salón, para ajustarse a los estilos que veían más vendibles y atractivos para el público barcelonés, y que han ido definiendo el reconocible criterio de la firma. Los clientes suelen comprar los muebles de forma aislada, de manera que, si todo es combinable, se facilitan las elecciones, y con la marca propia este valor se reforzó. “Traspasamos generaciones, hay artículos que evolucionan con los tejidos o los acabados”, argumenta Pau.

Para ellos es una fuente de orgullo que los hijos de sus clientes también acudan a Pilma y les cuenten que conservan muebles que eran de sus padres comprados aquí. La tienda de Diagonal, abierta en 1987, fue la pionera de esta nueva milla del mueble en la que se ha convertido este tramo de la avenida. Desde paseo de Gràcia hasta Francesc Macià, las tiendas de muebles y decoración, de todos precios y estilos, se multiplican a ambos lados. Sin saberlo, ellos pusieron la primera piedra de este nodo y han tenido la suerte de tener los locales en propiedad, algo que les ha permitido permanecer en esta Barcelona de alquileres por las nubes.

Las butacas Timeout son un clásico que llevan más de 20 años en las tiendas Pilma.
Las butacas Timeout son un clásico que llevan más de 20 años en las tiendas Pilma. Gianluca Battista

Su capacidad de adaptación a cada momento ha hecho el resto. Cuentan que con la aparición de tiendas de menaje a bajo precio fueron retirando poco a poco de sus estanterías los pequeños objetos de la casa. Lo mismo pasó con los tejidos, que ya no figuran entre sus paredes. Y la desaparición de las listas de boda se llevó también otro tipo de objetos de decoración. Poco a poco, volvieron a los inicios, concentrando las ventas en el mueble. Así empezó todo, cuando Domingo, el padre del fundador, montó su taller de ebanistería en 1929 en la calle Llançà. La iluminación también es parte importante de su negocio, y de lo poco que no fabrican. Eso sí, son fieles a unos proveedores. No van cambiando sin ton ni son porque solo con perseverancia se forja un estilo. Y parte del estilo Pilma también son los muebles de Kartell y Stua, las principales marcas ajenas que comercializan.

De hecho, ellos apuntan que más que un criterio defienden un estilo de vida, y la sección de maletas forma parte de ello. Empezaron a venderlas porque a los novios les iba bien incluirlas en la lista de bodas para su luna de miel, y fue de lo poco que se quedó cuando esta tendencia se terminó, en parte porque comprar las maletas aquí se popularizó sobre todo entre clientes asiáticos, que encontraban alguna de sus marcas favoritas a mejores precios que en su país. Incluso en Madrid y Puerto Banús tienen dos tiendas solo dedicadas a viajes, Pilma Travel. Actualmente, venden dos marcas de alta categoría como Floyd y FPM. Además, uno de sus artículos más curiosos son los carros de aerolínea vintage. Hay clientes que los valoran mucho para guardar objetos o como mueble bar.

Algunos diseños icónicos de Pilma, como la lámpara TCM de Miguel Milà.
Algunos diseños icónicos de Pilma, como la lámpara TCM de Miguel Milà. Gianluca Battista

La oportunidad de cerrarlo todo

Pero si ha habido un momento crucial en Pilma ha sido precisamente la pandemia del coronavirus, que limitó drásticamente la vida pública. Cuando todo estaba cerrado aprovecharon para hacer una reforma total de sus locales, algo que es muy difícil cuando la vida comercial está en marcha. Las reformas y la apertura en el madrileño barrio de Salamanca, en 2021, fueron un punto de inflexión que les ha permitido crecer. A pesar de que el catálogo de Madrid es el mismo, Ricard y Pau cuentan que el cliente es muy diferente del catalán. Aquí es mucho más autónomo y el de la capital pide mucho más asesoramiento, aseguran. Además, la forma de amueblar también difiere. Si en Cataluña no hay prácticamente diferencias a la hora de escoger el interiorismo de un piso en Barcelona, una casa en la Costa Brava o un apartamento en la Cerdanya; en Madrid el estilo cambia mucho en las viviendas de fuera de la ciudad, que en seguida decoran con un aire mucho más rústico.

La apertura hace unos 15 años del outlet fue todo un acierto que les ha permitido mayor circularidad en las tiendas. De su propia marca, la butaca Timeout es uno de los top en ventas. Hace 25 años que la tienen, pero la van actualizando con los tapizados y acabados. La mesa redonda extensible Iris o las sillas Hiro e Hite también están entre los muebles más vendidos de PLM Design. De otras empresas, las lámparas TMC y TMM de Milà ocupan la lista de objetos más buscados, así como la lámpara de techo Tanit de Bover. En los últimos tiempos ha aparecido otro icono, la lámpara portátil Followme de Marset. En cambio, lo que está totalmente demodé son las librerías, reconocen con cierta aflicción, además de los muebles a medida.

De izquierda a derecha: Ricard López, Pau López (sentado), Maria, Arnau y Ricard López (los nietos) y Ricard López, el fundador de Pilma.
De izquierda a derecha: Ricard López, Pau López (sentado), Maria, Arnau y Ricard López (los nietos) y Ricard López, el fundador de Pilma.Gianluca Battista

Con siete tiendas y 7.000 metros cuadrados de exposición entre Barcelona y Madrid, no hay duda de que los amantes del interiorismo disfrutan paseando por los ambientes que se crean en cada tienda, donde es posible imaginar las casas soñadas, pero si hay un camino a impulsar es el de la venta online. En los últimos tiempos han mejorado la web y se ha notado enseguida en las ventas, cuenta Roger Nierga, director de marketing. Un camino que sin duda potenciarán en los próximos meses. Aunque el negocio vaya viento en popa, la austeridad y la discreción seguirán formando parte del estilo de Pilma, tanto de los muebles como de la casa, porque son valores que están en el ADN de esta empresa familiar. Y de la mayoría de las casas que amueblan.

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Sobre la firma

Mar Rocabert Maltas
Es periodista de tendencias y cultura en la redacción de Cataluña y se encarga de la edición digital del Quadern. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la Agència Catalana de Notícies. Vive en Barcelona y es licenciada en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra.
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